"En los campamentos no existe la pandemia"
ANTOFAGASTINIDAD. Javier Muñoz, diseñador gráfico y artista visual.
Se considera un "afortunado" de la pandemia por la posibilidad de encerrarse en su taller a crear. Javier Muñoz viene de una familia de creativos y se muestra orgulloso de su origen. Ejemplo de ello, es su madre quien -según este artista visual- debe ser una de la pioneras en el diseño gráfico en la ciudad.
¿Dónde creciste y qué recuerdos guardas de tu infancia ?
-Tengo dos recuerdos de infancia muy pegados, el primero en la Población Norte cerca de la Vega y abajo de la cancha Lautaro donde tengo lindos recuerdos de cómo se vivía la buena relación con los vecinos, los clubes deportivos de la AFA y esa fantasía de niño de ver todo mágico, todavía está en mi cabeza caminar por los pasillos de la Vega y los múltiples colores mezclados con los aroma de los barriles de aceitunas y los tomates.
Después, tras sobrevivir al aluvión de 1991, nos trasladamos al sector norte de la ciudad y allí hice parte de mi adolescencia, específicamente en el sector de la Bonilla, donde conocí muy buenos amigos y recuerdo muchos viajes a la playa en bicicleta (sector La Chimba).
¿Qué te apasiona de tu profesión u oficio?
-Si bien de formación profesional soy diseñador gráfico y estoy dedicado a la docencia en el Instituto Profesional Santo Tomás, en el área de Diseño, pero mi oficio son las artes visuales. Me considero un autor, que experimenta con múltiples materiales, tanto pintura, serigrafía, fotografía, collage… trato de buscar temas para materializarlos y así proyectarlos, hay algo de libertad que puedo complementarlo con temas más teóricos, todo esto me hace poder crear desde mi pequeño mundo y construir imágenes desde distintas realidades.
¿Cuál es el espacio de la región que más te gusta?
-Hay un par de lugares de la región que son mi válvula de escape, pero no hay nada que me dé mayor libertad que La Rinconada, es un lugar extraño, donde el viento corre muy fuerte, es casi imposible bañarse, pero la extensión de la playa y ver la ciudad desde otra perspectiva me hace recordar la ciudad como algo efímero y la naturaleza como tangible, incluso tengo ese sueño de querer morir y vivir allí.
¿Cuál es la principal enseñanza que te dejaron tus padres?
-Mis padres son dos ejes fundamentales, no solo en mi vida personal y como me fui construyendo como persona, sino que también como conllevo mi oficio. Mi madre diseñadora gráfica, debe ser una de las primeras mujeres diseñadoras en Antofagasta.
Claramente me entregó todo lo relacionado con la creatividad desde niños, es algo que nos instauró a mí y mis hermanos. Mi padre muy metódico pero entregaba un cariño único, él fue quien forjó la disciplina, al final es lo que me mantiene todos los procesos en orden, somos una familia de creativos, mi hermano arquitecto y el menor chef, gracias a ellos pudimos hacer lo que queríamos ser.
¿Qué cosa, que no enseñan en ninguna parte, deberíamos aprender?
-El tiempo, es algo fundamental en nuestra vida independiente en que lo dediquemos es algo que no valorizamos y no hay ningún lugar que te enseñan a cómo administrarlo, al contrario todos los procesos van ligados a la ocupación y monetización de este, creo que cambiar estos paradigmas sería un real aporte a nuestras vidas.
¿Cuál es tu mayor sueño? ¿Estarías dispuesta a compartirlo?
-El mayor sueño es que existiese una escuela de arte en la ciudad que agrupe a diferentes expresiones artísticas. A estas alturas ya da lo mismo si son públicas o de entidad privada. Creo es la deuda post dictadura, no solo la ciudad sino que la región, me imagino un gran espacio donde convivan estudiantes de pintura, escultura, músicos, actores … todos en un mismo lugar.
¿Qué consejos le darías a un joven que está dando sus primeros pasos en el mundo de la cultura y la artes?
-Que experimenten, se equivoquen, viajen, lean, que vivan…. Y después vuelva a la ciudad con una cuota de experiencia para poder proyectarla aquí, que no vea el arte como una eterna lucha por conseguir fondos del Estado o privados, que se preocupe de observar y crear… lo otro de alguna manera llegará solo.
¿En lo personal, cómo te ha marcado la pandemia?
-Debo decir que soy un "afortunado" de la pandemia, me ha permitido encerrarme en mi taller a crear y a proyectar varias cosas que pretendo y necesito exponer, he podido asomarme a este mini territorio de donde habito y ver lo que está pasando, también conectarme con otras realidades, he podido subir al campamento Altamira, gracias a la gestión de Marcela Mercado y ver la otra ciudad o cómo sobreviven para poder vivir…. Allí no existe la pandemia.