Aniversario de Antofagasta
En 142 años de historia, la ciudad ha sabido de guerras, cataclismos, luchas sociales y pandemias, de las cuales siempre ha salido adelante. El solo hecho de existir ya implica torcerle la mano a la naturaleza. ¿De qué otra manera se explica que una urbe de 460 mil habitantes prospere en medio del desierto más árido del mundo?
Hoy es un día importante. Antofagasta, la capital de la Segunda Región, celebra su aniversario número 142. En rigor, lo que se conmemora son los 142 años de la ocupación del territorio por parte del Ejército chileno, pero la costumbre hizo que finalmente esta fecha fuera establecida como el cumpleaños de la ciudad.
Antofagasta es una ciudad joven si se la compara con otras que ya superan largo las cuatro centurias, pero ha tenido una vida verdaderamente ardua e intensa.
En 142 años este territorio fue escenario de guerras, terremotos, epidemias, inundaciones, matanzas y luchas sociales que transformaron el país, pero también ha sido bendecida con tremendas riquezas, como guano, salitre, cobre y ahora litio, que trajeron, y seguirán trayendo, desarrollo.
Desde este pedazo de desierto bañado por el mar han surgido grandes líderes, notables poetas, artistas, políticos, periodistas, emprendedores, empresarios, historiadores y hombres nobles, que dejaron una huella profunda en sus respectivos ámbitos.
En resumen, Antofagasta ha tenido una vida corta, pero agitada, y no pocas veces ha debido sobreponerse a la adversidad.
El solo hecho de existir ya implica torcerle la mano a la naturaleza. ¿De qué otra manera se explica que una urbe de 460 mil habitantes prospere en medio del desierto más árido del mundo, en un país centralista, que muchas veces desdeña a quienes no habitan en la capital del reino?
Hoy nuestra ciudad conmemora su aniversario 142 con nuevos desafíos por delante, duros y urgentes.
El primero, claro, vencer una terrible pandemia que ya ha contagiado a 34 mil personas, y cobrado la vida de 700, además de empobrecer a decenas de miles.
En seguida avanzar en igualdad social, equidad e integración y tolerancia. Llevar educación donde aún no la hay, salud donde ella escasea, vivienda y áreas verdes a lugares desprovistos, junto con más cultura, espacios de encuentro, solidaridad y diálogo.
No es una tarea fácil, son muchas las brechas, pero Antofagasta ha cargado siempre con la dificultad. Y aquí sigue, grande y próspera, 142 años después.