Daniel Contreras Palma

Por primera vez en su historia el Colegio Médico Regional Antofagasta será encabezado por una mujer, esto luego que la doctora Pamela Schellman Jaramillo (51), se impusiera en las recientes elecciones que realizó el gremio.

La cirujana y pediatra de la Universidad de Chile, actualmente es integrante del equipo de facultativos del Servicio de Pediatría y de la Unidad de Pacientes Críticos Pediátricos del Hospital Regional de Antofagasta. Además, es coordinadora desde 2019 a la fecha, del Programa para Niños y Niñas con Necesidades Especiales de Atención de Salud y está a cargo de la secretaría del Comité de Ética Asistencial del mismo recinto.

Hoy recién asumida en el cargo de presidenta regional del gremio, la facultativa aborda cuáles serán los lineamientos de su mandato, así como también entrega una opinión crítica sobre la gestión en el control de la pandemia y los problemas sociales que ha dejado en evidencia la misma.

¿Cuál es el enfoque que quiere dar a su gestión a la cabeza del gremio a nivel regional?

-Primero diría que estamos en un momento en que en todo ámbito ha ido quedando claro que las instituciones requieren liderazgo colaborativo y de trabajo en equipo. Queremos disminuir los personalismos, ya que entendemos que hay una amplia gama de temas desde el Colegio Médico que hay que abordar. La idea es que vamos a participar en forma muy inclusiva, tratando de que los colegiados realmente se reencanten con el trabajo gremial, que es mucho más amplio que puras cuestiones prácticas propiamente derivadas de la profesión.

A su juicio, ¿Qué problemas ha evidenciado la crisis sanitaria?

-La pandemia nos ha mostrado varias cosas. Por ejemplo, ha sido más evidente la importancia que tienen los determinantes sociales de la salud. Ha quedado demostrado cuando tenemos la dificultad de disminuir la movilidad de las personas. Eso tiene que ver con que tenemos un tema de seguridad social que no nos ayuda. También hay un problema de trabajo precario en algunos ámbitos. Existen dificultades en nuestro sistema de salud, y me refiero con eso al seguro de salud, con qué rapidez o no, logra dejar cubiertas las necesidades de las personas.

¿Cómo valora usted la gestión en el control de la pandemia y qué lecciones se han aprendido durante el proceso?

-Creo que ha habido un cierto retraso en las decisiones y la comunicación de esas decisiones a la ciudadanía. Sin un interés de alarmar, desde el punto de vista de la autoridad no se ha sido lo suficientemente enfático respecto de las medidas que hay que tomar para poder controlar la pandemia. Eso me parece a mí que fue desde el principio así, y lamentablemente creo que eso no ha cambiado lo suficiente. Nosotros tuvimos una cierta "oportunidad" que fue que la pandemia no partió en América y pudimos ver con uno o dos meses y medio de anticipación, lo que se nos venía. Y creo que eso nos ha ido pasando todavía, porque ahora, por ejemplo, lo que estamos viendo es lo que también pasó antes en Europa, lo que pasó antes en Estados Unidos con esta segunda ola. Ese sentido, creo que ha habido un enfoque comunicacional que no ha sido lo suficientemente claro con la ciudad. Y pienso que eso debe cambiar.

Desde el punto de vista de la salud, ¿qué aspectos cree se debemos mejorar como ciudad?

-Todo aquello que tiene que ver con el desarrollo de una ciudad saludable. Es decir, como la ciudad que se va configurando para que las personas puedan crecer y desarrollarse en un ambiente que permita una manifestación de sus potencialidades en forma plena. Y esto tiene que ver con muchas aristas que son de salud y tienen que ver con estimular los lugares abiertos. Tenemos que tratar de mejorar nuestros lugares de esparcimiento, donde las personas puedan hacer actividades al aire libre que les permitan tener una condición de vida más saludable. Y eso era antes de la pandemia pero ahora se ha hecho más evidente.

"Queremos disminuir los personalismos, ya que entendemos que hay una amplia gama de temas que hay que abordar. Vamos a participar en forma muy inclusiva, tratando de que los colegiados se reencanten con el trabajo gremial". "Sin un interés de alarmar, desde el punto de vista de la autoridad no se ha sido lo suficientemente enfático respecto de las medidas que hay que tomar para poder controlar la pandemia".

"Estoy feliz. Conozco la tecnología y he visto la ciencia que hay detrás de esta vacuna". Así de emocionada dice estar Magdalena Esparza (35), la joven oriunda de Temuco que se transformó en la primera chilena en vacunarse contra el coronavirus en Estados Unidos, donde ya se cumplirá una semana de suministrar el antídoto.

Al ser bioquímica de profesión y estar trabajando en el área de la salud en Houston, Texas, fue considerada dentro de la primera etapa de aplicación de la vacuna Pfizer.

"La inmunidad y el nivel de protección que da la vacuna es un tema del que hay que seguir hablando y estudiando, pero mi llamado es a que la gente confíe y se vacune", dice Magdalena desde Estados Unidos.

De temuco al mundo

Magdalena Esparza Cerda tiene 35 años y, aunque nació en Santiago, se considera una temuquense de corazón: llegó a Temuco cuando tenía cinco años y sus recuerdos los tiene en los alrededores de la Avenida Andes. Estudió en la Escuela Municipal Llaima y luego cursó la enseñanza media en el Liceo Camilo Henríquez.

Dejó la ciudad para irse a estudiar Bioquímica a la Universidad Austral de Chile, en Valdivia, y luego de trabajar allí, retornó a Temuco para trabajar en la Universidad de La Frontera. Tenía 28 años cuando se abrió una oportunidad laboral en Estados Unidos, postuló y la tomó. Allá lleva viviendo siete años.

"Acá trabajo en el Texas Children Hospital, un hospital de niños, y también me desempeño en el Baylor College Medicine, que es una escuela de medicina y un centro para la investigación biomédica y clínica. Vivo con mi esposo, que es chileno, y estoy trabajando con especial dedicación en el desarrollo de un kit de detección del covid en la saliva de niños, un método mucho más amigable que el hisopado", dice.

Una de las cosas que más preocupa a la profesional es que exista incredulidad de la ciudadanía en torno a la existencia del virus, sus graves consecuencias y, peor aún, dudas ante una esperanza de control: la vacuna.

"Acá también hay mucha gente que pone en duda que el virus exista y eso hace muy difícil aplicar medidas de control para la pandemia. No quieren usar mascarillas, no creen y ahora hay mucha incredulidad. Yo entiendo y me alegro que la gente quiera saber más, pero de ahí a especular que le van a poner un chip u otras cosas... mi llamado es a educarse, leer e instruirse, pero en fuentes confiables, con científicos de verdad y revistas, no en cualquier red social o video", plantea.

"Acá también hay mucha gente que pone en duda que el virus exista y eso hace muy difícil aplicar medidas de control para la pandemia".