Redacción

"Estos murales se convirtieron en verdaderas obras de teatro, de pintura y arte. Hoy podemos ver en nuestra pequeña comunidad, colores hermosos y los rostros de nuestros niños y niñas de la escuela retratados en los muros". Así describe la profesora de la Escuela Lucila Godoy Alcayaga de Michilla, Rosa Contreras, el proyecto Murales Patrimoniales llevado a cabo entre la comunidad, la fundación ColorHabitante y Minera Centinela.

Intervención

La iniciativa se desarrolló con el propósito de fortalecer la memoria colectiva de la localidad de Michilla y promover instancias de relacionamiento social de la comunidad. Para ello Minera Centinela en conjunto con la Fundación ColorHabitante, impulsaron una intervención artística que reúne más de 3 mil metros cuadrados de murales. Las obras pueden ser apreciadas a un costado de la ruta 1, a unos 57 kilómetros al norte de la ciudad de Mejillones.

"El origen del proyecto nace por una necesidad de la localidad, de hermosear las calles y sus pasajes. Y dentro de las alternativas se levantó la opción de pintar murales, pero no cualquier mural, sino obras con contenido basado en la memoria y en los testimonios de los mismos vecinos y vecinas, dando vida al poblado a través de su historia e identidad", indicó el director del proyecto y muralista de la Fundación ColorHabitante, Francisco Tapia.

Las pinturas destacan, entre otras cosas, los atributos actuales que tienen para ellos "Carolina de Michilla", la "Semana Michillana" y la astronomía. En el proyecto colaboraron los niños y niñas de la escuela Lucila Godoy Alcayaga G-98.

"Contribuir a materializar iniciativas y proyectos concretos que representen el sentir e interés de la comunidad es parte de nuestro modelo de gestión social. Por eso agradecemos la confianza y entrega de los michillanos y michillanas que volcaron sus sueños y recuerdos en estos murales que ellos mismos contribuyeron a pintar", indicó el gerente de Asuntos Públicos Norte de Antofagasta Minerals, Jorge Araneda.||

El estadounidense Matt Damon siempre quiso ser actor. Después de más de tres décadas de exitosa carrera profesional, reconoció en el Festival de Cannes que el cine puede ser un negocio "fantástico, pero también brutal".

El intérprete, de 50 años, señaló que dejará la actividad cuando pierda el entusiasmo por ella, pero en su conversación ante el público del certamen no dio atisbos de que ese momento esté cerca.

"Me gusta mucho hacer esto. Siempre me ha gustado. Cuando postulé para la universidad, mi primera frase decía que desde que tengo memoria he querido ser actor", dijo al presentar fuera de competencia "Cuestión de sangre" de Thomas McCarthy.

El actor demostró por qué pese a su estatus de estrella lo siguen viendo como a un tipo normal: "Lo que vende es el sexo y los escándalos, y todo el mundo sabe que estoy casado y que soy padre. Estoy relativamente libre de polémicas. A los medios no les compensa esperar frente a mi casa".

Su carrera despuntó con "En busca del destino" en 1997. Llevaba ya una década en roles menores, pero ese proyecto junto al desde entonces inseparable Ben Affleck les dio a ambos el Oscar al mejor guión.

Pasada la fase en la que aceptaba cualquier cosa con el fin de trabajar, el actor asegura que elige las películas en función del director. Estuvo con Martin Scorsese en "Los infiltrados" (2006), Christopher Nolan en "Interstellar" (2014), Steven Soderbergh en "Contagion" (2011) y Clint Eastwood en "Invictus" (2009).

"Ha sido un verdadero privilegio. Si tuviera que trabajar solo con los que ya lo he hecho, consideraría que tengo suerte, aunque hay tantos directores con los que me gustaría trabajar", añadió Damon.

La superestrella también dijo haber estado cerca de dirigir varias veces, como en "Tierra prometida", pero todas las oportunidades se cayeron por estar comprometido en otros proyectos, una lealtad por la que su chequera no es tan grande como hubiera podido ser.

"James Cameron me ofreció el 10% de 'Avatar', pero estaba trabajando en (la saga) 'Borne' y me dije que no podía abandonar la posproducción. Nunca van a conocer a un actor que haya perdido más dinero", bromeó Damon.

La gran diva de la televisión italiana Raffaella Carrà, fallecida el lunes a los 78 años, recibió ayer el último gran aplauso en su funeral, como los que solía suscitar en todos los espectáculos con los fascinó al mundo entero.

Las exequias tuvieron lugar en la iglesia de Santa María in Ara Coeli de Roma y congregaron a unas doscientas personas, entre amigos y autoridades, dentro del templo, así como a otros cientos de admiradores en la calle.

El féretro, expuesto en los últimos tres días en la capilla ardiente en el palacio del Campidoglio, sede municipal de la capital italiana, entró en la iglesia tras haber hecho un último recorrido en un auto escoltado por los Foros Imperiales.

La ceremonia hizo caer algunas lágrimas entre los asistentes, entre ellos su pareja y amigo, Sergio Japino, pero un largo y sentido aplauso rompió la solemnidad del momento, recordando de algún modo la estrella que fue.

"¡Qué gran mujer, artista y persona, ha sido un símbolo que ha cruzado un siglo y un milenio. Quizá solo ahora vemos todo lo que fue, un regalo. Este aplauso es todo para ti", proclamó desde el altar la presentadora Lorena Bianchetti.

El funeral fue vivido como un acontecimiento nacional, reuniendo a autoridades, amigos, colaboradores, bailarines o seguidores, y, de hecho, fue transmitido en directo por el primer canal de la televisión pública, la RAI.

La iglesia de Santa Maria in Ara Coeli, una de las más bellas de la capital, en lo alto de una de sus colinas, se engalanó con flores amarillas, el color preferido de la artista, y sus fotos más icónicas.