Vacunas y conspiranoia
La campaña de vacunación nos da esperanza de que saldremos de la pandemia, y también de que los chilenos aún confiamos más en los expertos que en los conspiranoicos de internet. La decisión de si creerle a alguien que basa su conocimiento en lo que vio en internet o a un científico que ha estudiado por años, debería ser fácil, pero a veces no lo es.
Recibimos varias vacunas desde niños. Nos inmunizan contra Tuberculosis, Hepatitis B, Difteria, Tétanos, Poliomielitis, Sarampión, Rubeola, Paperas, etc. Como país podemos decir orgullosos que somos uno de los más avanzados en Latinoamérica en esta materia, lo que incide en nuestras buenas cifras de esperanza de vida. Y actualmente también llevamos la delantera en el continente respecto a la vacunación contra el coronavirus.
Pero desde el principio de la pandemia han surgido voces, amplificadas por las redes sociales, que en base a la desconfianza hacia el Estado, las multinacionales o el sistema político-económico, han intentado convencer a quienes quieran escucharlos, que esto no es una pandemia, sino una "plandemia", y que todo es parte de un oscuro "nuevo orden mundial". Para ellos, las vacunas son una herramienta de control.
Posiblemente algunas de estas personas tienen la mejor de las intenciones, pero están provocando un daño inmenso. Entre estos conspiranoicos hay artistas y políticos que son líderes de opinión para algunos grupos, y que sin mayor evidencia ni conocimiento científico que el que le dan algunos textos o videos vistos en internet, lanzan sus teorías como si fueran verdades. Que las vacunas vienen con chips o que el coronavirus se transmite por 5G son parte de sus bizarras teorías. Por el otro lado tenemos a miles de científicos y médicos, que han estudiado el virus y trabajado intensamente contra éste, poniendo incluso su vida en riesgo, tratando de convencernos que sí debemos vacunarnos.
La decisión de a quién creerle debería ser fácil.
Pero no lo es tanto. La burbuja informativa nos hace creerle más a quien dice lo que queremos escuchar. Así, si odio las multinacionales y me dicen que la pandemia y las vacunas son un plan para ganar dinero de las farmacéuticas, querré creerlo. Compartiré y seguiré a quienes opinan lo mismo y tacharé a los que opinan diferente. Así, cada vez veré más en mi muro opiniones similares a la mía y me iré convenciendo que la mayoría piensa como yo.
Pero imágenes como las de esta semana, de miles de personas yendo a vacunarse, dan esperanza de que aún los chilenos tenemos más confianza en los expertos que en los conspiranoicos.