Las conferencias internacionales son un buen termómetro para medir la agenda pública mundial y las discusiones que se están dando también en los escenarios nacionales. En la Conferencia Virtual de UACES (University Association for Contemporary European Studies, Asociación Académica para Estudios Europeos Contemporáneos), el 8% de los 77 paneles de discusión abordaron los temas de migración y refugiados/as, siendo la temática más analizada y discutida desde Belfast (Irlanda).
Esto obedece a la reciente crisis diplomática ocurrida debido al desplazamiento masivo de refugiados/as entre el 1 de diciembre de 2019 y el 28 de febrero de 2020 desde el noroeste de Siria (Idlib) hacia Turquía. El presidente turco Recep Tayyip Erdogan advirtió a la Unión Europea (UE) que no se haría cargo de otra gran ola de migrantes como ocurrió en 2015. Por su parte, el Consejo Europeo acusó a Turquía de usar a los/as migrantes como escudos humanos con fines políticos (BBC News Mundo, 05/03/2020).
En una política comparada, nuestro país también viene discutiendo desde la semana pasada la Nueva Ley de Migración, aun cuando la legislación ingresó al Parlamento el 04 de junio de 2013. La discusión quedó parada en el Senado a través de la aprobación de tres de los más de veinte artículos: (1) la reunificación familiar, (2) la regulación de los ingresos irregulares y (3) la visa o autorización previa para entrar al país (T13, 10/09/2020). Ésta sigue extendiéndose en su segundo trámite legislativo, lo que es preocupante, pues en palabras del Senador de RN, Francisco Chahuán viviremos "un complejo escenario posterior a la crisis sanitaria, vinculando esto mismo con una nueva oleada migratoria" (Radio UChile, 19/08/2020).
En una columna académica, Victoria Finn y Sebastían Umpierrez de Reguero aseguran que Chile es parte de la "ola regional de restricción a la inmigración" (Ciper, 28/08/2020) junto a Brasil y otras naciones-Estado de gobiernos de centro derecha. Estos autores aseguran que los decretos presidenciales de 2018 se abocan a nacionalidades específicas como la haitiana y venezolana, contradiciendo el principio de igualdad de trato para todos/as, presente en la normativa internacional. Ese mismo año, la Red Nacional de Organizaciones Migrantes y Promigrantes de Chile envió una carta al Ejecutivo refiriéndose a las 2000 deportaciones masivas publicitadas como un 'populismo punitivo' y 'racismo de Estado', opuesto al derecho internacional que se contrapone a las expulsiones colectivas. Un último antecedente al respecto fue el hecho de que el gobierno decidió restarse de la cumbre del Pacto Mundial para la Migración organizado por la ONU en Marrakech, Marruecos (2018). Tampoco se firmó el acuerdo del organismo multilateral, pues no se veía la diferencia entre migración regular e irregular, un aspecto todavía en disputa en la Cámara Alta, y el gobierno enfatizó en su oportunidad que los países tienen el derecho a definir las condiciones de ingreso de extranjeros.
Si bien aquí en Chile, pareciera que, para variar, la cuestión migratoria se presenta como un 'gallito' político ideológico, en Europa es posible observar el mismo discurso de 'seguritización' con diferentes matices: desde los partidos de centro izquierda la necesidad de una migración segura pasa por entender un marco humanitario; en cambio los partidos de derecha radical y populistas son más propensos a entender el dilema de la seguridad sobre la base de una amenaza cultural a las raíces puristas de la identidad de un estado-nación, en especial a aquéllos pertenecientes al Grupo de Visegrado (Eslovaquia, Hungría, Polonia y República Checa). De manera transversal, la lectura es una migración ordenada en términos de la seguridad para los países receptores como para los/as mismos/as migrantes, aun cuando la Unión Europea no tiene todavía resuelta la problemática, pero de seguro levantará un tratado al respecto, después del Tratado de Lisboa (2007).
Teniendo en cuenta el concepto acuñado por el gobierno de 'turismo laboral' en relación a aquellos/as migrantes que llegan con visa de turista y luego buscan trabajo, particularmente me inclino a pensar que la discusión nos remite a 'poner los bueyes ante la carreta'. En una presentación que hiciera la Asociación Chilena de Municipalidades ante el Senado (08/07/2019), la abogada Joseline Sánchez planteó que es necesario considerar las condiciones estructurales del país para la recepción migratoria sobre la base de cinco ejes temáticos: vivienda, salud, educación, trabajo y relaciones comunitarias. No se trata de abrir o cerrar las fronteras, sino más bien hacer una gobernanza inteligente de la migración de acuerdo a la calidad de los servicios básicos que les podamos brindar tanto a nuestros compatriotas como a los/as hermanos/as migrantes.