José Papic Radnic, don Pepe
Si una vocación pudo asignársele a José Papic Radnic, esta fue la de insuperable relacionador público, el número uno del Norte. ¿Qué ignoró de lo que aquí, se escondía y aguardaba su hora para beneficiar a estas tierras? Nada: era una enciclopedia que compendiaba cuánto éramos y cuánto necesitábamos para ser más, en el panorama del futuro: mapas, cálculos, proyectos. En su estampa de hombre y de alto caballero, parecía levantarse el porvenir. Esta palabra profunda y misteriosa, porvenir, no fue para él una cualquiera: fue el porvenir feliz de Antofagasta
Vivió para meditar en torno a los problemas de Antofagasta, sin olvidar, por un instante, los que por vecindad, importaban al Norte, siempre colocado en tercera fila en el juicio de aquellos que el recordado Alfonso Meléndez llamaba, con ironía, "los caciques del Mapocho". Pepe Papic no se encandilaba por las luces de los altos personajes que llegaban a la ciudad. El era un personaje de tanta o mayor jerarquía que muchos de ellos. Pudo triunfar en Santiago, como diputado o senador: prefirió, como Jotabeche, servir, en su terruño; permanecer, leal, a sus asuntos; existir en constante actitud de sembrador en el páramo: las manos abiertas hacia el dolor, la necesidad y la amistad de sus hermanos pampinos y costinos.
Con la muerte de José Papic muere la esperanza de que Antofagasta llegue a ser puerto en plenitud. Decimos así, porque Pepe Papic fue, sin fatigas ni desalientos, el verdadero impulsor de cuanto bien pudo acrecentarnos.
Días antes de su deceso, siguiendo su costumbre, nos dejó un sobre con saludos "por el 14" y el obsequio de una revista francesa en la que aparece un soneto que no podemos traducir, por tratarse de una audacia de poeta, bastante fuerte.
Pepe era así: se preocupaba de atender a los demás, siguiendo el curso de sus preocupaciones. En un viaje a la ciudad, Pablo Neruda habló de su amor por las anclas. Pepe, apenas se fue el poeta, buscó un ancla y, venciendo mil trajines, se la envió como regalo de nuestro puerto. Pablo recordaba "- En Isla Negra tengo el ancla de José Papic de Antofagasta".
¡Pepe Papic fue, y es, de los minerales más valiosos del Norte chileno!
NdeR. Hoy se cumplen 38 años de la muerte de José Papic, en febrero de 1983