La voz que arrastra el misterio de la poesía
Después de dos décadas de extravío, vuelve a circular "Escrito en Braille", de Alejandra del Río (Ediciones UV), libro táctil y sonoro que invita a caer en trance con las palabras.
A finales de los años noventa, Alejandra del Río obtuvo el premio Eusebio Lillo por "Escrito en Braille". Para presentarlo, se vendó los ojos y recitó todos los poemas de memoria, mientras sus amigos poetas prendían velas. Tras esta presentación, vendió centenares de ejemplares la misma noche y su libro desapareció inexplicablemente de la bodega de la editorial que lo había impreso.
"Escrito en Braille" se volvió un libro inencontrable, hasta ahora que vuelve a circular, a 25 años de su escritura, de mano de la editorial de la Universidad de Valparaíso. Entonces era el segundo libro de la poeta, que en la pasada década publicó "Llaves del pensamiento cautivo" (Garceta, 2015), "Dramatis Personae (UV, 2018) y "Capuchita negra" (Aparte, 2019).
Licenciada en Literatura en la Universidad de Chile, con posgrados en Alemania para enseñar escritura, es una de las voces más activas de la generación poética de los noventa.
Esta reedición de "Escrito en Braille" cuenta con un epílogo de la propia autora narrando esos años de formación, los noventa. Asistía embarazada a la Fundación Neruda, con 22 años, y sus compañeros de taller no recibían bien sus poemas y "más encima fumaban".
Esta nueva versión recupera la diferencia material del libro original, que tiene efectivamente el braille para palpar en portada y permitir que sea parcialmente una lectura inclusiva, también en los números de página y en separatas de la obra. Esa posibilidad de lectura se ve refuerza con un código QR que permite oír la lectura de Alejandra del Río.
"Escrito en Braille" se convierte también en un audiolibro, que para del Río, "abre las posibilidades de lectura, el poema que no esté encerrado en la página en un libro, que la lectura nos sea silenciosa y personal". Para la poeta, este libro "es muy sensorial, cuando vas pasando las yemas de los dedos por las páginas y vas sintiendo el braille te produce un efecto físico".
"Escrito en Braille" de Alejandra del Río será presentado por Soledad Bianchi, una de las mayores pensadoras de la literatura actual chilena, jurado del concurso Eusebio Lillo, el próximo miércoles 10 de marzo, en uv.cl, a las 18.30 horas.
-Alejandra, ¿qué significa la voz para la poesía?
-La voz es tan potente que se puede transmitir en aparatos electrónicos. La poesía mueve las emociones porque es una expresión de la energía humana, porque cuando yo recito ese texto tiene una intención y quiero que esa intención llegue al otro. No como los poetas que leen como si estuvieran leyendo la guía de teléfono, nadie se tiene que emocionar mucho, todo tan cool, una lata. Tiene que pasarte algo con la poesía. Otros parecen discursos filosóficos, pero la filosofía no te mueve a la emoción.
-En tu voz uno entra en lo enigmático.
- La poesía te puede llevar a un trance, quería trabajar eso también. Esas texturas que se logran con el lenguaje en el libro como son repetitivas te llevan a un estado de conciencia diferente a través de un trance. Quería que la poesía fuera un paisaje sonoro y que envolviera a las personas en ese ritmo y esa cadencia.
-¿Cómo llegaste a imaginar un texto en braille?
-En esa época yo colaboraba con la biblioteca para ciegos, me interesaba mucho el tema de la discapacidad y me llamaba mucho la atención cómo los ciegos podrían apreciar la poesía. Por ese impulso empecé a leer libros para ciegos, conversaba con ellos y todo eso me llevó a escribir un libro que no estuviera basado en la imagen. Que estuviera basado en otros elementos no tan utilizados en esa época, el ritmo, el sonido, lo que llamaba en esa época las texturas verbales. Que no tuvieran que ver con el yo, porque mi primer libro, "El yo cactus", trabajaba con el recurso de la imagen, del yo. Quería hacer todo lo contrario. Quería hacer un libro que se pudiera tocar.
-¿Cómo han sido los talleres de escritura por Zoom?
-Yo creo que hoy, la escritura en general y específicamente la poesía, es una herramienta de resistencia, un arma de lucha. La educación poética beneficia a niveles cognitivos, la poesía abre el pensamiento. Yo siempre hablo de rescatar el cuaderno, rescatar ese espacio íntimo. Hoy día todo es digital, apretando botones. Hay que volver al cuerpo escribiendo a mano porque automáticamente estás dentro de ti. Un momento sin pantalla, dentro de nosotros mismos. La pantalla te separa de ese interior.
-Has hecho talleres de escritura terapéutica también.
-Trabajo en didácticas para la escritura terapéutica. La poesía te da esa posibilidad de autosanación, de autoeducación, puedes descubrir sobre ti mismo a través de la escritura. En la formación que doy a educadores y profesores trato de revelar estas característica que te dan autonomía, eso es algo que traspasa la literatura. No necesariamente tienes que ser un súper letrado para escribir, es una expresión que está al alcance de cualquiera, que provoca y permite una gran libertad
-¿Dónde compruebas ese espíritu de la poesía?
-Por todas partes en el estallido social estaba la necesidad de la expresión, los muros hechos poesía, la necesidad de volver a contactarse, para mi esos son los fundamentos de la educación poética. La poesía es más que literatura.
-¿Cómo se formaba una poeta mujer en los noventa?
-Me querían cortar las alas. Era muy raro que una mujercita hablara del yo, me decían que era la farándula del yo para denostar mi escritura, que era muy subjetiva en mi primer libro. Mostraba mis poemas desde mi intimidad, desde mi subjetividad. No era como ahora que está bien hablar desde la intimidad.
-Los tiempos han cambiado.
-Fue difícil, tenías que ser súper cuero de chancho. Cuánta gente, sobre todo niñas y mujeres han estado en talleres literarios con vates que tienes que escribir como ellos, que no tienen lo de educador para ayudar a encontrar la voz personal, nada de eso había. Los talleres eran terribles, salías llorando. No sé si habrá sido más difícil para las mujeres que para los hombres. Los primeros libros salen por necesidad de la expresión. Algún día quizás no voy a necesitar los poemas, ojalá ya no esté esa urgencia tan grande de sacar la expresión.
El libro de Alejandra del Río "Escrito en Braille" estuvo perdido durante 25 años.
Por Cristóbal Gaete
cedida