El viudo que escribía cartas llenas de humor negro
Diego Portales repartía insultos por correspondencia con maestría literaria. El espistolario completo se analizó y publicó en las "Cartas personales de Diego Portales" (UDP).
Contundentes son los mensajes que envió por escrito el político chileno Diego Portales entre 1821 (año en que enviudó de su prima María Josefa) y 1837, cuando murió asesinado en el cerro Barón de Valparaíso. La selección y un interesante estudio preliminar lo escribió el poeta y editor Adán Méndez, quien se encandiló hace varios años con las "Cartas personales de Diego Portales".
El político y comerciante de tabaco escribía con humor negro y repartía insultos con maestría. Las groserías concentraban su odio hacia numerosos adversarios. Entre líneas también se aprecia su ojo comercial y el entusiasmo que ponía el viudo en las "casas de huifas" y en las camisetas y calzoncillos que usaba, entre otros detalles de la vida cotidiana.
El Chile de las cartas de Portales es el país que se arma a principios del siglo XIX: un territorio sin unidad y endeble, un país pobre y con la muerte campeando por todas las esquinas.
-¿Es posible soldados que me tiréis a mí?-, pregunta el mismo Portales antes de morir rematado a bayonetazos en la Quebrada de la Cabritería.
Adán Méndez explica los alcances de este trabajo editorial.
-¿Por qué te involucraste en esta antología?
-Desde que leí las cartas me pareció que tenían que reunirse. Habían trabajos de ese tipo, muy bien hechos por Alone, Luis Sánchez Latorre y Raúl Silva Castro, así que -en un principio- dejé de lado la idea. Pero con el tiempo las fui encontrando insuficientes. Alone reúne solo unas pocas cartas, y como él mismo dice, evita muchos pasajes que considera impublicables por su lenguaje grosero y por la forma en que salpica la honra de muchas familias. Silva Castro es demasiado complaciente con Portales. Y tanto él, como Sánchez Latorre, seleccionan fragmentos y los ordenan temáticamente, lo que es muy útil, pero intensifican el prejuicio de que la figura política es más importante que el escritor. Mi idea era presentarlo sencillamente como escritor, con cartas y fragmentos de cartas ordenados cronológicamente, conformando una especie de novela epistolar. Y el puntapié decisivo lo dio en realidad el editor, Matías Rivas, que hace unos años me dijo que por qué no me dejaba de hablar del asunto y hacía el libro de una buena vez.
-¿Cuál fue el criterio de selección de las cartas?
-El criterio principal fue buscar esos textos -no necesariamente íntimos- en los que su personalidad quedaba expuesta. Y el otro criterio fue el goce literario, las cartas y pasajes en que escribía mejor. Ambas líneas coincidieron casi siempre y fue bastante rápido: la selección la tenía más menos hecha ya, con años y años de lecturas. Portales es el gran tema de la mejor tradición ensayística chilena.
-¿Qué fue lo que más te encandiló de Portales?
-Su personalidad intensa, y particularmente ese humor, de un negro deslumbrante, cruel oscuro, aunque muchas veces sorprendentemente cálido. También el increíble tesoro de lenguaje y de costumbres que se trasluce en el epistolario.
-¿Cómo era ese Chile?
-Después de años de trato con sus cartas se me fue imponiendo la atmósfera ominosa de un país geopolíticamente muy frágil, internamente muy dividido, con una economía miserable y unos recursos naturales y culturales muy limitados. El crimen campea, la enfermedad y la muerte están por todos lados. Y respecto de las costumbres y valores, nuestra angélica moral encuentra motivos de escándalo por todas partes.
Animitas y señoritas
Amigo hasta el final de Nicanor Parra, Adán Méndez cuenta que el antipoeta también se fascinó con el epistolario de Portales y trató de levantarle una animita en el Cerro Barón donde lo mataron, pero finalmente no le gustó como quedó.
"También concibió la idea de hacer que la estatua de Portales en calle Ejército caminara hasta la estatua de Andrés Bello en la Universidad de Chile para saludarla. Esta idea también se la encargaron a un artista y tampoco le gustó como quedó", relata Adán Méndez.
Dice que una de las aristas que más cautivó a Parra fue la relación que tuvo con su amante, Constanza Nordenflycht, tanto que hasta se reunió con descendientes de ella. "En los últimos años su atención se centró en una misteriosa 'señorita Z', con la que tuvo un romance escandaloso en Perú. Parra hizo todo lo posible por averiguar más del caso, pero sin resultados. Portales en una carta cuenta que este escándalo se judicializó y que llegó a ventilarse por la prensa en El Callao, así que de seguro un investigador cahuinero y diligente lograría destapar algo", advierte Méndez.
-¿Cómo fueron sus últimos días?
-Es tremendo ver cómo una persona astuta y desconfiada termina caminando directamente hacia su asesinato. Hace poco tuve la desgracia de ver, en el sur, el cadáver de un zorro que había caído en una trampa para conejos. Me dio pena por el zorro en sí, pero también pensé en Portales, que aunque era un zorro con algo de lobo, acabó sin embargo cayendo en un simple huachi, como un conejo cualquiera.
-¿Sigues la pista de su epistolario inédito?
-El material inédito más torturante son las cartas en poder de los descendientes de Victorino Garrido, la garra de Portales, uno de sus mejores amigos y uno de los puntales de su poder: baste decir que le encargó el secuestro de la armada peruana. No sé qué daría por leer esas cartas, pero por sucesivas generaciones los descendientes se han negado a hacerlas públicas. Otro trabajo pendiente es reunir sus escritos en la prensa de la época. El problema es que generalmente aparecían como anónimos o con seudónimo. En el mismo epistolario hay varias pistas de artículos suyos en la prensa, y quizá con estos programas informáticos que existen hoy para determinar autorías algo se puede hacer.
-¿Hay más "Portales" en la sociedad chilena?
-En un sentido político, el portalianismo es omnipresente en Chile: Portales es el tótem de ese "partido del orden" que vivió su época de gloria hace muy poco, yo diría que desde Aylwin hasta el Pingüinazo. Pero en cuanto escritor, no hay ningún político semejante. No conozco ningún otro político chileno que pueda leerse sencillamente por placer. Como escritores, los políticos son todos unos latosos.
En esta edición, las cartas de Portales se pueden leer de manera cronológica.
Por Amelia Carvallo
"No conozco ningún otro político chileno que pueda leerse sencillamente por placer. Como escritores, los políticos son todos unos latosos".
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