"Este tiempo me ha permitido reflexionar"
IDENTIDAD. Francisco Javier Villegas, profesor.
Francisco Javier Villegas llegó al norte hace 33 años y desde esos años han transcurrido muchas cosas y experiencias. Estudios, quehaceres, trabajos y ejercicio de la docencia.
Es profesor de castellano motivando siempre a sus estudiantes por el ámbito social y la creatividad. Se desempeñó en el Liceo B-13, en el Liceo Andrés Sabella y en el Colegio San Luis, entre otros establecimientos educacionales.
Durante los últimos años, ha desarrollado labores de escritura y se desempeña en dos casas de estudios superiores de la ciudad.
¿Cuál es la principal enseñanza de tus padres?
- Considero que mi madre, junto a mis parientes mayores, me entregaron, en la vida de campo y ciudad, muchas enseñanzas, acerca de la maravilla de ser persona, a pesar de las duras dificultades de los años setenta y ochenta. Mi madre, me enseñó, en su sencillez y cotidianeidad, a conmoverme por el sufrimiento del otro, a ser una persona desafiante ante las adversidades y ante los obstáculos, como alguien probándome a sí mismo, no olvidando jamás el origen y a ser sensible ante el dolor de los demás. En mi hogar siempre me aconsejaron, de manera insobornable, a admirarme por el arte poético ya que solo ese impulso puede llevarnos a ser mejores seres humanos.
¿Qué quieres dejarle a tus tres hijos?
- En la íntima cercanía con mis tres pequeños, aunque ellos sean un tanto grandes, intento poder dejarlos en un mundo mejor, a pesar de lo efímero que somos; a tener sentimientos, comunicación y sentido solidario acerca de lo que significa ser persona para que contribuyan a la vida con dignidad en el día a día; a compartir el crecimiento en sus formaciones como camino de futuro y a tener conciencia de las cosas. Me gustaría transmitirles que ejerzan sus quehaceres con pasión, como una fuerza casi invisible, para que marquen sus vidas en lo que les gusta hacer.
Tú eres sureño… ¿Cómo fue tu primer contacto con el desierto?
- Tuve mi primer contacto con el desierto hace más de treinta años a través de un viaje largo que realicé desde el sur. Fue un cambio de percepción absoluta, por supuesto, viniendo desde un lugar donde la inmensidad era solo bosque, lluvia e inviernos.
La primera imagen que tuve fue de dureza, como de tierra desnuda, donde había que trabajar mucho tratando de entender todo el universo de este norte.
¿Cuáles son los espacios de la región que más te gustan?
- Absolutamente necesario el mar, la costa larga deAntofagasta. El sector de Coloso. El lugar donde viven los lobos. Las rocas voluminosas que miran conmovidas hacia las olas, creo que es un paisaje único. A veces, no nos damos cuenta de esos pequeños paisajes. O no sentimos que esas piedras, a lo mejor, han venido desde el espacio. El cielo, también, cuando no hay nubes, para admirar las estrellas, el firmamento lejano. Y los cerros. Pero, también me agradan los lugares de parque, con algo de verde, o los juegos infantiles sencillos.
¿Qué te gustaría que los demás supieran de ti?
- Que mi pensamiento tiene directa relación en colocar una identidad respecto de lo que nos sucede como sociedad y como trabajadores. Que escribo, desde hace años aludiendo a una forma de reaccionar ante la vida y ante las desigualdades. La escritura y el periódico no se pueden abandonar, por ejemplo. De hecho, en este, llevo unos quince años como columnista. Que he dejado mis textos de reflexión con un fragmento de esperanza, crítica social y poesía para los diversos lectores que buscan una forma de expresión distinta. Que este mes aparecerá en librerías mi primer libro que es editado en Santiago por RIL editores y que referirá acerca de lo que estamos viviendo por la crisis social y la crisis económica y sanitaria.
¿Qué debiéramos aprender las personas, que no se enseñan en ninguna parte?
- Creo que debiéramos aprender a disolver las desigualdades y a extinguir los abusos de todo tipo. A seguir adelante, a pesar de que las cosas humanas fallan. A denunciar las injusticias. A tener la fuerza interior y la pasión como motivos impulsores para continuar en el camino de la vida, aunque descubrirlos sea solo cuando estamos en silencio.
Considero que también hay que aprender a tener sensibilidad y a valorar el tiempo: sentir cada día como que fuera el último. El tiempo como vida, pero no como medida. Y dejar tanto consumismo compulsivo como conducta automática y habitual.
¿Qué cosas has aprendido en estas semanas y meses tan inciertos?
- He aprendido a meditar, a reflexionar sobre la vida y a insistir en la memoria y el origen como la base para comprender este tiempo de sufrimiento y de incertidumbre. Sin saber demasiado, algunas cosas, considero que estoy aprendiendo, día a día, para ver lo que nos pasa y lo que sentimos ante tantas interrogantes. Se trata de comprender lo que ocurre y de observar la magnitud y la gravedad de la crisis humana promoviendo repensar un tiempo urgente. Es como morder la existencia y vernos absolutamente insignificantes, pero también ir contra la corriente.
Es un tiempo que me ha permitido reflexionar, ante todo lo que nos sucede como sociedad y como personas, pero desde antes del estallido social porque nadie puede ser indiferente ante nuestra fragilidad y ante tanta desigualdad que tenemos en el país desde hace décadas.