El problema de las pensiones
En el país y el planeta aumenta la expectativa de vida, lo que exigirá fondos más fuertes que solo pueden incrementarse por la vía de aportar más. En un momento en que se debate un segundo retiro del 10% de los fondos de pensiones, conviene dar cuenta de la delicada situación que ya tiene el sistema para la mayoría de las personas.
Hasta antes del 18/O y también con posterioridad a ese hito, los chilenos veían en las pensiones uno de los principales problemas del país, es decir, el que requería mayor cantidad de esfuerzos, debido a lo bajo de los montos entregados.
Y las cifras corroboran la impresión: según la información de la Superintendencia de Pensiones, el promedio de las pensiones en nuestro país es de $288.308, con variaciones importante según el género: entre los hombres el pago promedio es de $353.206 y en las mujeres de $217.380; en tanto que la mediana de pensiones en el país indica que el 50% de los jubilados obtiene $203.883 o menos de jubilación. Entre los hombres la mediana es de $242.075 y en mujeres de $149.897.
El problema no es solo de Chile. Todo el mundo tiene una dificultad, que en todas partes se ha corregido o mejorado entregando más recursos al sistema, sea este de "capitalización individual", como el caso chileno, o de "reparto", como en otros países, y en esto Chile tiene mucho por hacer: tanto el Estado como las personas aportamos muy poco para la vejez y mientras ello no sea corregido, los resultados no serán distintos.
Tampoco se ha discutido el aumentar la edad laboral (60 para mujeres y 65 para hombres), a pesar de que los chilenos viven mucho más que en 1980, cuando partió el sistema y están ingresando, en promedio, a los 29 años al mundo del trabajo.
Asimismo, es cierto, que el "mercado de las pensiones" es una suerte de espejo del "mercado el trabajo". La mediana de los salarios en Chile es de aproximadamente $350 mil y eso es lo que explica -sumado a las lagunas previsionales- las bajas pensiones.
Hay mucho por hacer y naturalmente, algo más que aspectos puramente legales.
Es cierto que se trata de un asunto que provoca dolor e indignación en todas nuestras sociedades, pero debemos ser capaces de ir más allá de la pura reacción alérgica para proponer soluciones que estén a la altura del desafío y del contexto local e internacional: movimientos en los trabajos, desempleo, aumento de la expectativa de vida, entre muchos otros.