Nos encontramos con diversas personas que, espontáneamente, formulan la misma pregunta:

-¿Qué piensa usted, don Andrés? ¿Habrá el próximo 14 de febrero un Ancla de Oro…?

Este es un asunto delicado que se arrastra, lamentablemente, por años.

Por sugerencias del Grupo "Cobrysal", la I. Municipalidad de Antofagasta instituyó, en 1953, la distinción Ancla de Oro para los artistas sobresalientes de la ciudad. Cuando se creó, redactamos con el doctor Gerardo Zúñiga, un Proyecto de Reglamento que, por desgracia, pasó de mano en mano de ediles, sin lograr realidad. Ahí, quedaba en claro por qué se otorgaba y se insistía en destacar la tarea creadora de los distinguidos, excluyéndose, por ética, a funcionarios y autoridades, porque el cumplimiento leal de sus funciones es su obligación y su premio.

El Ancla de Oro surgió para quienes en labor personal prestigian a la ciudad y colaboran en su progreso, sin sueldo ni ventajas. Bastará revisar los primeros caballeros del Ancla para verificar cuál fue -y debe ser- su espíritu.

Mereciéndolo, no la ganaron artistas meritorios, como Pedro Grusic, Cayetano Gutiérrez Valencia y Augusto Iglesias. Bregamos, en más de una ocasión, por premiar a Luis Soto Ramos, maestro ejemplar, a quien Antofagasta debe el desarrollo del buen teatro, triunfante hoy en Santiago, como autor y Director.

¿A quiénes reconocer como Caballeros o Damas del Ancla, en este 14 de febrero? Lo cabal sería que los propios poseedores de este galardón lo estudiasen y propusiesen. Así, lo fijaba el Proyecto de Reglamento que mencionábamos, sugiriendo constituir la "Corporación de Caballeros del Ancla", cuya autoridad nadie podría ni discutir. No se trata de echar nombres al aire, sino de mantener el Ancla en su verdad, en su esencia. ¿Podría ser Álvaro Gómez, que de acá saltó a la nombradía internacional?

¿O Kety Farandato, o la escritora Marina Teresa Castro? ¿O Gabriel Rojas Martorell y su amplia carrera musical creando y dirigiendo coros?, ¿O el profesor y músico Raúl Ortega, autor de la música que el Norte Grande cantará al Papa?

Ardua tarea.