Vacunación y prevención
La OMS ha advertido cierto relajo en la poblaciones que están siendo vacunadas contra el covid, lo que supone un riesgo enorme que debe evitarse. Chile es uno de los países que más rápidamente está vacunando a su población, pero eso no puede llevarnos a un exceso de confianza. Hay que mantener los resguardos, no es momento de relajos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), ha hecho un llamado a mantener las medidas de precaución y no ceder a la peligrosa tentación de relajar los cuidados debido al avance de la vacunación contra el covid-19.
Es un llamado oportuno, por cierto, puesto que se ha insistido en que la vacunación no evita (al menos no en todos los casos) el contagio con el virus, sino que inhibe sus manifestaciones más graves, por lo que incluso podría darse el caso que personas vacunadas enfermen leve o moderadamente y transmitan el patógeno a otras personas más susceptibles.
Y en su mensaje a la OMS ha puesto como ejemplo a Chile, país que pese a contar con más de 6 millones de personas vacunadas, la mitad de ellas con las dos dosis, está experimentando un fuerte aumento de casos, sobre todo entre su población más joven, que es precisamente la menos cubierta por la vacunación masiva.
"Tras la distribución de vacunas hay quienes dejan de cumplir medidas tales como el distanciamiento físico, la higiene de manos, la ventilación o el evitar lugares concurridos, y todo eso tiene que continuar junto a la vacunación", alertó la responsable de la unidad técnica anticovid de la OMS, Maria Van Kerkhove, hace unos días, aludiendo a la situación que se registra en el país y en otros que enfrentan el mismo dilema.
Chile es uno de los países que más rápidamente está vacunando a su población en el mundo y ya ha administrado al menos una dosis a casi el 40 por ciento de los habitantes, un porcentaje que en el mundo sólo superan Israel y los Emiratos Árabes Unidos.
Pero eso no puede llevarnos a un exceso de confianza, sino todo lo contrario, tiene que comprometernos a ser más prudentes aún. No se trata de ser pesimistas, sino cuidadosos y precavidos. Caminar lento, para llegar más rápido. No hay otra forma.
En más de un año de pandemia el mundo entero ha sufrido inmensos sacrificios, privaciones, dolor, angustia y muerte, pero gracias al trabajo de muchos, ya hay una senda por la cual transitar para salir de la pesadilla que nos trajo el covid-19. No tropecemos. Una vez más, hay que apelar a lo mejor de cada uno.