Trabajadores esenciales relatan cómo es cumplir con su labor en pandemia
CIUDAD. Personal que realiza diversidad actividades como carteros, conductores de colectivos o servicio de aseo han cumplido un rol clave durante la emergencia sanitaria.
No son médicos ni su labor es salvar vidas en medio de la pandemia, sin embargo, su trabajo ha sido fundamental para que las ciudades continúen operando pese a las restricciones sanitarias.
Se trata de personas que cumplen diversas funciones esenciales en el quehacer diario de toda urbe, desde repartidores de encomiendas, carteros, bomberos de bencineras hasta choferes de colectivo, quienes salen a la calle a cumplir con su labor para que otros no pongan en riesgo su vida.
Arnoldo Villegas (48) ingresó a la empresa Correo Chile apenas salió del liceo. Este antofagastino lleva 30 años trabajando como cartero, una actividad que él define como "esencial", sobre todo en tiempos de catástrofes cuando más se requiere que las misivas y encomiendas lleguen a destino.
"Desde el primer día hemos estado trabajando porque nosotros a través de la historia correos siempre ha cumplido un rol de comunicar al país, ya sea en guerra o pandemia. Somos una empresa esencial porque la gente necesita estar comunicada. A pesar que si bien la tecnología nos ha sobrepasado, correos sigue siendo indispensable, ya que también debemos transportar documentación o productos que son necesarios para la gente", explica el trabajador.
En la comuna de Antofagasta son cerca de 60 los carteros que recorren, a pie o en bicicleta, la ciudad en toda su extensión entregado encargos y visitando en promedio 300 domicilios al día, sin duda, una situación que preocupa a los trabajadores de este rubro por la alta exposición al contagio por lo que su labor implica.
E ahí que tomar los resguardos sanitarios son fundamentales, sostiene Villegas. "Al comienzo nos costó un poco adaptarnos a todo esto de las medidas sanitarias. Ahora andamos con mascarillas, guantes y alcohol gel permanentemente. Como trabajamos en la calle no tenemos un lavamanos a disposición, por lo mismo, debemos tomar todas las medidas sanitarias", enfatizó.
"Nosotros repartimos tanto a gente sana como enferma, y tenemos como saber a quién le estamos entregando un envío. Incluso podríamos ser propagadores del virus porque recorremos todo Antofagasta", agregó Arnoldo.
Transporte
Dentro de las actividades indispensables en este escenario de emergencia sanitaria, el transporte de pasajeros también es una de ellas. Carlos Rincón es chofer de una línea de colectivo que recorre la ciudad transportando a miles de pasajeros de un punto a otro.
A diferencia de otras labores, la suya lo expone constantemente a compartir espacio y tener contacto directo con otras personas. Además, como el auto que conduce lo "arrienda" y debe cumplir con la cuota del dueño del vehículo, no puede darse la licencia de quedarse en casa para resguardar su salud.
Por ello, y para minimizar el riesgo de contagio, instaló al interior del auto separadores de plástico, junto con el uso permanente de guantes y mascarillas. Aun así, asegura que el temor de contraer el virus sigue presente y cada vez que regresa a su casa realiza sagradamente una rutina de sanitización personal para no llevar la su casa.
"Mientras estoy conduciendo no me saco la mascarilla. De hecho para el verano fue un sufrimiento trabajar así por el calor. Después cuando llegó a mi casa, antes de entrar, me sacó la ropa del día, la meto en una bolsa o a la lavadora, y de ahí directo a la ducha para después recién saludar a la familia. Es una rutina que con el tiempo se ha hecho costumbre", indicó.
Falta de conciencia
Marianela Pino (42) es otra trabajadora que cumple un rol clave en esta pandemia. Su función es recorrer el centro de la ciudad barriendo calles mientras a su alrededor circulan cientos de personas que acuden a diario a realizar algún trámite.
Si bien ella asegura que es precavida con las medidas sanitarias, explica que de igual manera hay factores que no puede manejar para evitar un posible contagio, y pone como ejemplo la poca cultura que tienen algunas personas a la hora de deshacerse de los tapaboca.
"Todo el tiempo la gente está tirando las mascarillas al suelo cuando ya no les sirve. A veces ni siquiera son capaces de meterla en una bolsa y botarlas al basurero como corresponde. Muchos no tienen conciencia de que esa mascarilla puede ser un foco de contagio y nos exponen a nosotros y al resto de las personas", denunció.
"Todo el tiempo la gente está tirando las mascarillas al suelo cuando ya no les sirve. A veces ni siquiera son capaces de meterla en una bolsa y botarlas al basurero como corresponde. Muchos no tienen conciencia de que esa mascarilla puede ser un foco de contagio".
Marianela Pino, Trabajadora de Aseo