Carabineros
Octubre parece comenzar de la peor manera, explicitando que el país tiene cuestiones pendientes y con cada vez menos margen de error. LHay que enfatizar: esto traerá consecuencias. Poco sirve decir que por responsabilidad de una minoría, la que fuera la institución más prestigiosa del país está en el piso, porque la mayoría de los funcionarios son honestos.
A poco días de cumplir un año del estallido social, octubre comienza con un hecho lamentable: un menor de 16 años parece ser arrojado por un funcionario de carabineros desde un puente sobre el río Mapocho, en la Región Metropolitana.
La fuerza simbólica del hecho es tremenda y traerá consecuencias importantes, en un período que estará repleto de hechos políticos absolutamente relevantes: el plebiscito, por lo pronto, el nuevo "gallito" entre el Congreso y el gobierno por un nuevo retiro del 10% de las AFP y todos los cuestionamientos y críticas por el manejo de Derechos Humanos en una administración que padece una nueva herida.
Antes hemos citado que Carabineros -y hay un proyecto al respecto- debe entrar en una reestructuración. Hechos como el ocurrido el viernes sólo lo confirman. Respecto del caso específico, es cierto que difícilmente se puede establecer que el funcionario pretende hacer caer al cauce del río al menor de edad, pero a continuación se observa un inmovilismo completo de todos los funcionarios para rescatar al joven que afortunadamente fue auxiliado por terceros.
En ambos casos, se trata de procedimientos erróneos que pueden tener muchísimas causas: mala preparación de la policía para enfrentar manifestaciones callejeras; agotamiento físico y sicológico de sus agentes o un error enorme por parte del oficial ya detenido. En todos los casos, el análisis del problema sigue presente.
Apenas durante los últimos meses han caído varios generales directores (Bruno Villalobos y Hermes Soto, por lo pronto), por casos paradigmáticos como la muerte de Camilo Catrillanca, la operación Huracán, el fraude institucional, los atropellos a los DD.HH., entre otros. El daño a Carabineros, un organismo tan importante para el Estado de Chile, es enorme, lo mismo que para la República y la Presidencia.
Poco sirve decir que por responsabilidad de una minoría, la que fuera la institución más prestigiosa del país está en el piso. Es cierto, debemos saber que la mayoría de los miles de funcionarios tiene una hoja de vida intachable, son ciudadanos honestos y nada tienen que ver con estos hechos, pero considerando el daño existente, cualquier suceso, menor o mayor -como el revisado- implican sacar a flote todos los problemas representados en estos oficiales, pero perfectamente extensivos a cualquier otra institución.