Salud mental amenazada
Un estudio alertó que Chile es el país donde más empeoró la salud mental entre 30 naciones medidas. El 56% se siente afectado emocionalmente. La salud mental, como la física, es frágil. Y tal como un resfrío mal cuidado nos puede enviar al hospital, el estrés, la angustia o el cansancio emocional nos puede conducir a enfermedades más complejas.
Hablar de salud mental se convierte en una necesidad cada vez más elemental, sobre todo en un país donde aún existe cierta resistencia a asumir que en algún momento de nuestras vidas, o bajo ciertas circunstancias, todos podemos requerir consejo, orientación o incluso tratamiento.
La pandemia ha agudizado esta necesidad. Estrés, angustia, depresión, temor e incertidumbre son sentimientos que se repiten y que si no se manejan oportunamente, pueden dar lugar a ciertas manifestaciones de las cuales conviene ocuparse.
Un informe de la consultora Ipsos conocido esta semana indica que Chile es el país de América Latina en que más empeoró la salud mental desde el comienzo de la pandemia y el segundo en el mundo en este mismo ranking, solo detrás de Turquía.
En el detalle, el 56% de los chilenos considera que su salud mental y emocional se ha deteriorado desde el inicio de la crisis sanitaria. La marca se sitúa 11 puntos porcentuales por encima del promedio del estudio (45%), que incluye el análisis de la salud mental en 30 países de los cinco continentes.
Hay que considerar que antes de la pandemia, Chile ya era uno de los países de la región con peor salud mental y, además, uno de los que menos presupuesto destinaba a esta materia.
Por eso el resultado no debiera sorprendernos.
La salud mental, como la física, es frágil. Y tal como un resfrío mal cuidado nos puede enviar al hospital, el estrés, la angustia o el cansancio emocional nos puede conducir a enfermedades complejas.
La depresión es una de ellas. La Encuesta Nacional de Salud Pública 2019 estimó que el 6% de los chilenos tuvo o tenía depresión, y sólo una mínima proporción consultó o buscó apoyo para superarla.
Se ha dicho varias veces, pero es una obligación insistir. La salud mental de los chilenos está amenazada y ese es un desafío que debe movilizar esfuerzos tanto individuales, como familiares e institucionales.
Usando el mismo ejemplo anterior, un resfrío bien tratado será un malestar pasajero; una emoción límite o desagradable, también puede serlo, si existe el apoyo y la voluntad de buscar esa ayuda.