"Crecimos llenos de tradiciones griegas"
ANTOFAGASTINIDAD. Francisco Romero Papasideris, ingeniero civil industrial y líder Scout.
En 1910 Demetrio Papasideris se embarca en un largo viaje por el mundo que desemboca finalmente en Chile, y más precisamente en Antofagasta, donde se establece y forma una familia.
Cinco generaciones después, este apellido griego sigue presente en la zona.
Francisco Romero Papasideris es uno de los descendientes de ese aventurero llegado hace más de un siglo.
Francisco es ingeniero civil industrial de la UCN y actualmente ejerce como director regional de la Aduana de Antofagasta. Eso en lo formal, porque además es un activo integrante del movimiento Scout.
¿Por qué tu bisabuelo decide atravesar el mundo para establecerse en Antofagasta?
-Mi bisabuelo Demetrio Papasideris nació en la isla de Mármara, en Asia Menor, hoy Turquía. Por conflictos propios de la época entre Grecia y Turquía, se trasladan a Atenas y, posteriormente, en búsqueda de nuevos horizontes se embarca solo a buscar nuevas oportunidades, llegando finalmente a América, donde formaría su propia familia.
En Chile trabajó como buzo, y estuvo ligado al mar en Coquimbo, Mejillones y Antofagasta. Incluso participó en la construcción del actual molo de protección del Puerto de Antofagasta. Luego formaría distintos comercios en la ciudad, destacando el "emporio Papasideris" y la única Reparadora Eléctrica de Calzados de su época.
¿Qué virtudes le encuentras a tener una ciudad tan cosmopolita como la nuestra?
-Cultura e historia. Siempre Antofagasta se ha caracterizado por recibir fuertes influencias personas de afuera. No solo inmigrantes, sino que de otras regiones. Yo lo veo como una gran oportunidad de compartir visiones distintas y sumar cultura a nuestra ciudad.
¿Qué recuerdos guardas de tu infancia?
-Como digna familia griega, la vida familiar es un pilar fundamental durante el crecimiento. Así, los recuerdos familiares de reunirse casi todos los días, en especial los fines de semana, son muy especiales. Crecimos llenos de tradiciones griegas. Cada Pascua de Resurrección se pintaban huevitos y luego se chocaban entre sí, o participábamos de las danzas en las "festividades de colonias extranjeras", que se realizaban en octubre. Es inevitable recordar cuando llegábamos y había aroma de dulces griegos recién cocinados.
Mi abuelo, Anesti Papasideris, fue una persona muy influyente en mi vida desde niño, pedía salir "a dar una vuelta" a ver los barcos y pasear por la costanera, eso lo hacía muy feliz. Siempre sintió su sangre griega, no hay nadie que me haya inculcado más el amor por Antofagasta que él.
Anesti veía que ésta era su ciudad, que lo acogió, y donde construyó su nueva vida, y ese cariño y agradecimiento se traspasó a la familia, quienes en su mayoría estudiamos y trabajamos aquí.
¿Cómo y por qué te inicias en el mundo scout?
-A diferencia de una trayectoria normal, yo no fui Scout desde niño. Hasta 4to medio era muy deportista, y luego de una importante lesión busqué otra actividad que llenara mi vacío de "trabajo en equipo". Como muchos que no conocen el escultismo desde adentro, pensé que Scout sería una experiencia de solo aventuras y campamentos, por lo que decidí probar. A los seis meses me ofrecieron hacerme cargo de una unidad, y luego de conocerlos y entender que es una educación no formal fuerte en valores y en servir a los demás, ya van casi 15 años que sigo participando, sin parar, de una u otra manera.
¿Qué has aprendido durante tus años en este movimiento?
-El verdadero trabajo en equipo, sorprenderse por lo simple, que el verdadero aprendizaje es haciendo, y a ser leal y digno de confianza. Todo lo anterior en un ambiente de hermandad y familiar. Los lazos y amistades que se generan en el movimiento son para siempre, y es un círculo muy sano.
¿Sientes que en la filosofía scout hay respuestas para el mundo que nos tocará enfrentar después de la pandemia, cuáles?
-Por supuesto. Desde la rama más pequeña se enseña que servir a los demás, sin esperar recompensa, es un valor fundamental. Luego de la pandemia necesitamos un mundo más social, menos egoísta y que se preocupe de los demás. Puedo decirte que me llena de orgullo conocer a alguien servicial, con su rostro lleno de alegría ayudando, y antes de preguntarle saber que esa persona es o fue Scout.
¿Cuál es tu lugar favorito de la región?
-Hay 2 cosas con que Antofagasta siempre me va a sorprender: sus atardeceres de colores y su manto de estrellas infinito. Y para ambas, no hay solo un lugar... somos afortunados.
¿Cómo imaginas Antofagasta en veinte años más?
-Como una ciudad desarrollada y con antofagastinos con un sentido de pertenencia real. Imagino a Antofagasta como un centro académico y cultural del país. Que, tras una estrategia e inversión fuerte, sea un polo generador de conocimiento de Energías Renovables e industrial, que aprovecha la materia prima obtenida para manufactura de productos terminados. Un lugar donde sea reconocido por ser una ventana que muestra a Chile hacia el mundo.