"Mi papá es un héroe", "mi mamá es una diosa", el orgullo de los familiares del personal que lucha en la pandemia
PANDEMIA. Dicen sentir miedo por el riesgo al que se exponen al trabajar en hospitales y clínicas, pero admiran la convicción y profesionalismo con que realizan su trabajo.
E l apoyo familiar ha sido fundamental para los trabajadores de la primera línea de la salud desde el inicio de la actual pandemia.
Si bien dicen sentir "terror" de que sus seres queridos puedan contagiarse, destacan el compromiso y entrega de sus hijos, hijas, esposos, esposas, hermanos y hermanas hacia sus pacientes.
Carlos Casali es padre de Giannina, estudiante de Enfermería de quinto año, quien decidió acudir al llamado del Ministerio de Salud y ser parte del equipo que combate el covid.
"Cuando me contó que quería ir, me dio miedo, por ella, por la familia, por mí también, porque tengo factores de riesgo y en ese entonces, que había menos conocimiento, el miedo era mayor, pero aun así entendíamos sus razones y la apoyamos", contó.
Giannina comenzó su trabajo en abril del año pasado y continúa haciéndolo. Un turno día, un turno noche y de ahí descanso, es el ritmo que mantiene. "Estoy claro que mi hija le gusta lo que hace, soy consciente de su cansancio, pero ha continuado porque es parte del equipo que refuerza esta pandemia, pero me preocupa que llegue el momento en que ya no aguante", explica.
Pablo Araya (30) vive sólo con su pareja, que es enfermera en un recinto de salud privado. Confiesa que ella siempre extrema las medidas de seguridad, lo que ha evitado el contagio hasta el momento.
"Si bien nos hemos apoyado mutuamente porque vivimos juntos, es fuerte porque igual nos distanciamos de nuestras familias. Camila dejó de ver por mucho tiempo a sus familiares, yo la apoyo y he estado con ella, pero sé que extraña a su familia", dijo.
Un héroe
El papá de Diego Meneses Botache (de 10 años), Oscar Meneses, es pediatra en el Hospital Regional y la Clínica Bupa. Además, hace consultas a domicilio para que los niños no se expongan al virus.
Diego dice sentir miedo y preocupación cada vez que su papá cierra la puerta de su casa para irse al turno.
"Temo que algo le suceda a mi papá, por eso cuando él está en casa con nosotros, lo aprovecho muchísimo, pero también entiendo que sus pacientes lo necesitan, hemos tenido que hacer muchos sacrificios como familia", relata.
El niño agrega que hace un año mientras, estaban de vacaciones fuera del país, empezaron a registrarse los primeros casos de coronavirus en Chile y cerraron los aeropuertos. En ese momento, su papá decidió que no volvieran.
"Lo hizo por cuidarnos. Nos recomendó quedarnos allá lejos de él, porque aún no sabía cómo se comportaría este virus y quería protegernos. Fueron momento tristes para la familia, lo extrañábamos mucho, fue un año en donde nos unió el internet, pero nos hizo valorar más a la familia, y cuando nos reencontramos fue hermoso", explica.
Diego siente orgullo del trabajo que realiza su padre día a día en esta emergencia, sobre todo porque ayuda a niños de su edad y más pequeños. "Cuando no está en turno, veo que sigue respondiendo las consultas que sus pacientes que le hacen por las redes, mi papá es mi héroe", comenta.
Julieta Meneses Botache es hermana de Diego y cuenta que su papá se viste como astronauta para poder atender a los pacientes enfermos.
"Me da miedo que algo le suceda, aunque ya se vacunó, pero no dejo de pensar que le pueda pasar algo malo, yo me moriría sin él", dice.
También asegura que aunque se pone triste y preocupada cuando su papá se va al trabajo, se siente orgullosa de él, porque es capaz de salvar la vida de las personas. "Extraño que esté más tiempo en casa, porque ahora tiene que trabajar mucho más", señala.
Una diosa
Katalina Muñoz tiene 13 años y su madre Ivania Cárdenas, trabaja como enfermera en el Hospital Regional de Antofagasta. Cuando le consultan por la labor realizada por su mamá durante la pandemia, asegura que es "una diosa".
"Ella y los demás doctores están salvando la vida de otras personas y eso es muy bonito. Aunque también extraño viajar con ella", comenta.
Isabel Orrego es madre de Karen Karapas, quien es enfermera del HRA. Comenta que el último tiempo ha sido bien complicado porque su hija ha tenido que redoblar turnos.
Orrego vive junto a Karen y la ayuda con el cuidado de sus dos hijos de 11 y 5 años. Recuerda que hubo un momento en que existía la posibilidad de que su hija estuviera contagiada, por lo que debió aislarse en una de las piezas mientras esperaban el resultado del PCR, el cual afortunadamente dio negativo, pues dice sentir terror de que eso ocurra. Por eso le pide a Dios todos los días por la salud de su hija.
"Me siento muy orgullosa y satisfecha. Es lo que mi hija siempre quiso, porque para ella son primordiales sus pacientes. Es muy comprometida. Cuando todavía no empezaba la pandemia, ella los iba a visitar a sus casas, a hacer curaciones sin cobrar. Es una persona con hartos valores", indicó.
Danitza Tejeda es madre de Natalia Moënne, enfermera del HRA. Comenta que como familia sienten "terror" de que su hija se contagie y que producto de la pandemia tuvieron que aprender a vivir de nuevo.
"Varios cambios tuvimos nosotros. De partida, desde que empezó la pandemia no se acercaba a nosotros y ella es bien regalona, entonces no nos podíamos tocar. Incluso hubo periodos en que algunos de sus compañeros se contagiaban. Entonces, por ser contacto estrecho tenía que hacer cuarentena preventiva y no las hacía acá en la casa para no contagiarnos, pero ella siempre dio negativo", indicó.
Tejeda dice admirar mucho el trabajo de Natalia y destaca que en el sector donde viven, muchos vecinos han caído al hospital, algunos por covid, otros por diversos motivos y debido al protocolo de salud, como no se puede tener mucha información del estado de los pacientes ni visitarlos, muchas veces su hija ha sido el nexo de comunicación entre sus vecinos y el enfermo.
Omar Olivares es padre de María Fernanda Olivares, quien es terapeuta ocupacional y atiende pacientes de la UCI y UTI del HRA.
Asegura que este periodo ha sido complicado porque su trabajo conlleva riesgos, y si bien está protegida con todos sus elementos de seguridad, siempre está exponiéndose.
Este padre destaca que su hija es muy responsable y que si bien no lo dice, el trabajo le ha afectado en aspectos como en el trastorno del sueño.
"Me siento orgulloso de ella y admiro la valentía que tiene de trabajar en lo que está haciendo, lo hace con harta dedicación incluso sale a ver pacientes que están en sus casas. No para en el día, además está estudiando un magíster, pero le da el tiempo para todo, tiene 23 años y salió de la universidad a los 22. Me quedé viudo cuando ellos estaban chicos, entonces los tres solitos (junto a su otro hijo) salimos adelante", indicó.