"Siento profundo respeto por la pobladora"
ANTOFAGASTINIDAD. Juana Guerrero Yáñez, profesora de Química y Biología.
La profesora de Biología y Química, Juana Guerrero Yáñez, se casó en 1976 con el entonces exdiputado y más tarde alcalde de Antofagasta Pedro Araya Ortiz; y de ese matrimonio nacieron tres hijos: Pedro, también exdiputado y actual senador; Jaime, abogado y exconcejal; y Carlos, profesor de Historia.
La docente, de profunda fe católica y convicciones feministas, trabajó toda su vida en el Liceo Técnico A 14, y paralelamente también hizo clases en Liceo Nocturno, que funcionaba en el Liceo Hombres.
Juana Guerrero nació en Pueblo Hundido, actual Diego de Almagro, y llegó a los 5 años a estudiar al internado del Instituto Santa María, y de ahí no se movió más de Antofagasta.
¿Qué recuerdos guarda de su labor como profesora?
- Pienso que fui muy privilegiada al haber ejercido toda mi vida profesional como profesora. Viví la Reforma Educacional de Frei Montalva, en que los estudiantes de pedagogía estábamos llenos de mística y de ganas de servir al país. Luego me tocó vivir los años de la dictadura, un tiempo amargo, donde sufrí mucho tanto con mi familia, como con mis alumnas del Liceo Técnico; y también fui profesora a la vuelta de la democracia. Algo que agradezco es encontrarme con exalumnas que tuve hace más de 40 años y que todavía me digan señorita, incluso cuando me presentan a sus nietos. Mis hijos todavía se ríen de eso. Haber sido profesora me permitió ayudar a que el mundo fuera un poquito mejor.
¿En los tiempos actuales, qué enseñaría a los jóvenes?
- Hacer clases hoy es un desafío inmenso, yo me atrevería a volver a las salas, tal vez no para enseñar ciencias, pero para entregar contenidos de formación, para tratar de enseñarle a los jóvenes a que se quieran, que se quieran mucho y se respeten. Estando conscientes de ser personas únicas e irrepetibles, y teniendo eso claro, pueden llegar donde quieran.
¿A quién admira y por qué?
- Siento una profunda admiración y respeto por las mujeres pobladoras, en estos días me ha tocado acompañar a varias amigas pobladoras que están pasando situaciones muy difíciles. La gran mayoría de las ollas comunes que hay en la ciudad están organizadas y mantenidas por mujeres, y siempre dan un ejemplo de vida, porque son personas anónimas, que además de dar vida, son capaces de sacrificarse y trabajar solidariamente por los demás, incluso a veces sin conocerlos. Para ellas es mi respeto y mi admiración por su disposición a darlo todo.
¿Qué opinión tiene del Antofagasta actual, le gusta la ciudad y la región que hemos construido?
- Antofagasta ha cambiado mucho, está más bonita claramente, pero me preocupa que se pierde el sentirse antofagastino, sentirnos dueños de la ciudad, quererla, cuidarla, vibrar con ella. Me duele la indiferencia de muchos, la ciudad es de todos, y todos juntos debemos trabajar para hacerla mejor y más justa.
¿Qué le diría a las personas que ven a la región exclusivamente como un lugar de trabajo?
- Me molestan las personas que dicen que vienen solo a trabajar a la ciudad, cuando mi marido fue alcalde, se lo dije a las esposas de ejecutivos mineros y de uniformados que tenían esa mirada. Si hasta sentían que nos hacían un favor con venir a la región, los que vengan tienen que ser agradecidos y humildes.
¿Cómo es para usted tener una familia tan comprometida con la política y el servicio público, le habría gustado que se dedicaran a otra cosa tal vez?
- Una aventura maravillosa, con cosas muy lindas y muy feas, porque uno puede ver como ayudan a personas que lo necesitan mucho, como se comprometen con la ciudad y sus necesidades. Y también es muy doloroso cuando no les resultan las cosas, y sobretodo cuando escucho tantas acusaciones falsas. Como toda mamá, me gustaría que tuvieran una vida más tranquila, dedicados a ejercer sus profesiones, que vivan felices, que disfruten la vida al máximo. Me siento orgullosa de mis tres hijos, creo que son muy buenas personas.
¿Qué cree que le hace falta a sociedad actual para sobreponerse a tiempos tan complejos como los que estamos viviendo?
- Creo que buscar el real sentido de la vida, valorar las cosas simples, como poder juntarnos a conversar. Nos falta recuperar nuestra esencia como personas, abrazarnos, dar gracias por estar sanos. No hay que vivir preocupados de tener más cosas, las cosas materiales no se van al cielo. Después que uno se muere no sirven para nada.
¿Qué consejo le daría a las personas que lo están pasando mal en esta pandemia?
- Es difícil dar consejos, mejor es pedir que tengamos fe en Dios que esto va a pasar, que volveremos a estar juntos, hay que tener esperanza, hay mucha gente linda preocupada y trabajando por todos. Hay que confiar en que las cosas irán mejor, cuando todo esto termine, habrá que saber ser mejores personas, cuidaremos el mundo y corregiremos tantos errores que nos llevaron a este punto. Creo que nos volveremos a mirar con otros ojos, porque vamos a sentir que juntos logramos sobrevivir a una pandemia.