"Deberíamos aprender a ser nosotros mismos"
ANTOFAGASTINIDAD. Ellen Lenny-Pessagno, country manager Albemarle Chile.
Ellen Lenny-Pessagno fue reconocida recientemente como una de las "100 mujeres inspiradoras globales en minería 2020", por WIM UK.
Nacida en los Estados Unidos, en el estado de Virginia, creció en un pequeño pueblo llamado Lexington. Aunque sólo tenía 7.500 habitantes, había dos universidades, lo que lo convirtió en un lugar "único y mágico para crecer".
"Mi vida ha estado marcada por el amor al aprendizaje. Si tenía dinero, lo gastaba todo en libros. Siempre me gustó leer sobre lugares lejanos e historia, así que no es sorpresa que haya pasado los últimos 20 años viviendo fuera de Estados Unidos. Tuve la suerte de tener una excelente educación en las escuelas públicas y tuve muchas oportunidades que normalmente no se dan en un pueblo pequeño gracias a los recursos de la universidad", recordó.
¿Cuál es la principal enseñanza que te dejaron tus padres?
- Mi padre siempre me dijo que hiciera lo mejor y que me divirtiera. Dado que yo era competitiva, este era un buen mensaje, ya que me aseguraba de disfrutar del juego incluso cuando no ganaba.
Mi madre siempre me animó a probar cosas nuevas y a creer que podía tener éxito en cualquier cosa que intentara. También me enseñó a ser muy independiente, lo que a veces significa que no pido ayuda, incluso cuando la necesito.
¿Qué recuerdas de tus años de estudiante?
- Además de estudiar sobre otros países, me encantaban los idiomas. Estudié latín y luego pasé al español, gracias a Dios, ya que me abrió muchas puertas. Tuve también la oportunidad de estudiar en Salamanca, España, en mi tercer año de universidad, cumpliendo así mi sueño de viajar fuera de los Estados Unidos.
Te dedicaste a la diplomacia. ¿Cómo fue esa experiencia?
- La diplomacia era la combinación perfecta de las cosas que más me gustaban: aprender sobre nuevas culturas, hablar otros idiomas, viajar y experimentar cosas nuevas. Con mi familia hemos vivido en cuatro países latinoamericanos, además de España, durante mis 26 años de carrera diplomática. Fui responsable del crecimiento del comercio internacional entre los EE.UU. y el país en el que servía.
Además de ayudar a crear puestos de trabajo y fortalecer nuestras relaciones comerciales, conseguí hacer muchas otras cosas únicas. Visité mis primeras minas de oro y litio cuando fui Agregado Comercial en Argentina. Me llamó la atención la escala de la mina de oro y la atmósfera de la mina de litio, así como sus pozas de salmuera de color azul profundo.
Conocí a presidentes de países, reyes y gente importante en sus campos. Aterricé y despegué de un portaaviones de EE.UU. en la costa de Valparaíso. El aterrizaje de 2,5 segundos dejó todo mi cuerpo temblando durante la siguiente hora, pero ¡lo haría de nuevo! El hecho de vivir en tantos países cambió para siempre mi forma de ver el mundo. Me ha hecho más flexible en mis puntos de vista.
¿Cómo llegaste a la minería?
- Cuando recibí la oferta de Albemarle, supe que era una oportunidad para, desde la producción de litio sostenible, tener un mayor impacto en el desarrollo de sistemas de transporte más limpios y del almacenamiento de energía, que el que podría a ver hecho como diplomática. Sabía que unirme a Albemarle me permitiría tener un gran crecimiento profesional, así que no dudé en hacer este cambio. Desde esta posición he podido conocer de cerca una industria muy dinámica e innovadora, con personas extraordinarias, poder seguir haciendo proyectos de crecimiento que dan trabajo en una región tan relevante como la de Antofagasta y relacionarme con comunidades ancestrales, aprendiendo mucho de ellas.
¿Qué es lo mejor de ser mujer?
- Lo mejor es que tenemos un gran impacto en donde quiera que estemos: en nuestros hogares, donde trabajamos y donde pasamos nuestro tiempo libre. Así que si llenamos estos espacios con amor, compasión y humor. Es posible tener un impacto positivo en la vida de muchas personas.
¿Qué te gustaría que los demás supieran de ti?
- Caminé los 900 kilómetros del Camino de Santiago cuando vivía en Madrid. Pasé 33 días caminando por el norte de España con una mochila, durmiendo en monasterios y otros lugares, a veces con hasta 60 personas en la misma habitación. Fue un desafío físico, mental y espiritual, en el que aprendí mucho sobre mí misma.
¿Cuál es la relación con el Yoga, cómo llegaste a él, qué te aporta y cómo también lo enseñas, incluso a quienes trabajan contigo?
- Hoy es parte fundamental de mi vida. Comencé a practicar yoga en la Embajada de EE.UU. en Chile. Luego conocí el Kundalini Yoga que utiliza movimientos, mantras y trabajo de respiración que permiten ser más conscientes de uno mismo y llevar equilibrio a al cuerpo, mente y alma. Me ayuda a tener menos estrés y a encontrar soluciones a los problemas, de una manera casi mágica.
¿Qué debiéramos aprender las personas, que no enseñan en ninguna parte?
- Deberíamos aprender a ser nosotros mismos. Nuestros padres, familias y amigos tienen un gran impacto en nosotros. Influyen en cómo creemos que "deberíamos ser", cómo vemos el mundo, e incluso, en lo que elegimos hacer profesionalmente. Cada persona es cien por ciento única y tiene que expresar esta singularidad a pesar de lo que piensen los demás. Si no eres tú mismo durante tu vida, nunca fuiste tú mismo, ¡así que es como si nunca hubieras existido! Todavía estoy trabajando en perfeccionar este aspecto también para que cuando sea el momento de dejar esta tierra, puedan decir, "Ellen Lenny-Pessagno realmente estuvo aquí".