Vecinos del sector norte se organizan para ayudar y acompañar a sus adultos mayores
PANDEMIA. Se unieron para llevarles alimentación, ayudarles con el aseo de sus viviendas y darles acompañamiento durante la pandemia, siempre bajo estrictas medidas sanitarias.
"Que nuestros vecinos se hayan organizado para ayudarnos, es una excelente iniciativa, algo que sale de lo común, porque para qué estamos con cosas, a nadie les importan los abuelos".
Gladys Troncoso Liñandariza, de 85 años y dueña de la frase anterior, vive hace cinco años en una pequeña villa sin nombre, la cual solo se identifica por el número "9636" pintado a un costado de la entrada en calle Los Chungungos, en el sector norte alto (arriba de la Feria de las Pulgas).
Ha vivido sola la mayor parte de su vida. Tiene un hijo y dos nietos adultos, quienes la visitan esporádicamente. La pensión por la que trabajó 30 años, apenas la alcanza para sus gastos, o comprarse algún libro nuevo para leer.
"No puedo caminar mucho, tengo un dolor en la cadera que me llega hasta el pie. Antes de la pandemia hacía actividad dos veces por semana, iba a baile entretenido, pero con esto todo está cerrado y no he salido mucho. Creo que esa falta de actividad hará que quede tullida. Si no fuera por mis vecinos, no vería a nadie", dijo.
Conciencia
Jacqueline Veas Díaz, de 49 años, es vecina de la villa y líder del grupo de vecinos que realiza la olla común para los adultos mayores, además de las visitas sanitarias, entre otras acciones. Según manifestó ya antes habían querido ayudarlos, pero no encontraban los recursos. De hecho, fue aprovechando el envión anímico de la iniciativa en pro de las personas con covid (también les entregaban alimentos), que comenzaron a incluir a los adultos mayores.
"Junto a un grupo de vecinas muy cooperadoras, empezamos a trabajar. Primero para atender y apoyar a la gente que tenía covid, pero después nos entusiasmamos y comenzamos a incluir a los abuelitos, ya que sabíamos que estaban solos y con alguna dificultades. La olla se llama "Isla Cruz Colina", y recién vamos a cumplir un mes. Ayudamos a diez abuelitos de la villa, junto a otros nueve que son de afuera", dijo.
Acotó que tras la intervenciones en el sector, han visto a los adultos mayores mucho más felices, ya que se sienten acompañados y considerados.
"Los ayudamos con lo que necesiten, no es solo alimentación; les hemos ido a limpiar las casas, ya que estan solitos y les falta apoyo. Entre los vecinos les vamos a dejar dulces, sopaipillas, pancito amasado; no muy seguido, porque igual son adultos mayores", manifestó.
Al respecto, Rudith Gallardo Rojas, de 81 años, también vecina de la villa, sostuvo que "esto es excelente, muy bueno para nosotros, ellos nos traen almuerzo, dulces, pan, sin ningun interés de que nosotros aportemos algo, nos visitan, nos traen once el día domingo... ellos nos han tratado super bien, se han preocupado montones por nosotros".
Acotó que "cuando ellos vienen me siento acompañada, la señora que nos trae almuerzo (Jacqueline), viene todos los días a la misma hora, es muy amable".
Una opinión similar manifestó su amiga y vecina de la villa hace poco más de 11 años, Gloria Nadia Fernández, quien con 76 años, dice que las autoridades deberían, al menos una vez al mes, preocuparse más de sus adultos mayores, más allá de la vacuna.
"Creo que las autoridades nos han dejado un poco de lado en esta pandemia, por lo menos acá no han venido en todo este tiempo, y creo que deberían venir, al menos una vez para saber cómo está la gente mayor, los adultos mayores. No han sido tiempos sencillos, pero lo importante es que hay vecinos a los que todavía les funciona el corazón. Son ellos los que se organizan", dijo.
Salud
Fedelinda Véliz, de 85 años, vive hace 13 años en la villa. Su esposo murió hace más de 30 años y hoy comparte su vida con uno de sus siete hijos, quien llegó recientemente.
Muy creyendete de Dios, por su fe evangélica, no tiene más que gratitud para estos vecinos, por quienes siempre pide en sus oraciones.
"Hay abuelitos que tienen más fuerza, y otros pobrecitos que están más postrados. Afortunadamente tengo la virtud que el señor me ha dado de estar bien de salud, y a veces visito a mis vecinas más viejitas, para ver como están, les ayudo con sus cosas; sé cómo están. Por eso que vengan estas personas, es un regalo del señor", dijo.
La olla común funciona todos los días, desde la cocina de Jacqueline, gracias al aporte diario que hacen cerca de 20 vecinos del sector.
Gladys, Troncoso,, vecina de
85 años.
"Que nuestros vecinos se hayan organizado para ayudarnos, es excelente, ya que a nadie le importan los adultos mayores".
Jacqueline, Veas,, gestora
olla común.
"Les ayudamos con lo que necesiten, no es solo dar alimento, también los visitamos y les ayudamos a limpiar sus casas".
Rudith, Gallardo,, vecina de, 81 años.
"Es excelente, ellos nos traen almuerzo, dulces y pan, sin ningún interés de que nosotros aportemos algo".
Fedelinda, Véliz,, vecina de
85 años.
"Hay abuelitos que tienen fuerza y otros más débiles que están postrados. Las autoridades deberían interesarse".