La otra crisis: campamentos aumentaron en un 12,7%
EXCLUSIÓN. Según el último catastro de Techo-Chile, la región pasó de 79 a 89 asentamientos en los últimos años.
En junio del año pasado, pos estallido social y en pleno primer peak de la pandemia, un grupo de 80 familias aquejadas por la crisis económica y la pérdida de sus empleos, se tomaron un terreno en el sector centro alto de la ciudad, justo arriba de la población René Schneider, para levantar allí el Campamento Altamira, sumándose así un asentamiento más a la ya compleja situación que vive la comuna de Antofagasta en esta materia por la falta de soluciones habitacionales.
Esta semana se dio a conocer los resultados del último Catastro Nacional de Campamentos 2020-2021 elaborado por la Fundación Techo-Chile y Fundación Vivienda, dejando en evidencia un alarmante aumento de este tipo de asentamientos en todo el país como consecuencia de los efectos económicos de la crisis sanitaria.
Incremento
En el caso de la Región de Antofagasta -según el estudio- en comparación al último catastro realizado la zona experimentó un aumento en el número de campamentos de un 12,7%, pasando de 79 a 89 asentamientos en los que viven 7.298 familias.
Dichos campamentos y familias se encuentran agrupados particularmente en la comuna de Antofagasta, que concentra 60 asentamientos y un total de 5.184 hogares.
Del total de las 7.298 familias señaladas, 4.866 corresponden a hogares migrantes, siendo un 66,7% del total de estos. Además, existen aproximadamente 7.736 niños y niñas menores de 14 años habitando en estas tomas de terreno.
Es importante recalcar que, a diferencia de otras regiones del país donde existen una mayor preponderancia de familias que llegan a vivir a campamentos ya conformados (hubo un baja de 4,5%), en Antofagasta se observa un alza muy significativa en la cantidad de nuevos campamentos que se han originado a partir del año 2018.
Respecto a este incremento de campamentos en la región, el director regional de Techo-Chile, Javier Cifuentes, es una clara señal de una enfermedad extendida en las ciudades, que es la falta de acceso a la vivienda.
"Lo que demuestra este catastro es que los campamentos son una respuesta para miles de familias que están viviendo situaciones bien complicadas. Hemos identificado que al final los campamentos son un síntoma de un problema profundo que tiene que ver con la exclusión", planteó Cifuentes.
En su análisis sobre que empuja a una familia a vivir en un campamento, el periodista de profesión agrega que "el principal motivo se debe a un factor económico debido a la falta de una fuente laboral. También hemos detectado casos de familias que están viviendo situaciones bien críticas vinculadas a la exclusión habitacional, hacinamiento, o familias que están pagando arriendos abusivos, incluso informales, que los pone en una situación de alta vulnerabilidad que los arroja a vivir a los campamentos".
Servicios básicos
Una de las dificultades de habitar en campamentos dice relación con el acceso deficitario a servicios básicos, en especial en medio de la crisis sanitaria que atraviesa el país.
"El catastro arrojó que el 98% de las familias no cuenta con acceso a agua potable. Y eso creemos que es alarmante, sobre todo si en estos últimos meses de pandemia lo que más nos piden es quedarnos en la casa, y por otro lado, lavarnos las manos. En este caso las familias no tienen la opción de lavarse las mano o no. Ni siquiera tienen una vivienda adecuada para quedarse en la casa", puntualizó Cifuentes.
Una de las particularidades de los resultados que entrega este reporte es que esta explosión en la campamentación se ha producido fundamentalmente porque los asentamientos aumentaron de tamaño, más que por el hecho de que hayan aparecido nuevas tomas de terreno.
En el caso de la región, de los 89 asentamientos catastrados, un 25,4% de ellos corresponden a macrocampamento.