Myanmar: masivas protestas tras amenazas de junta militar
CRISIS. Tras un violento fin de semana, cientos de miles salieron a protestar en contra del golpe de Estado. Los militares advirtieron que habrá más muertes.
Agencias
Cientos de miles de personas salieron ayer a las calles de todo Myanmar (Birmania) en la mayor jornada de protestas contra la junta militar desde el golpe de Estado, tras un fin de semana trágico en el que dos personas murieron por disparos de la policía.
El bloqueo de internet, el corte de calles y las amenazas de los militares de que habrá más muertes, no frenaron a los birmanos, que salieron en masa a manifestarse desde la mañana en una convocatoria de huelga que paralizó el país.
Las protestas masivas inundaron las principales arterias de Rangún, la ciudad más poblada, Naipyidó -la capital- y Mandalay, escenario de la sangrienta represión del fin de semana, así como otras muchas localidades a lo largo y ancho de la nación.
Los asistentes reclaman el restablecimiento de la democracia y la liberación de los presos políticos, que ya son 684, entre los que se incluye a la líder electa, Aung San Suu Kyi, como hacen a diario desde hace más de dos semanas en respuesta al levantamiento militar del 1 de febrero.
Aunque en general las protestas se realizaron de manera pacífica, en Naipyidó se vivieron los mayores altercados, según videos publicados por los activistas en las redes sociales, que mostraban a la Policía persiguiendo a los manifestantes, mientras se produjo un número sin confirmar de detenciones.
Desafío a las amenazas
Ante la convocatoria de ayer, la junta militar volvió a dejar sin internet al país una noche más y restringió el uso de datos durante la mañana, además de cortar varias avenidas de Rangún y Naipyidó para impedir el acceso a los puntos especialmente concurridos durante las protestas.
La masiva convocatoria fue bautizada como "la revolución 22222" porque se realizó el día 22.2.2021, en referencia a las protestas contra la junta militar del 8 de agosto de 1988, conocida como la revolución 8888, que fue violentamente reprimida por las fuerzas de seguridad.
La repuesta masiva de ayer, que paralizó casi todo el país con numerosos comercios que permanecieron cerrados en solidaridad con el movimiento prodemocracia, llegó tras la represión policial que el sábado costó la vida por disparos policiales a dos manifestantes en Mandalay, la segunda ciudad de Myanmar.
Con las dos muertes del fin de semana son ya tres los fallecidos por la violenta respuesta de las fuerzas de seguridad, después de que hace una semana falleciera tras 10 días hospitalizada Mya Thwe Thwe Khine, una joven de 20 años que fue víctima de un disparo policial en la cabeza durante una protesta, y cuyo funeral se celebró en Naipyidó.
Sanciones a militares
En respuesta a estas muertes, la junta militar, lejos de echar pie atrás, justificó su actuar y culpó a los manifestantes.
"Están incitando a la gente, especialmente a adolescentes y jóvenes emocionales a un camino de confrontación en el que sufrirán la pérdida de la vida", enfatizó la junta militar a través de un mensaje por la televisión estatal.
La comunidad internacional mira con rechazo la violencia en Myanmar y el jefe de la diplomacia europea Josep Borrell, anunció que "los ministros de Exteriores de la Unión Europea (UE) decidieron sanciones focalizadas contra los intereses económicos y financieros de los militares, porque en ese país son empresarios y dueños de partes de la economía".
Borrell explicó que tras el acuerdo político se inició el trabajo técnico para finalizar las sanciones y que sean adoptadas. "Esto puede ir muy rápido", aseguró.