Chile, Perú y Ecuador se unen para salvar al gaviotín chico
Como muchas otras historias de conservación de especies, ésta comienza con un hecho fortuito. En la década del 90, varios investigadores, entre ellos Carlos Guerra, director del Centro Regional de Estudios y Educación Ambiental de la Universidad de Antofagasta, monitorearon la costa comprendida entre el río Loa y Mejillones, al norte de Chile, para conocer el impacto que estaba teniendo el fenómeno El Niño en las poblaciones de aves marinas que vivían en el lugar. "Recorríamos todas las playas recogiendo información para nuestro análisis", recuerda Guerra, hasta que un día, casualmente, se encontró cara a cara con una bandada de gaviotín chico, un ave cuyo nombre científico es Sternula lorata y que también se conoce como chirrío. "Había instalado una carpa en la playa para dormir y cuando me desperté, escuché el ruido de un montón de chirríos", cuenta el investigador.
Tras el descubrimiento, la institución ambiental de Chile comenzó a exigir a las empresas la incorporación del gaviotín en sus estudios de impacto ambiental, sobre todo porque la llegada en 2007 de la primera termoeléctrica al Complejo Industrial de Mejillones, amenazaba la supervivencia de la colonia de chirríos recién detectada.
Como una medida de compensación a los impactos que genera el Complejo Portuario Mejillones, se creó la Fundación para la Sustentabilidad del Gaviotín Chico (FSGCH), la primera experiencia de conservación en América Latina en donde participan entidades públicas y privadas. Su objetivo era que esta especie, cuyo estado de conservación no se conocía en esa época, pudiera ser protegida a pesar del desarrollo industrial de la zona.
Una de las líneas de investigación de la FSGCH es aumentar la nidificación del chirrío en ciertas colonias de baja productividad y para lograrlo instalaron señuelos de gaviotines falsos para así atraer más individuos. El resultado fue sorprendente. En diez años lograron que la cantidad de nidos en una colonia subiera de uno a diez, lo que consideran un récord de reproducción.
Con el tiempo, esta fundación se unió a un proyecto mayor para la protección del ave pues los tres países que albergan la población del chirrío: Chile, Perú y Ecuador, crearon la Red de Observadores del Gaviotín Chico (ROGCH) con el objetivo de "unificar una fuerza para que la especie se siga estudiando y protegiendo", comenta Bárbara Olmedo, coordinadora del Área de Investigación de la FSGCH.
Esta es la triple historia de una exitosa estrategia de conservación de la población del chirrío que nació tras un conflicto ambiental en Chile, pero que hoy abarca también Perú y Ecuador cubriendo así todo el territorio de distribución del gaviotín chico.
El gaviotín chico es el gaviotín más pequeño que puede ser observado en Chile. Mide entre 22 y 24 centímetros y habita en el norte del país, entre la Región de Arica y Parinacota hasta la región de Antofagasta.
Si bien las primeras noticias de la Sternula lorata en Chile datan de 1924, cuando los ornitólogos Goodall, Johnson y Philippi descubrieron unos nidos al sur del puerto de Iquique, en la región de Tarapacá, siempre fue un misterio el lugar donde nidifican estas aves, asegura Guerra. Pero el hallazgo del investigador aquella mañana en la playa acabó con la duda ya que demostraba la presencia de una importante colonia de reproducción del gaviotín chico en esa zona de pampa Mejillones, región de Antofagasta.
Esa colonia "representa el 40% de la actividad reproductiva del gaviotín en el mundo", asegura Alberto Rivera, biólogo marino y director ejecutivo de la FSGCH. Pero en 2007 se vio amenazada ante la instalación del complejo industrial de Mejillones impulsado por el gobierno de la época.
Ese año, Chile atravesaba una grave crisis energética producto de la sequía. Ante la baja producción de las centrales hidroeléctricas, se firmó un tratado con Argentina para importar su gas natural, pero dicho acuerdo fracasó. "Hubo un plan de desarrollo con termoeléctricas a gas en la zona pero falló, lo que generó la instalación de termoeléctricas a carbón en Mejillones", recuerda Guerra. Frente a ese escenario, el gobierno fue el principal promotor e impulsor del complejo portuario Mejillones, "amenazando la colonia más grande de nidificación del gaviotín chico, identificada en Chile", comenta Yerko Vilina, pionero en el estudio de esta especie. Vilina, que además es docente en la Universidad Santo Tomás, recalca que algunas empresas mostraron preocupación al notar que sus instalaciones afectarían el hábitat del gaviotín, pero que "de igual forma el Estado siguió adelante", dice el científico.
Para intentar compensar los impactos que el proyecto energético provocaría sobre la especie, la FSGCH ideó un plan para incentivar la nidificación del gaviotín en áreas que están reguladas para la protección de la especie, sin embargo son de baja reproductividad.
Así, en una superficie de 300 hectáreas ubicada en el sector Itata-Chacaya, a 86 kilómetros de la ciudad de Antofagasta, se desarrolla un estudio que consiste en la utilización de señuelos para atraer más aves a la zona y así incentivar la reproducción de la especie. Gracias a la instalación de estos señuelos, que consisten en gaviotines falsos fabricados "con resina o fibra de vidrio del mismo tamaño y características físicas que los reales", describe Olmedo, "se ha incrementado la población nidificante en esa colonia", asegura Rivera.
Jürgen Rottmann, director estratégico de la FSGCH, precisa que durante 10 años solo se vio un nido en la zona y un máximo de 5 adultos, pero que en las últimas dos temporadas se han registrado 10 nidos y se han avistado 35 individuos. Rottman afirma que "la especie se adapta bastante a lugares que pierde y a nuevos lugares que aparecen. Esa zona es un ejemplo", dice el investigador.
La Fundación ha identificado 10 colonias en la región de Antofagasta y "seis de ellas están bajo una figura de protección", comenta Rivera. Una de ellas es Pampa Mejillones, la principal que alberga al gaviotín, y que tiene un área de casi dos mil hectáreas -equivalente a dos mil canchas de fútbol- que a su vez se divide en dos sub-colonias: Pampa 1 y Pampa 2.
Es en esta zona donde otro
El aumento de actividades industriales en zonas de reproducción, más la presencia de depredadores como perros asilvestrados, amenaza el hábitat de esta pequeña ave en Chile. Especialistas de Chile, Perú y Ecuador se unieron en La red de observadores del gaviotín chico, a lo largo de toda la franja de distribución geográfica para salvarlo de su extinción. El censo tri-nacional realizado en 2020 por Perú, Ecuador y Chile, estimó una población mundial de 1789 individuos, casi 670 ejemplares más que en 2019.
Medidas de protección en Chile