"Lo más importante es la familia"
ANTOFAGASTINIDAD. Pietro Pietroboni, médico pediatra.
Pietro Pietroboni, jefe de la unidad de pacientes críticos pediátricos del Hospital Regional, trabajó durante 14 años en el establecimiento. Antofagastino de nacimiento, vivió hasta los ocho años en un campamento minero cerca de Sierra Gorda donde su padre era el jefe del laboratorio químico de una minera.
"Mi infancia en el campamento está llena de puros buenos recuerdos, éramos libres, nuestro patio era el desierto, un grupo de 8-10 niños hijos de profesionales jóvenes que pasábamos las tardes jugando, donde no había preocupaciones", indica Petroboni, jefe de la UCI pediátrica del Hospital Regional, quien luego de 14 años de trabajo en el establecimiento, decidió asumir nuevos desafíos profesionales en la región de Coquimbo.
¿Qué le motivó a estudiar medicina y la especialidad que siguió?
-Desde que tengo recuerdo siempre quise estudiar medicina, recuerdo ver las noticias y niños enfermos o quemados. Quería ser cirujano plástico. Ingresé el año 2002 a la carrera de medicina en la Universidad de Antofagasta, en un momento en que la universidad no tenía egresados aún, con temores propios de una carrera nueva, pero muy conforme con lo entregado por la universidad. Al salir, ya con una hija de 1 año, decidí postular a la especialidad. Elegí pediatría porque no quería trabajar con adultos, pero ya en el curso del postítulo no me veía haciendo (ni me veo) otra cosa que trabajar con niños. Gracias a lo entregado por mi jefa de turno, la Dra. Claudia Rojo y la jefa de la UCIP de ese momento la Dra. Pamela Schellman, entré al mundo de la medicina intensiva, y tuve la oportunidad que el servicio de salud me enviara a estudiar. El 2013 ingresé a la Universidad de Chile a cursar la subespecialidad en cuidados intensivos pediátricos.
Luego de tantos años de trabajo en el HRA, ¿por qué decidió emigrar hacia la región de Coquimbo?
-En el HRA desde el 2007 como interno de medicina y hasta el 2021 finalizando como jefe de la Unidad de Paciente Crítico Pediátrico, 14 años en el hospital. No parecen tantos. La decisión de emigrar estuvo dando vueltas hace un tiempo, inicialmente la idea era ir a estudiar al extranjero y volver a la ciudad, pero la pandemia quiso otra cosa. Vi las cosas de otra forma, donde estar más cerca de los tuyos y disfrutarlos el mayor tiempo que se pueda fue más importante que vivir y estudiar fuera. Viajamos en noviembre del 2020 a visitar a mis padres a La Serena y estando allá se tomó la decisión de trasladarnos, y todo se dio rápidamente para que así fuese.
¿Cuál fue su reacción cuando anunciaron las primeras medidas al principio de la pandemia en marzo del año 2020?
-Cuando apareció este virus en diciembre 2019 pensé que sería algo transitorio como lo fue la gripe aviar tiempo atrás, pero no, fue ganando terreno rápidamente y llegó al país. Se anunciaron las primeras medidas y nos pareció poco, veíamos a los países europeos y estados unidos con tremendos elementos de protección personal y acá sin mascarillas N95 y nos daban mascarillas "validadas" como tales, con pecheras plásticas que se rompían y haciendo colectas para tener escudos faciales. Temor, esa palabra reflejaba lo que sentía. Recuerdo un mensaje a mi familia diciéndoles que sentía que lo que venia era como un tsunami después del terremoto, el terremoto ocurrió lejos del país, pero viene esta ola de un tamaño desconocido, que no sabía si la íbamos a aguantar como familia, como unidad, como hospital y como servicio de salud.
¿Qué fue lo que más se vio afectado durante esta pandemia?
-No se si se puede elegir un área específica. El distanciamiento social pegó duro ya que esto llevó al cierre de colegios, la suspender la junta con los amigos, las "pichangas", los momentos donde podíamos hacer "terapia", la salud mental de muchos se vio comprometida, y así vimos como aumentó la consulta psiquiátrica, las hospitalizaciones por autoagresiones, y quizás tantas cosas que no sabemos.
¿Qué cambios sociales, políticos o económicos, estima Ud, ayudarían al mejor desarrollo de la región?
-Tanto en la región como en el país la inequidad o la falta de justicia social, predomina. La corrupción es una enfermedad de las autoridades tanto más difícil de controlar que el covid. Tenemos una sociedad cansada de promesas. Necesitamos enfocarnos en una mirada amplia, integradora e inclusiva, respetuosa y solidaria. Y tratar al otro como te gustaría que te traten a ti, suena sencillo, requiere esfuerzo, pero se puede.
En lo personal, ¿Cuál es su mayor aprendizaje durante todo este periodo de pandemia?
-Fueron muchas las lecciones aprendidas, las dos más relevantes que hay que planificar a corto y mediano plazo y que lo más importante es la familia, lejos. Viví de cerca la pena de una amiga que perdió a su papá por Covid-19, y eso reforzó que no estamos libres de perder a los tuyos, y si así va a ser, aprovechemos este tiempo de estar con la familia en casa, y cuando se pueda con el resto que está alejada por los riesgos inherentes a la pandemia.
¿Qué es lo primero que hará una vez que terminen las restricciones de la pandemia?
-Una reunión familiar con todos hermanos, sobrinos, abuelos, primos, todos.
¿Cuál es su reflexión al momento de dejar la ciudad?
-Me voy con pena y con una sensación difícil de explicar porque dejo mi casa, mi hospital, mi unidad, pero con la tranquilidad de que el equipo que queda en la UCIP dará todo por la salud de los niños y niñas de la ciudad. Agradecer a todos y cada uno de los que fueron parte de mi formación y a quienes me acompañaron en mi vida laboral en el hospital regional.