Elecciones a dedo en el Congreso
La salida de parlamentarios se ha transformado en una constante con un efecto indeseado. Se pierde el sentido democrático de elecciones que son fundamentales para la sociedad y, en ocasiones, se termina jugando a una especie de "silla musical". Hoy cuando se llama a cumplir los "marcos" de procesos como la Constituyente, sería bueno que la discusión se ampliara a "marcos" más rígidos para las salidas de parlamentarios.
El diputado Issa Kort (UDI) fue designado como embajador ante la Organización de los Estados Americanos (OEA) y es el onceavo parlamentario que deja su cargo en una decisión que ha levantado duros cuestionamientos dado que se está transformando en una práctica habitual en el Congreso. No es que se cuestione la opción de que las personas puedan tomar cargos, sino que los procedimientos que subyacen a estas decisiones. Son los propios partidos los que terminan eligiendo a dedo y en ocasiones se puede terminar en una "silla musical", lo que es un asunto que requiere ser cambiado o, al menos, analizado.
No se debe olvidar que una buena parte del poco electorado que está yendo a elecciones no vota por los partidos, sino que por las personas que representan de alguna u otra manera su pensamiento o son más afines por otros aspectos, lo que termina cortando el vínculo democrático en cuestión.
Se puede entender que es una situación que puede ser un "zapato chino", dado que no parece coherente prohibir a políticos que puedan ser llamados a cumplir otras labores, pero es muy cierto también que esto no se puede transformar en un cambio de trabajo más, sino que en asuntos excepcionales, lo que ya no se está cumpliendo. De hecho, puede hay políticos que terminan jugando una especie de "silla musical", como es el caso de Mario Desbordes de Renovación Nacional, que fue diputado, lo llamaron para ser ministro de Defensa y ahora es precandidato presidencial de ese partido.
En este tema de volver a encantar a la ciudadanía, los constantes enroques tienden a ser enjuiciados críticamente e incluso puede motivar especulaciones a posibles cálculos políticos.
Junto a esto, se pierde el sentido democrático de la elección, dado que su fin es elegir representantes por un periodo determinado y de no cumplirse, perfectamente cualquier votante pueda alegar.
Hoy en un contexto que se llama a cumplir los "marcos" de procesos como la Convención Constituyente, sería bueno que la discusión se ampliara para que las elecciones de autoridades tengan "marcos" más rígidos en caso de renunciar y que solamente situaciones excepcionales o de fuerza mayor provoquen cambios y no que un escaño en el parlamento se preste para otras materias.