Abordar la desconfianza
Los principales interesados en resolver estos asuntos debieran ser las autoridades y la élite que hasta ahora no ha dado el ancho a las expectativas y desafíos. Con toda honestidad debemos decir que es difícil prever qué otros efectos traerá este fenómeno inusual y que parece crecer y consolidarse en nuestro país y en todo Occidente como una plaga.
Chile vivió durante los últimos años un fenómeno singular: tuvo un sistema con baja representatividad en lo social, pero altamente eficiente en la práctica, es decir, la ciudadanía tenía una cada vez peor estima y confianza en autoridades e instituciones, pero el sistema seguía operando.
¿Es aquello lo que colapsó el 18 de octubre de 2019? Es difícil saberlo en específico, pero al menos el hito quedó explícito. El asunto es grave y de consecuencias insospechadas, porque en definitiva está en riesgo la democracia, que con todas sus complicaciones y cuestionamientos, es el sistema donde todas las personas somos iguales. Ante la ley.
El Barómetro Regional muestra mucho de aquello. Una enorme destrucción de instituciones y liderazgos que hoy parecen improductivos y sin mayor representación.
Por ejemplo, ante la consulta, si las elecciones municipales fueran el próximo domingo, ¿por quién votaría usted para alcalde de Antofagasta?, un 9% dijo que por Karen Rojo, 5% por Ignacio Pozo, 5% por Jonathan Velásquez, 2% por Camilo Kong y 2% por Manuel Rojas (menciones espontáneas sobre 2%). Los resultados no son muy distintos en Calama.
En tanto, un abrumador 65,5% manifestó no saber o no respondió, mientras que un 4,9% de los encuestados no señaló a ningún candidato o votaría nulo.
Esta tendencia también se repitió en el caso de la elección de gobernadores regionales, parlamentarios y Presidente. La población no manifiesta intereses detallados. Donde sí hubo una alta intención de participación es en el Plebiscito Constituyente con un 88%.
Las reacciones de nuestras autoridades son pobres y poco entienden de los efectos que esto tiene. Lo mismo la ciudadanía, que no puede quedarse solo con una reacción alérgica. No sirve solo la queja y el reclamo, requerimos algo más para entender el momento, lo que tiende a confirmar que buena parte de la crisis es la incorrecta interpretación que tenemos de los fenómenos y de las aspiraciones y deseos de los chilenos.
Se trata de un mundo desconocido el que habitamos.