"Todo partió con el amor de mi familia"
ANTOFAGASTINIDAD. Dusan Paredes Araya, economista y académico de la UCN.
Dusan Paredes está casado con Karol Azócar, con quien tienen a Rafaela, su hija de tres años. Pero no es lo único: en el grupo también están "Revo", un perro y "Chica", una pequeña gata.
Dusan nació en Antofagasta y fue criado por su madre y abuela. Ellas, junto a sus tíos y tías -apunta- le dieron todo el amor que necesitó en su infancia. "Hicieron un trabajo maravilloso, más aún considerando las complejas condiciones que existían. Recibí valores y responsabilidades, pero sobre todo el significado del esfuerzo. Crecí en la Población Chile y pertenecí a las últimas generaciones que jugaron a la calle con mis amigos. Aún no sabemos cómo lo aprendí, pero mi niñez estuvo marcada por el ajedrez. Para mi suerte llegó a mi escuela el profesor Armando Martínez con un maravilloso proyecto de formación ajedrecística en escuelas públicas. El ajedrez lo tiene todo: requiere de dos personas frente a un tablero. Ojalá todo fuera tan inclusivo como una partida de ajedrez", explicó el también decano de la Facultad de Economía y Administración de la UCN.
¿Cuál es la principal enseñanza que te dejó tu madre?
-Mi madre es la persona más noble y bondadosa que he conocido. Me enseñó que, si bien las condiciones iniciales no son modificables, todos tenemos la energía suficiente para perseguir lo que queremos. Varias veces me tocó trabajar con ella, y allí aprendí que una familia unida siempre sale adelante. Me enseñó que equivocarse también es parte de la vida, pero que siempre debemos aprender de ello.
¿Qué recuerdas de tus años de estudiante?
-Estudié en la Escuela E-67 donde tuve un gran profesor, Jaime Meriño, quien me mostró lo que era la vocación. En el Liceo Comercial conocí profesores que despertaron mi pensar más crítico. Recuerdo a primer profesor de Economía, Patricio Cortés, quien nos hacia debatir respecto al rol del Estado. ¡Esas clases me hacían volar! También tuve la suerte de interactuar con un filósofo, Marcelo Illanes. Él nos mostró la complejidad para comprender la sociedad. Esto coincidió con las olimpiadas de matemáticas, experiencia que me llevó a la UCN por primera vez ¡y allí me maravillé! El ISCA me preparaba para trabajar, pero algo me atraía a la universidad. Mi madre recorrió todo para obtener una beca. Y bueno, la historia ya está. Di la prueba, obtuve el puntaje, la beca e ingresé a la UCN.
¿Cómo llegaste a la academia?
-Al ingresar a Ingeniería Comercial tuve Economía I con Marcelo Lufin. Eso me bastó para saber lo que quería en mi vida. Marcelo me recomendó con Patricio Aroca quien me contrató como ayudante en primer año. Honestamente, no tenía mucho que ayudarle en ese minuto. Pato me hizo ordenar libros, preparar presentaciones y cosas por el estilo, ya que ni siquiera tenía un computador. Un día él llegó con un PC para mí y me dijo: Toma este artículo en inglés y replícalo. Eso tomó 10 horas diarias todo un verano. Hoy somos colegas. Lo considero un padre académico y un amigo.
Estudiaste en EE. UU. ¿Cómo fue esa experiencia?
-Nunca había salido de Chile, pero honestamente no tuve miedo. Obtuve una beca y partí. Sabía que era un lugar tremendamente competitivo, pero yo tenía la fórmula: si la gente que admiraba estudiaba 8 horas, entonces yo estudiaría 15. Finalmente, terminé mi doctorado y postdoctorado en EE.UU. (gracias a otra beca). Todo partió con el amor de mi familia, sin ese empujón inicial todo hubiera sido más difícil.
¿Qué te gustaría que los demás supieran de ti?
- El hecho de trabajar en la universidad nos proyecta como personas lógicas y amantes de la evidencia. Sin embargo, he logrado comprender que muchas cosas aún no tienen un método contrastable, pero no por ello debemos ignorarlas. Creo en el rol que tiene nuestra energía y como la canalizamos hacia el resto. Esa espiritualidad es mucho más potente de lo que creemos. Acertamos y nos equivocamos, así es el proceso, pero si transformamos esa experiencia en energía, entonces siempre podremos crecer. Ojalá la metafísica recibiera más atención de nuestra parte.
¿Cuál es el espacio de la región que más te gusta?
-El desierto es una gran oportunidad de apreciar la belleza, ya que solo existe la escasez absoluta: no hay agua, flores, ni árboles. ¡Si logramos apreciar la belleza de este paisaje árido es porque realmente la entendemos! Mi familia adora acampar así que lo hacemos cada vez que podemos.
¿Qué debiéramos aprender las personas, que no enseñan en ninguna parte?
-Creo que no todos/as somos conscientes de lo que significa el sistema educacional para nuestros/as hijos/as. Ojalá valoráramos su labor más allá de un salario. Un reconocimiento social, simbólico, algo que la persona se lleve más allá de un pago. Vivimos reconociendo todo con dinero, pero la vocación no pertenece a esa dimensión transaccional. Es más que eso.
¿Qué libro y filme recomiendas y por qué?
- Estoy convencido que no es solo el capital cognitivo ni el contexto explican los resultados de una persona, es algo más allá. Malcom Gladwell (Outliers) te lleva por ese mundo y demuestra cómo, en el límite, siempre es necesario tener algo de suerte. Puede ser Dios, el universo o el azar, pero ese gatillante siempre termina por manifestarse.