Pesimismo de género
"Son tiempos de mujeres", se escucha en varios espacios de conversaciones públicas. Mi pesimismo de género me hace pensar que las situaciones en este país y, en especial en la Región, son más bien discursos retóricos que realidades tangibles. Nos vamos auto-convenciendo de que ya no tendríamos por qué ser, como dice la canción de Jesse & Joy, "siempre la de la mala suerte", y ser visibilizadas política y públicamente más allá de un 8M. Desde una mirada muy realista, eso todavía está muy lejos de ocurrir. En sociedades patriarcales como la nuestra, las mujeres no somos educadas en la competencia, en la confrontación y la racionalidad dialógica; en cambio, aprendemos emocionalidades peligrosas sólo para la reproducción biológica y cultural, un peso inconmensurable sobre nuestros propios huesos. Las que no reproducimos los estereotipos, somos expulsadas del sistema o nos transformamos en un simple error de éste, como ocurre con algunos/as hijos/as en el seno de las familias tóxicas (Laura Rojas-Marcos, 2017).
Las olas feministas han contribuido como dice Steven Lukes (2004) a poner los temas de mujeres en las agendas públicas, pero no necesariamente en las políticas públicas. Prueba de ello es que el Covid-19 ha impactado más fuertemente en mujeres que en hombres en términos sociales y económicos (webinar "Covid-19 in the UK: where are all the women?", 03/03/2021). Es más probable que las mujeres hayan estado trabajando en sectores que quedaron completamente bloqueados por la pandemia tales como tiendas minoristas, hostelería, salud, belleza, entre otras; tengan mayores deudas como jefas de hogar en familias monoparentales, con parejas ausentes o 'papitos corazón'; vivan en la pobreza y hayan experimentado mayores niveles de violencia doméstica y abuso. Esto último no es menor, porque de acuerdo con el Sernameg, el levantamiento de las cuarentenas ha implicado avalanchas de mujeres denunciando, de manera presencial, violencia de género.
En política, la escasa representatividad de mujeres aspirando a cargos de poder da cuenta de lo que los ingleses consideran un oficio sólo para hombres. Las féminas que están en cargos políticos, o reproducen sororidades masculinas, sólo podría haber una 'dama de hierro' en la región -por ejemplo-, o hacen uso de la estrategia que yo llamo 'machos bastones', es decir, ellas se afirman en aquellos varones que tienen poder para llegar a acceder a mayores espacios de toma de decisiones. El camino de la mujer hacia el poder es un extenso desierto como el de Atacama y un campo de batalla permanente como Siria.
Sin embargo, este pesimismo de género que cargo desde el nacimiento, no me ciega al presenciar con admiración experiencias internacionales en manejo de la pandemia como el caso de Angela Merkel en Alemania, Mette Frederiksen en Dinamarca, Sanna Marin en Finlandia, Katrín Jakobsdóttir en Islandia, Erna Solberg en Noruega, Jacinda Arden en Nueva Zelanda y Tsai Ing-wen en Taiwan (BBC, 16/04/2020). Estos liderazgos han sido significativos, pensando que menos del 7% de los/as líderes/as globales son mujeres. Todas ellas desarrollaron estrategias oportunas del manejo de la pandemia tales como testear al máximo y aislar rápidamente a los/as pacientes. De seguro sus inteligencias emocionales permitieron hacer un buen brevaje entre la capacidad 'cuidadora' y la racionalidad práctica de resolución de problemas, lo que la Teoría Feminista denomina liderazgos 'ovular-empático' y 'racional-estratégico'.
Para el desarrollo efectivo de liderazgos femeninos en política, es importante que las mujeres tengamos opiniones de los temas país más allá de las problemáticas de género propiamente tal. En un programa de televisión (Pauta Libre, 28/02/2021) se emplazó al Senador Francisco Huenchumilla a que la candidata presidencial de la DC Ximena Rincón se refiriera al caso de la Araucanía, por lo cual su liderazgo debiera tener este fuerte componente de 'agenda setting'. Un caso interesante de valentía política (espero que no de oportunismo político) se observa en la candidata a alcaldesa por Sierra Gorda y Baquedano Adriana Rivera Vega, quien se atrevió a denunciar el histórico 'acarreo político' en la zona.
La verdadera sororidad política está en que seamos las mismas mujeres las que potenciemos a nuestras compañeras para hacerse visible en los espacios públicos. Un buen liderazgo político NO desarrolla una estrategia 'Queen Bee' o abeja reina, cuando se sube al poder, se abren las puertas para que las demás mujeres puedan acceder a éste también, porque en lo público hay espacio para todas.