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prolongado. Por lo tanto, eso nos obligó a ir a un proyecto de ley que por suerte ya va saliendo luego de casi 60 días de tramitación, que lo que hace es ampliar esa ley, mejorar los giros, los montos de dinero que reciben los trabajadores, extender los pagos. Además, nos da la posibilidad al Ejecutivo, si se da la condición, de extender por decreto esta ley que ha sido un instrumento súper valioso, súper relevante. Quiero subrayar la importancia que ha tenido esta ley. Tener más de 700 mil trabajadores suspendidos es un drama, pero el drama habría sido aún mayor si hubieran perdido su pega. Hoy esos trabajadores están expectantes ante la posibilidad de recuperar sus puestos en la medida que la economía vaya abriendo". Con respecto a las demás medidas, siempre he dicho que esta es una película y no una foto. Que es una película con capítulos por descubrir. Puede tener desarrollos y evoluciones muy distintas a las que uno anticipa y por eso el otro principal instrumento acá ha sido el IFE, que ha tenido sucesivos cambios, adaptaciones, errores, correcciones de los errores que son propios de estos procesos. Pero la buena noticia es que el mes pasado llegamos casi a dos y medio millones de familias y este mes estamos llegando a tres millones. Estos son casi ocho millones de chilenos aproximadamente que están recibiendo IFE. Esa es una cifra muy sustantiva, vale decir, más de cuatro de cada 10 chilenos lo están recibiendo. Eso es enorme. Pero ningún país puede tener para siempre ingresos de emergencia. Por lo tanto, tenemos que poner el acento, a medida que lo peor vaya quedando atrás, de recuperar las fuentes permanentes de ingresos de las familias, que son los puestos de trabajo.
Recortes en regiones
-¿Hay regiones que han debido recibir más apoyo?
-Esa es otra dificultad. Uno podría decir "esto lo voy a organizar dependiendo por el nivel de afectación de la región". Y es razonable, pero genera otro tipo de complicaciones. Acá nada es fácil y hemos optado por la masividad aplicando criterios de caída de ingresos en clase media. En el caso del IFE, lo mismo, para un segmento masivo de la población que haya tenido problemas para mantener sus ingresos. Uno podrá decir que acá hay regiones que ya no están en cuarentena y siguen recibiendo IFE. Sí, es un punto, pero por ahora hemos optado por la masividad.
-¿Cómo se explican los recortes en el Fondo de Desarrollo Regional? Algunas regiones alegan rebajas de hasta 20%.
-Tu pregunta me da la posibilidad de explicar, acercar algo que se ve en frío. Lo básico, a todas las regiones, por Ley de Presupuesto, es que se les asigna un monto para que puedan ejecutar a lo largo del año. Al igual que cuando uno planifica gastos en el presupuesto familiar, uno va monitoreando cómo se va gastando y lo que ha pasado en todo Chile es que producto de la pandemia ha habido una subejecución inédita, porque las obras que se estaban ejecutando o que se iban a echar a andar no se pudieron echar a andar por razones obvias. La pregunta que te haces es "¿me hago el leso y me sobra plata, pero me van a preguntar por qué te sobró?"; o dices "saquemos parte de esa plata y gastémosla entre otros, en las mismas regiones", en cosas como las que estamos hablando, porque el IFE va a regiones (dos de cada tres beneficiaros son de regiones), el Bono Clase Media también… las cajas de alimentos. Ese primer concepto no es que esté quitando plata y producto de ello las regiones van a tener que dejar de hacer cosas. No, lo que estamos diciendo es que vimos que va a sobrar plata por una subejecución muy marcada. El mensaje más importante para las regiones es que ningún proyecto de los que están en ejecución o que vayan a iniciarse será retrasado o va a quedar sin implementación producto de falta de recursos. Ese es un compromiso que quiero subrayar. Si las regiones son capaces de recuperar el tiempo perdido en materia de ejecución de alguno de estos proyectos, van a tener los recursos, van a disponer de ellos. Lo que hoy hacemos es una proyección basados en las medias históricas.
-Ha estado implementando un programa para hacer más transparente el gasto público. ¿Cuáles son sus pilares?
-Más que nunca es necesario asegurar un uso eficiente de los recursos públicos, asegurarse que la plata esté bien gastada. Hemos empujado esto desde el año pasado, de mejor gasto público. Tiene ese norte, asegurarles a los chilenos que estamos gastando bien su plata. Es un sacrificio enorme que hacen los más ricos y los más pobres. La gente más pobre se gasta toda su plata en consumo y eso paga IVA. Hay que asegurar que esa plata esté bien gastada y tenemos el deber de ser súper transparentes de acercar el presupuesto y rendir cuenta y hacer esta gestión lo más ciudadana posible. Por eso que un hito importante fue este reporte de cómo se gastaron los impuestos que les mandamos a los tres millones de contribuyentes, agradeciéndoles su aporte.
El segundo hito es lo que hemos llamado el Presupuesto Base Cero Ajustado, y es una idea sencilla que hacen en su casa todos. Si hago un presupuesto y me cambian las condiciones por una enfermedad, o si tengo un hijo que va a la universidad, lo cambio año a año. No hay razón para que el fisco no haga lo mismo. Hemos colaborado con todos los servicios públicos y les pedimos que nos identifiquen sus prioridades fundamentales y dónde pueden ellos hacer economía para que con esas economías las sobreinvirtamos en esas mismas prioridades, o bien que esos recursos los reasignemos y los focalicemos en otras prioridades del país, por ejemplo, los subsidios al empleo, las transferencias monetarias, los apoyos a la pyme. En esto estamos enfocados ahora, lo queremos empujar con fuerza, va a ser un elemento fundamental de la discusión presupuestaria que se viene.
-Hay un informe del Observatorio del Gasto Fiscal apuntando a deficiencias en la transparencia de los gastos por covid-19.
-Hay que mejorar en transparencia. Hemos tomado parte de las recomendaciones para ir viendo el gasto covid. De hecho, es poco conocido, porque el sitio web de Hacienda no será el más sexy, pero tenemos en la página desde hace tres meses una parte que se llama Reporte Hacienda. Ahí están todas las medidas covid que hemos implementado, desagregados por región y vas a ver el IFE, cuánta plata por región, los bonos de clase de media. La actualizamos a medida que van saliendo los datos y eso es un norte ciudadano. Hay veces que la gente dice "yo creo que el Bono Covid es pura chiva y que no se ha entregado". Bueno, acá están los números. A julio habíamos tomado más de 49 medidas, casi una por cada tres días, en promedio, legales, administrativas de diversa índole, devolución de impuestos, contribuciones, Ley de Protección del Empleo, bonos, las medidas propyme, el Fogape. Esto sigue. La idea es que se nutra todo el tiempo y que sea lo más ciudadano posible.
-Usted fue un gran detractor del 10%. ¿Ha cambiado su opinión con el efecto positivo que tuvo en el consumo?
-Lo que planteé es que esto iba a tener un efecto negativo en las pensiones y que eso era algo en lo que había que fijarse. Tenemos un gran debate por un problema evidente en las pensiones y lo sigo manteniendo. En segundo término, planteé que me parecía insólito que esto se hiciera libre de impuestos. Y eso lo sigo manteniendo. No es casualidad que postaprobación de esa reforma constitucional hoy la prensa esté llena de avisos de corredoras de bolsa, de bancos de inversión y otros ofreciendo APV. Precisamente porque hay gente que retiró y que no necesita esa plata y que va a tener una franquicia tributaria que se le regaló. Y respecto del efecto, mire, es evidente que una inyección de recursos de este monto (a la fecha se han retirado más de 11 mil millones de dólares) genera por supuesto un alivio para muchas familias, genera una inyección de liquidez para muchas familias y por esa vía genera una dinamización del consumo. Lo hemos visto en regiones, en Santiago, las compras de distintos artículos se han disparado y ese aumento del consumo que forma parte de la demanda agregada genera actividad económica. Es obvio que esto iba a pasar, y es economía básica, pero el punto de fondo es que eso no nos puede llevar a olvidar que acá el desafío principal es cómo recuperamos nuestra economía y su velocidad de crecimiento de forma permanente. Ya pasó, ya di mi opinión, siempre fui franco, directo y honesto. No busco ventajas mediáticas y acomodarme aquí o allá para ganarme un punto de popularidad. No es lo mío.
El plebiscito
-¿Qué le parecen las campañas por el Apruebo y el Rechazo?
-En cuanto al plebiscito me quedo con lo que ha dicho el Presidente: hay que tratar de desdramatizar el plebiscito, no verlo como una suerte de referéndum entre buenos y malos. Al contrario, esto tiene que ser una gesta ciudadana, participativa, pensando en Chile. Una gesta alegre, de la democracia y que admite posturas que son ambas muy legítimas. Enfocarlo desde una perspectiva binaria, dicotómica, es un error como país. Hay que enfrentarlo con optimismo, con una mirada de futuro de lo que significa. Incluso las personas que están por el Rechazo también creen que hay que hacer cambios constitucionales relevantes: yo me quedo con eso, hay que imprimirle un sentido ciudadano y no que esto sea visto como algo propio del mundo político, hay que sacarlo de los partidos. Ese es el sentido de una Constitución, ya sea porque gane uno u otro, los cambios constitucionales tienen que ser las macrorreglas en las cuales nos encontremos y que limiten la convivencia en los aspectos fundamentales, los derechos y deberes fundamentales que todos tenemos.
-¿Se habla en el gabinete del plebiscito? Es sabido que hay ministros por una y otra opción.
-Es de lo más normal. Eso refleja el espíritu. En el comité político tenemos posturas distintas, pero somos todos amigos. Tenemos buena relación y no empaña en nada eso. Quizás es un buen resumen de cómo debiera ser. Si en el mundo político no estamos divididos ni peleados por el Apruebo o el Rechazo, esa debiera ser la vara para toda la ciudadanía y ojalá lo entendemos así y podamos salir más fortalecidos. Sería malo que luego algunos reivindiquen esto como una victoria y haya vencedores y vencidos y eso sería fatal. Eso es lo que hay que instalar y evitar.
Desafío pospandemia
-¿Qué descubrimos con la pandemia?
-Esta crisis ha revelado el costo enorme que tiene la informalidad y nosotros tenemos mucha informalidad en Chile. Es algo en lo que debemos poner el acento, porque finalmente la informalidad implica precariedad, no tener seguridad social, pero también significa desde el punto de vista del país que no tenemos los recursos para poder responder a las demandas sociales. Piensa sólo en pensiones: no es sólo porque nuestra tasa de aporte es baja, sino que el principal problema es que la base de cotizantes es muy estrecha. Y la razón es muy sencilla: cuando el mundo es muy informal y no tienes un empleador que hace la cotización, no cotizas. Hoy día, de 10 trabajadores, es como si tres de ellos cotizaran regularmente durante todo su ciclo de vida laboral y los otros siete no lo hicieran nunca. De ese modo es imposible tener pensiones dignas, independientemente del sistema, si es de ahorro individual puro, mixto o de reparto. Piensa tú en los problemas que hemos detectado. En el Bono Clase Media detectamos una informalidad enorme. Muchas de las personas que reclaman se quejan de que tenían un millón de pesos de ingreso y uno les dice "¿dónde están?". No están registrados en ninguna parte. Los taxistas, colectiveros, no tienen ingresos formales. Más de 70 mil choferes viven en una precariedad absoluta, no tienen seguros de accidentes, no cotizan. Hay un desafío enorme de formalizar todo lo que se pueda.
-¿Y recién se da cuenta el Estado de esta informalidad?
-No es que lo hayamos descubierto ahora. Lo sabíamos, solo que ahora se hace muy evidente, porque nunca en nuestra historia hemos tenido que llegar tan masivamente a una población. Imagina que cuando no tienes los datos de las familias, porque no hay registro administrativo que les permita saber dónde están, cuánto ganan, qué situación tienen. Hay un Registro Social de Hogares, pero queda muy desactualizado. Cuando no tienes datos, y los datos se construyen sobre la base de registros administrativos, se hace mucho más difícil llegar. Tenemos un problema grande de informalidad que no va a ser fácil. Eso obliga a revisar nuestra política social, que en muchos sentidos incentiva la informalidad, y nos hemos hecho los lesos durante años. Porque si paso a ser formal, pierdo tal o cual beneficio, por tanto, las mismas personas dicen "no, sabe que a mí no, cotíceme por el mínimo, no nos veamos la suerte entre gitanos". Todos tenemos una experiencia de aquellas. Acá hay que relanzar nuestra política social para que apoye vía transferencias a las familias que más lo requieran, pero incentivando la formalidad. Hay que abordarlo con decisión.