La responsabilidad democrática
Para votar por un representante hay que informarse. Este proceso nos mostrará qué tan comprometidos estamos con la democracia. La responsabilidad democrática no se acabó con el plebiscito. De hecho, esa fue la parte fácil: elegir entre dos opciones.
El 10 y 11 de abril Chile vivirá una "mega-elección". Un proceso único en su historia. En dos días se elegirán alcaldes, concejales, gobernadores regionales y constituyentes. En el caso de los dos últimos cargos, es primera vez que éstos son elegidos democráticamente. Los gobernadores tendrán la misión de liderar el destino de la región de forma autónoma a los intereses del gobierno central, mientras que los convencionales constituyentes redactarán la nueva Constitución. La carta magna por primera vez en nuestra historia contará con redactores elegidos por los ciudadanos, con paridad de género y representación asegurada de representantes de los pueblos originarios.
Pasaron muchas cosas para que llegáramos a esta histórica elección: en el caso de los gobernadores regionales se debieron superar las trabas de parte de la clase política que veía como inadecuado que las regiones ganen mayores grados de autonomía, por lo mismo, aún no está claro cuánto grado de poder de decisión tendrá la figura del gobernador regional.
En el caso de la Convención Constitucional, se llegó a ella a través de un plebiscito que a la vez fue la respuesta política al estallido social. La votación del plebiscito fue abrumadoramente mayoritaria a favor de la nueva Constitución, con una participación nada despreciable tomando en cuenta la situación de pandemia (50,9% de la población fue a votar). Pero de elegir entre "Apruebo" y "Rechazo", pasamos a deber elegir a nuestros representantes. Mientras algunos critican la participación de los "políticos de siempre", otros apuntan a la falta de experiencia de gran parte de los postulantes. Pero nunca habíamos tenido tanta variedad de perfiles en un proceso, lo que debería ser tomado como algo positivo, más que negativo. Eso sí, esa variedad viene acompañada de un trabajo que debemos realizar tanto quienes se postulan como los mismos votantes: informar e informarse. La responsabilidad democrática no se acabó con el plebiscito. De hecho, esa fue la parte fácil: elegir entre dos opciones. Ahora viene el paso que realmente nos mostrará el compromiso. Porque para votar por un constituyente es necesario sí o sí leer las propuestas de estos y aprender de qué trata una constitución.
Indignarse siempre es fácil, lo difícil es comprometerse.