Hallazgo de arcillas en Atacama darían pistas de vida en Marte
CIENCIA. En el año 2018 dos científicos chilenos, descubrieron arcilla húmeda en el subsuelo de Estación Yungay, uno de los lugares más áridos de la Tierra.
Solo el tiempo dirá si las circunstancias que llevaron a los doctores Armando Azúa-Bustos y Carlos González, a acompañar a otro investigador que necesitaba ir hasta el sector de Yungay, fueron producto del azar o la fortuna de estar en el momento indicado, a más de 80 kilómetros al interior de la ciudad de Antofagasta.
El año 2003 el sector de Yungay adquirió gran relevancia entre la comunidad científica internacional, luego que la NASA lo catalogara como el sitio más árido del planeta.
Desde esa fecha cientos de investigadores -especialmente asociados a misiones espaciales- lo han visitado para estudiar las condiciones climáticas, de lo que se estima, es uno de los símiles marcianos más fidedignos en la Tierra.
Para Armando Azúa-Bustos, investigador del Centro de Astrobiología del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España y Carlos González, académico de la Universidad de Tarapacá, sin embargo, el sitio ya no les representaba tanto interés.
Arcillas húmedas
El conocimiento acabado del desierto de ambos y la gran intervención científica en Yungay no les resultaba atractivo para seguir estudiando. Sin embargo, decidieron acompañar al investigador.
"Empezamos a cavar con una palita de jardín para tomar algunas muestras. No llevábamos más de 30 centímetros y nos dimos cuenta que el suelo estaba húmedo y que era algo que a la vista parecía arcilla. Nos pareció muy extraño. Supuestamente ese era el lugar más seco del planeta y teníamos esta evidencia. ¿Cómo nadie vio esto? Nos preguntamos", recuerda Azúa Bustos.
El resultado de la investigación de las muestras del subsuelo arcilloso de Atacama fue publicado recientemente en la revista Scientific Report y describe el hallazgo de un tipo de arcilla que puede resultar clave en el estudio de la vida en Marte; la esmectita.
"Lo interesante de la esmectita es que las misiones que van a Marte de la Nasa y la que irá el próximo año de la Agencia Espacial Europea, justamente van a lugares donde hay evidencia de esmectitas porque las arcillas son muy buenas para almacenar compuestos orgánicos en el tiempo. Al investigar lugares ricos en arcilla esmectita en Marte se podrían encontrar evidencias de vida. De ahí la importancia de este descubrimiento", indica el investigador chileno residente en Madrid.
El estudio indicó que la capa de arcillas húmedas están - térmica e hídricamente - aisladas de la superficie y, mantienen una temperatura constante de 17°C y una actividad del agua del 78%.
Además, a pesar de las duras condiciones ambientales, el estudio halló al menos, 30 especies de microorganismos metabólicamente activos, revelando por vez primera un hábitat para la vida microbiana bajo la superficie del desierto atacameño.
"Encontramos una diversidad de microrganismos capaces de vivir ahí. En número más alto que los suelos cercanos. El tipo de especie era coherente con el lugar, altamente tolerantes a la salinidad del suelo. Además hicimos un análisis de bioseñales de los organismos que estaban en la arcilla, tal como lo harán los rover que irán a Marte y hallamos evidencias de microrganismos antiguos", indicó Azúa.
Ojo entrenado
Para Carlos González Silva, profesor de bioquímica de la Universidad de Tarapacá, más allá de lo azaroso del descubrimiento, lo relevante fue poder contar con el conocimiento adecuado, en el lugar indicado, que les permitió a advertir la importancia del hallazgo.
"Creo que lo más relevante del estudio y del porqué ha llamado tanto la atención es que cuando uno se pregunta qué podemos encontrar en Marte, lo primero es ver qué tenemos acá. Y estos son antecedentes de lo que podríamos encontrar allá. Justifica además la idea de buscar vida en Marte", precisó
González añade que entre la investigación y la publicación de los resultados, pasaron más de dos años.
"Esta investigación fue sometida a muchas revisores. Varias veces tuve que volver al desierto a tomar nuevas muestras. Era necesario. Necesitábamos estar seguros de lo que habíamos hallado", indicó.