"Soy casi un libro abierto"
ANTOFAGASTINIDAD. Olga María Valdés, Universidad de Antofagasta.
Olga María Valdés nació por "circunstancias puntuales de la vida", en Santiago, pero se define como "100% antofagastina, a mucha honra".
La profesional tiene un amplio recorrido que hoy entrega a la Universidad de Antofagasta.
"Mi infancia la marca la vida de familia, siempre fuimos muy aclanados, así que todo lo que recuerdo involucra a mis padres, abuelita y hermanos. Los paseos de fin de semana, escuchando el único casete que teníamos, de Brenda Lee, a Juan López o Coloso, esos eran los esperados panoramas. Y esa rutina tan simple, la repliqué al tener mis hijos, valorar el espacio/tiempo disponible, a veces no tanto como quisiéramos en tiempo, pero que sea rico en experiencias".
¿Cuál es la principal enseñanza de tus padres?
- Don Celso y doña Silvia, mis padres que adoro. De ellos creo que puedo enumerar tres cosas que siempre nos recalcaron: todos somos iguales, la vida es una rueda en que siempre nos encontraremos, desde distintos escenarios; esfuérzate al 200%, nunca hacer las cosas a medias; y, agradece, a la vida, a la tierra y a todos quienes estén en tu camino.
Mi papá es un especial enamorado de Antofagasta, pese a que se avecindaron por acá el año en que nací.
¿Qué te gustaría dejarle como enseñanza a tus hijos?
- Valores, recuerdos y educación. Eso sintetiza todo, que sean integrales como personas, que atesoren los bellos momentos vividos. Como padres, nuestro mayor anhelo es que sean felices, nada más.
¿Qué es lo que más te gusta de ti?
-Normalmente soy muy autocrítica, pero si tuviera que destacar algo es la perseverancia y mi capacidad de adaptación. Siempre lucho por lo que deseo, me esfuerzo, pero consciente del otro. Y trato de adaptarme a las circunstancias, por muy difíciles y dolorosas que sean, las tomo como esa rueda que es la vida, tal como me enseñó mi padre.
¿Qué te gustaría que los demás supieran de ti?
- Quienes me conocen, tienen la película bien clara pues, a mi pesar, soy casi un libro abierto. Tengo mis virtudes y un sinfín de defectos, que con los años uno va aprendiendo -a veces a costalazos- a subsanarlos.
Soy orgullosa de mi tierra, Antofagasta; soy una apasionada de la educación superior, sector donde he desarrollado casi toda mi vida profesional, como hoy desde la Universidad de Antofagasta; y, que siempre estoy dispuesta para quien me necesita. En otro aspecto, que me tengan paciencia, pues mi auto exigencia por la perfección, parte de mi crianza, muchas veces me supera.
¿Cuál es el mejor espacio de la región?
- Sin duda el desierto. Es un entorno que me calma, inspira, energiza y me hace recordar momentos bellos y relevantes de mi vida.
¿Dónde tenemos que poner los énfasis para saltar al desarrollo?
- Creo que como Región hemos avanzado, pero aun tenemos deuda en varios frentes, pues el desarrollo no se refiere a un solo ámbito, es transversal. La desigualdad social es un temazo, aun tanto por hacer; la educación, en cuanto a poder elevar los niveles, especialmente en el ámbito escolar; tener más conciencia de nuestro entorno y avanzar hacia una cultura real y amplia de respeto al medioambiente; y, fomentar e incentivar la cultura, creando más espacios y vivencias que fomenten nuestro patrimonio y las expresiones artísticas, eso es desarrollo integral.
¿Qué debiéramos aprender las personas, que no enseñan en ninguna parte?
- En general, los valores, que debemos siempre tener como parte de nuestro diario vivir. De ellos, pienso que el respeto, hoy tan escaso, en cuanto a aceptar al otro, a considerar su dignidad y aceptarla como tal. Tenemos que entender que todos somos iguales, lo externo, lo superfluo, no constituye el ser como persona, son adornos, muchas veces pasajeros.
¿Qué cosa has aprendido en estas semanas y meses tan inciertos?
- Dentro de la angustia e incertidumbre que nos ha aquejado a todos, de ese dolor que sentimos por tantos que han sufrido, que cualquier esfuerzo que hagamos individualmente aun es poco, creo que lo positivo sería el haber vuelto a la esencia, a valorar el espacio en familia y reencontrarnos, unos con otros.