El Cerro El Ancla y los colores colombianos
"Debemos fomentar el conocimiento de nuestros emblemas regionales y el aporte de grandes personajes históricos al desarrollo de nuestra Antofagasta".
Hace un par de días fuimos testigos que nuestro glorioso Ancla, situado en el Cerro de nombre homónimo, apareció pintado con los colores propios de la bandera colombiana. Los motivos y autores del hecho no asumieron un carácter "oficial", atribuyéndose el suceso a una especie de solidaridad con lo acontecido en el país cafetero en las últimas semanas -protestas en contra del gobierno por la adopción de una reforma tributaria, ya descartada por el ejecutivo colombiano- cuya consecuencia ha sido un alto número de fallecidos, detenidos y desaparecidos. Por otra parte, en cuanto a la autoría, la colectividad colombiana, mediante un comunicado oficial, descartó que alguno de sus connacionales fuese protagonista del evento.
Las reacciones en muchos antofagastinos no se hicieron esperar. Algunos señalaron que les parecía bien y otros manifestaron su repudio.
Lo que ocurre en la hermana nación de Colombia es un problema lamentable, que no puede dejar indiferente a nadie, ya que constituye un fenómeno sociológico asentado en la cultura política propia del país, que en los últimos 70 años ha experimentado una historia de violencia política, aunque curiosamente con estabilidad democrática, siendo el único país junto a Venezuela, que durante la década de los 70 no experimentó el paso por dictaduras militares; y en donde los grupos guerrilleros - hoy, la mayoría desmovilizados- han sacado provecho político de estas situaciones. Por ello, lo ocurrido en Colombia por estos días merece un profundo análisis, idealmente no superficial.
En cuanto a lo sucedido en el Cerro El Ancla, como ciudad debemos educar y a la vez establecer sanciones cuando nuestros emblemas regionales pasan a ser ultrajados a través de actos cómo los constatados la semana pasada. Es probable que en caso que alguno de nosotros hiciera algo similar en otra nación, los castigos serían ejemplificadores y podrían costarnos la cárcel o la expulsión del país. Por ello, más allá de la nacionalidad del autor del hecho (la cual desconocemos), el criterio anterior debe aplicarse con rigurosidad en futuros eventos y no esperar que situaciones lamentables como la descrita ocurran para recién ocuparnos de eventuales sanciones y valorizar el significado de nuestros emblemas. En este último punto, tenemos una deuda pendiente como ciudad; no es posible que cuando acaece un hecho negativo evoquemos una identidad regional que conocemos y valoramos poco.
Debemos fomentar en nuestra ciudad el conocimiento de nuestros emblemas regionales, el aporte de grandes personajes históricos al desarrollo de nuestra Antofagasta, que desde sus orígenes bajo dominio boliviano fue un territorio mayoritariamente compuesto por chilenos, tanto así que el primer cuerpo edilicio de la ciudad estuvo compuesto por compatriotas nuestros, alemanes e ingleses. Junto con lo anterior, promover y valorar otras formas de manifestación artística que permitan expresar solidaridad con lo que acontece actualmente en la República de Colombia o cualquier otro país que experimente dificultades, lo que forma parte de la libertad de expresión.
Por lo pronto, entre los numerosos libros que nos permiten conocer en profundidad los emblemas y nuestra historia regional - que sólo evocamos en contadas ocasiones - conviene destacar el texto del ex Alcalde de Antofagasta e historiador, Floreal Recabarren Rojas, "Episodios de la Vida Regional", publicado en 2002, el cual a través de una lectura complementada con imágenes, nos permite adentrarnos en cómo se conformó la identidad de nuestra región.
Mg. Alberto Torres Belma
Sociólogo y Académico
Universidad de Antofagasta