Una veterana del 79 en Antofagasta
HISTORIA. Como muchas otras mujeres, Matea Silva acompañó a su esposo, Manuel Gutiérrez, como enfermera del Regimiento Atacama en la Guerra del Pacífico.
El caso de la señora Matea Silva viuda de Gutiérrez. -última sobreviviente de la Guerra del Pacífico. En calle Serrano 527 vive esta noble anciana de 84 años, que acompañó a su marido Manuel Gutiérrez en el "Batallón Atacama" como enfermera de este Cuerpo en la campaña hasta Lima. Esta noble mujer vive en la más absoluta miseria, acompañada de su única hija, que con su trabajo la sustenta."
Con el anterior título y encabezado, don Eulogio Gutiérrez, cronista de El Mercurio en 1928, da a conocer un encuentro casual que tuvo con esta octogenaria mujer, quien, a pesar de los años, recuerda con detalles las hazañas vividas junto a su marido, Manuel Gutiérrez, durante la Guerra del Pacífico.
Tal como lo destaca el cronista, "doña Matea tiene una memoria prodigiosa, y se recuerda perfectamente de don Guillermo Matta, intendente que organizó el "Batallón Atacama", secundado por el comandante instructor don Olegario Arancibia y otros prestigiosos vecinos que habían sido instructores y "cívicos" en Atacama.
El matrimonio Gutiérrez Silva era oriundo de la ciudad de Copiapó, por tal razón es que se enrolan en el Batallón Nro. 1 Atacama.
Recordemos que el Atacama se formó por valientes civiles, en su mayoría mineros gañanes, quienes tuvieron que esperar en Caldera antes de viajar al norte. Mientras llegaba el momento de la autorización, el Batallón Nro. 1 construyó 2 fuertes en aquel puerto: "Esmeralda" y "Arturo Prat". Allí estuvieron colaborando Matea y Manuel, aguardando el momento glorioso para entrar en combate.
Finalmente, son enviados a Antofagasta, pero quedan en la reserva. Los altos mandos no confiaban en un grupo de civiles, algo alocado que portaban el temido "corvo". Sin embargo, un día en que el General Escala y el Ministro de Guerra Sotomayor presencian una jornada de ejercicios e instrucción militar, los atacameños iniciaron la ascensión al cerro más empinado de la ciudad (El Ancla) en perfecta formación, con bayoneta calada, sin perder el paso y sin dejar ningún rezagado, alcanzaron la cumbre en la mitad del tiempo de lo que lo hacían las mejores tropas del Ejército. De esta manera se gana el respeto y privilegio de partir para combatir al norte.
Y fue así que en las diferentes acciones donde se vio involucrado, eran puestos al frente y, por tal razón, fue la unidad más diezmada durante el conflicto, sufriendo la baja de la mitad de su dotación.
En este grupo selecto de héroes se encontraban Matea, quien por contar con conocimientos de enfermería, es aceptada en la ambulancia; y su marido registrado como el soldado Gutiérrez.
Dentro de los recuerdos que logra compartir a don Eulogio, Matea menciona cariñosamente a su legendaria compañera cantinera, Filomena Valenzuela Goyenechea, conocida como "La Madrecita", valiente mujer que pierde a su hermano y cuñado en combate.
También conserva fresco el recuerdo de las batallas de Chorrillos y Miraflores. Cómo fue la entrada del Ejército a la ciudad de los Virreyes y cómo desfiló don Manuel Baquedano a la cabeza de su Ejército vencedor.
El matrimonio Gutiérrez Silva fue afortunado y sobrevive a la dura guerra y deciden establecerse en la ciudad de Antofagasta. En 1884 nace su hija, María, quien posteriormente destaca dentro de la directiva de la Sociedad de Socorros Mutuos de Viudas y Familiares de Veteranos del 79, organización fundada en 1938 cuyo fin era entregar beneficios y ayuda social a las socias mujeres, familiares de los héroes de la Guerra del Pacífico. Sabido es que las pensiones a los mismos veteranos eran escuálidas y escasas, y la suerte de sus féminas parientes era, por decir algo, casi inexistente.
El rastro de Manuel Gutiérrez se nos pierde en esta historia. Solo se sabe que es el primero en fallecer y que su cuerpo no se encuentra entre los sepultados en el Mausoleo de la Sociedad de Veteranos que, justamente, este 2021 cumple su centenario.
La entrevista relatada por don Eulogio termina haciendo un llamado dramático: "(sic) Achacosa y enferma por la ancianidad, no disfruta de una mísera pensión por sus actividades como chilena que expuso su vida cien veces en los combates por la causa de su patria… Y la autoridad misma correspondiente, el Intendente general don Julio Navarrete, podría hacer mucho ejerciendo su alta influencia en pro de esta Veterana del 79 en el "Batallón Atacama" que no tiene más amparo y sostén que el de una hija única, que con su trabajo honrado de obrera socorre a la madre abandonada que tiene tan altas y preciadas glorias en la historia de la Guerra Homérica. Debe quedar constancia que estas líneas no han sido solicitadas, y que sólo obedecen a un deber de patriotismo y de humanitarismo si se quiere".
El rescate de estas líneas toma fuerza histórica, especialmente porque fue publicado un 8 de abril de 1828. Matea Silva viuda de Gutiérrez deja de existir 20 días después.
Como si el destino quisiera hacer algo de justicia con la imagen de esta cantinera y enfermera del 79, permite este encuentro fortuito en las calles de Antofagasta con el cronista, para dejar plasmadas sus últimas memorias.
Privilegiados somos los antofagastinos de conocer y conservar la historia y los restos de esta tremenda mujer, ejemplo de todas aquellas que sirvieron voluntariamente a la patria en la Guerra del Pacífico.
Ana Olivares Cepeda,
Los Viejos Estandartes® Antofagasta
"