IPoM: qué indican las últimas proyecciones
En el informe de política monetaria (IPoM) de junio, el Banco Central elevó en forma significativa el rango de crecimiento para 2021, desde 6%-7%, a 8,5%-9,5%. Esto se explica, en parte, por un desempeño de la actividad mejor a lo esperado en los primeros cuatro meses del año, reflejo de las menores restricciones a la movilidad de las cuarentenas, y la creciente adaptación de hogares y empresas. También han mejorado las perspectivas para la economía internacional, donde la baja en contagios en economías desarrolladas ha continuado impulsando la actividad, los mercados financieros, y el precio de materias primas -en particular el cobre.
Sin embargo, la principal novedad es el mayor dinamismo del consumo que se anticipa para la segunda parte del año, producto de las sustantivas medidas fiscales recientemente aprobadas -en torno a 6% del PIB por sobre lo anticipado hace algunos meses. Dado su carácter de transferencias, y su asignación pareja al grueso de la población (excluyendo al 10% más rico), se anticipa una alta propensión a gastar este dinero.
En forma adicional, el tercer retiro de fondos previsionales también aportaría al consumo, aunque en menor medida dado que corresponde a ahorros de las personas y está más sesgado hacia segmento de altos ingresos, menos perjudicados durante la pandemia. En conjunto, estas medidas explican cerca de dos tercios del aumento en las proyecciones de crecimiento para 2021.
Por cierto, el IPoM también anticipa una desaceleración del crecimiento para 2022-23 por la mayor base de comparación que dejará el elevado crecimiento de este año, pero también por una menor velocidad de expansión producto de la expiración de los apoyos al gasto. Además, la inversión sería menos dinámica debido al aumento de la incertidumbre que se evidencia en la caída de la bolsa y el aumento de las tasas de largo plazo observadas en las últimas semanas.
El IPoM también da cuenta de rezagos que se mantienen en el mercado laboral, y de importantes diferencias en el proceso de recuperación entre sectores económicos y entre distintos grupos de trabajadores. La destrucción de empleo ha sido más intensa entre personas con menores niveles educacionales, y también en las mujeres. En efecto, la caída en la participación femenina implica un retroceso de 10 años en el proceso de creciente incorporación de la mujer a la fuerza de trabajo (recuadro III.1, IPoM junio 2021), donde se combinan los efectos de una menor demanda de trabajo en los sectores de servicios, con una menor oferta por las responsabilidades del cuidado de niños.
La significativa aceleración anticipada del gasto implica que las holguras en la economía se cerrarán antes de lo previsto, y que la economía requiere de un menor impulso monetario. Hasta ahora, la inflación -en torno a 3,6% anual en el último registro-ha evolucionado en línea con las proyecciones, pero el impulso de la demanda continuará elevándola en los próximos trimestres. Consecuentemente, el Consejo del Banco Central ha señalizado que el proceso de normalización de la política monetaria comenzará antes de lo previsto, de manera de evitar que el alza de la inflación se intensifique y propague en el tiempo, lo que sería especialmente perjudicial para familias de menores ingresos. Con todo, el impulso monetario seguirá siendo significativo, con una TPM que se anticipa por debajo de su nivel de largo plazo en los próximos dos años.
El IPoM también revisa varios parámetros estructurales, destacando la rebaja en más de 0,5% en la tasa de crecimiento tendencial producto del estancamiento de la productividad, que ha crecido prácticamente cero en la última década. Comprender y revertir este fenómeno se perfila como un importante desafío de mediano plazo.
Gerente de la división de Política Monetaria del Banco Central.