La revolución verde y el debate minero: el rol de Antofagasta
Chile ha tenido históricamente una relación bipolar con su minería. En esta relación ha primado la distancia, e incluso a veces derechamente la desconfianza. El potencial transformador de la minería, tan claro como lo ven los análisis internacionales, no parece interesar ni ser percibido de manera similar al interior de nuestro país.
La revolución verde, desatada por el cambio climático y los acuerdos políticos globales para combatirlo, se manifiesta especialmente en los quiebres tecnológicos que encarnan la movilidad eléctrica y la producción de energías renovables a partir del sol y del viento.
Sin embargo, para alcanzar las metas de descarbonización fijadas globalmente son necesarias mas escala y velocidad en la transformación. Esto ya no depende más de los adelantos tecnológicos, que ya existen en esencia, sino de asuntos mas pedestres: donde producir la energía limpia, infraestructura para transmitirla y distribuirla, y materiales para alimentar este quiebre revolucionario. Estos son los nuevos "cuellos de botella" de dicha revolución.
Está claro que distintos países están tomando posiciones en la nueva economía verde y es evidente que quienes sean capaces de poner el cobre y el litio necesarios sobre la mesa de la urgente descarbonización mundial, tienen una oportunidad única y, probablemente, mucho mas grande que la que provocó el explosivo desarrollo de China en décadas recientes.
En este contexto, es necesario preguntarse el rol que tendrá nuestro país, y en particular Antofagasta, en la revolución global verde. Aparte de minerales, esta región tiene recursos de sol y viento excepcionales, espacio para ubicar infraestructura y convertirlos en energía aprovechable, sea eléctrica o como hidrógeno, e incluso como agua.
¿Que nos hace falta para aprovechar esta oportunidad? Chile ha tenido históricamente una relación bipolar con su minería. En esta relación ha primado la distancia, e incluso a veces derechamente la desconfianza. El potencial transformador de la minería, tan claro como lo ven los análisis internacionales, no parece interesar ni ser percibido de manera similar al interior de nuestro país. Esto determina en gran parte que, en vez de salir al encuentro de una oportunidad histórica, nos hayamos enfrascado en la descalificación, desconfianza y en un juego de suma cero. Y hemos decidido, con todo el derecho (aunque está por verse si con sentido de oportunidad), revisar el marco jurídico y tributario de la actividad, introduciendo variables complejas a las decisiones de inversión mineras, que son de suyo lentas.
Es importante que el territorio productor del 15% del cobre y 29% del litio a nivel mundial, exponga con claridad qué espera de la minería y de su tributación. Pero asimismo, es fundamental que exija resoluciones prontas y resultados razonables, que impulsen el desarrollo minero y no lo perjudiquen como lo haría el proyecto de royalty que aprobó la Cámara de Diputados. Hoy, el debate respecto al desarrollo se encuentra anclado al territorio, y es desde estos niveles donde deben salir la propuestas que promuevan un desarrollo armónico que entienda lo económico, social y ambiental como un todo. Son las regiones las que tienen la respuesta.
Presidente Dinámica Plataforma
Mauro Valdés Raczynski
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