Salud deberá indemnizar a familia de niño que quedó con parálisis tras atención dental
DEFINITIVO. Fallo acreditó mal procedimiento médico en Hospital de Calama y ordenó el pago de $700 millones a los afectados por grave negligencia.
El caso del pequeño calameño Gonzalo Calderón fue ampliamente conocido por la comunidad regional, que quedó impresionada por la condición de parálisis en que quedó el menor debido a errores en una atención médica realizada el año 2014 en el Hospital Carlos Cisternas.
Desde ese momento su madre, Sandra Guarda, y una de sus hijas, iniciaron un largo camino en busca de justicia.
En primera instancia el Servicio de Salud de Antofagasta había sido condenado a pagar una suma un poco superior a los $700 millones a la familia del menor por los daños y perjuicios ocasionados, sentencia que fue recurrida de casación ante la Corte Suprema.
Finalmente el máximo tribunal rechazó el recurso y mantuvo los montos que deben cancelarse a los familiares.
En la sentencia, la Tercera Sala del máximo tribunal descartó infracción en el fallo que estableció la falta de servicio del Hospital Carlos Cisternas de Calama al provocar la encefalopatía hipóxico-isquémica que dejó al menor con un 100% de discapacidad física e intelectual.
Por consiguiente, al Servicio de Salud de Antofagasta deberá pagar indemnización total de $701.796.941 a la familia del menor, de entonces cinco años, que terminó con parálisis total por la mala administración de anestesia durante un procedimiento dental.
Alegría y tristeza
La madre de Gonzalo, Sandra Guarda, dijo que recibió la noticia con alegría, pero también con un dejo de tristeza.
"Alegría, porque al final se hizo justicia con mi hijo y se comprobó que hubo una negligencia médica, que hubo un error que le cambió la vida a mi hijito", dijo la progenitora. Y tristeza, porque pese al dinero que recibirán, su hijo seguirá enfermo. "Ni con todo el dinero del mundo me devolverán a mi hijito", explicó.
La mujer dijo que el dinero lo usará para mejorar la calidad de vida de Gonzalo, brindarle las comodidades que necesita y consultar especialistas para que le realicen un buen diagnóstico y sepan qué evolución se puede esperar.
"Lo primero será comprar una casita para mi hijo. Hoy vivimos en la casa de mi mamita, quien nos recibió con mucho cariño, pero no contamos con las condiciones para que tenga una mejor calidad de vida. Una casa en la que podamos contar con su dormitorio, con sus cosas y que los traslados sean más fáciles", explicó.
También tiene planes de comprar un auto para tener mayor seguridad en los desplazamientos y no sufrir los desaires que le hacen cuando intenta tomar locomoción.
Sandra aún recuerda que su pequeño Gonzalo, en 2014 y con cinco años, se aprestaba a ingresar a primero al igual que una de sus primas. Y ella, confiada, lo llevó al control dental que terminó por dar un vuelco de 180 grados en su vida.
Hoy tiene 12 años y desarrolla su vida junto a su madre y hermanos, quienes se encargan de entregar el cariño y las atenciones que necesita.
"Naty, Tiare y Diego están con él. Cada uno tiene sus tareas con Gonzalo y lo hacen con mucho cariño. Como familia hemos enfrentado su enfermedad y hemos vivido alegrías y tristezas, pero siempre estamos para él", explicó la mujer.