Entre las consultadas apuntaron nombres históricos. Francis Espinoza destacó tres, partiendo por la hermana Elsa Abud Yáñez, la que Andrés Sabella Gálvez, definió como una institución en la región más allá de la cultura. "Ella fue una gran intelectual con un conocimiento enciclopédico y un profundo amor por la enseñanza. Llegó a Antofagasta en 1958 y fue prácticamente una de las fundadoras de la Universidad del Norte desplegando su quehacer académico y misional. En 1990 fue designada Académica Correspondiente en la Academia Chilena de la Lengua".
El segundo nombre es Eloísa Zurita Arriagada, la primera feminista de Chile, periodista y revolucionaria social que apoyó la huelga de los trabajadores del ferrocarril en 1906 que terminó con la "Matanza de la Plaza Colón". Activa militante de la DC, enseñó a las mujeres a emanciparse y exigir sus derechos de igualdad.
La tercera, Adriana Zuanic: "una tremenda intelectual, cineasta y mujer de mundo que plasmó su conocimiento en levantar la historia cinematográfica de Antofagasta y dejar plasmado su sello en festivales que llevaron a la ciudad a un reconocimiento internacional. Se trajo la experiencia de Estados Unidos a través de sus estudios a la región".
Respecto de Zuanic, Rosa Salas agregó: fue una persona que amó el séptimo arte, y a través de documentales y cortos reflejó a Antofagasta desde una mirada distinta, llevándonos desde su lente a festivales internacionales. "Ella fue profesora de algunos de mis cercanos, todos ellos tuvieron la suerte de ser contagiados por su pasión por el cine".
Paola Mardones complementó: Con una mirada amplia del mundo y su disciplinada, poco común, pudo entregar a sus alumnos los mejores conocimientos de un arte poco utilizado en regiones. El largometraje en 35mm, Antofagasta, El Hollywood de Sudamérica , circuló, mostrando el nombre de Antofagasta por el mundo, entre otras películas de ella.
Mardones añadió a Juana Saavedra, quien llegó a los 5 años a Antofagasta donde cursó los estudios para dar la prueba y titularse de practicante en enfermería. Trabajó en el servicio de salud pública y como enfermera particular. En 1950 se postula a regidora, con el dicho "Las Mujeres tienen más capacidades que los Hombres". En 1952 ocupa el cargo de alcaldesa de Antofagasta, primera mujer en ocupar el cargo. Su labor destacada en aseo, labores sanitarias, ornato, reparando el cementerio, Plaza Colón, entre otros. Su profesión siempre la mantuvo en contacto con la gente más vulnerable, además su vocación de servicio la encabezó a través de la Sociedad de la Mujer, donde fue tesorera honorífica hasta su muerte (1974).