Seguridad de las vacunas
Menos del 1% de las personas que han sido inoculadas ha presentado alguna reacción leve, como dolor o fiebre. El dato es claro, qué duda cabe. En Estados Unidos, donde se han administrado más de 17,5 millones de dosis de las vacunas Pfizer/BioNTech y Moderna, se han reportado 66 casos de anafilaxia, lo que supone menos de 4 casos por millón.
A medida que avanza la campaña de inmunización en la región y el país, va quedando claro que las vacunas que se están administrando a la población, Pfizer/BionTech y CoronaVac de Sinovac, son altamente seguras.
Según informó esta semana uno de los encargados del proceso en Antofagasta, menos del 1% de los inoculados en la ciudad ha presentado alguna reacción adversa, pero todas de carácter bastante leve.
Para el caso de Sinovac, que es la vacuna de aplicación masiva, la más común ha sido la punción o calor que queda en el sitio donde se recibió la inyección, algo que ocurre normalmente con todas las vacunas y no representa mayor peligro.
Con la vacuna Pfizer, de administración preferente al personal de Salud, se han reportado, además de la punción, dolor muscular y en algunos casos fiebre.
El dato confirma algo que ya se sabía, pero que siempre vale la pena recordar: las vacunas son seguras y aunque en ciertos individuos pueden generar alguna reacción, la gran mayoría de las veces estas serán leves.
Esto no sólo está ocurriendo en Chile, sino que se repite en todos los países que avanzan en sus campañas.
La BBC, por ejemplo, publicó que en Estados Unidos, donde se han administrado más de 17,5 millones de dosis de las vacunas Pfizer/BioNTech y Moderna, solo se han reportado 66 casos de anafilaxia (47 con la vacuna de Pfizer/BioNTech y 19 con la de Moderna), lo que supone menos de 4 casos por millón de dosis o el 0,0003% de todas las dosis analizadas.
En 21 de esos 66 casos (32%) la persona había tenido casos previos de anafilaxia por otros motivos.
En el mundo no se han registrado fallecimientos vinculados alguna vacuna debidamente aprobada.
Debe recordarse que la producción de una vacuna es un proceso extremadamente riguroso, que consta de tres fases donde se van probando la efectividad y seguridad de las fórmulas, hasta llegar a un producto final, que debe ser certificado por las agencias sanitarias de los países interesados, en nuestro caso el ISP, que está al tope en su categoría en la región. ¿Quedan motivos para dudar entonces?, creemos que no.