Momias Chinchorro son declaradas patrimonio de la humanidad
UNESCO. Son las más antiguas del mundo. Este tesoro cultural, que fue postulado por primera vez en 1998, es una de las piezas clave de la América precolombina.
Agencias
En el desierto de Atacama, 3.000 años antes de que los egipcios momificaran a sus grandes faraones, la civilización Chinchorro ya llevaba a cabo este ritual, del que se conservan las momias más antiguas del mundo y que desde ayer son Patrimonio de la Humanidad.
Tras más de 20 años de lucha, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) reconoció al fin este tesoro cultural del norte chileno, que se convierte en una de las piezas clave de la arqueología latinoamericana.
Son centenares de momias que datan de hace más de 6.000 años las que se conservan a día de hoy en diferentes estados: algunas rescatadas y trasladadas a museos, otras expuestas en el lugar donde fueron encontradas, y decenas que siguen sepultadas bajo tierra, pese a las advertencias de los arqueólogos.
Las primeras fueron momias naturales, que se generaban por las condiciones extremas del desierto de Atacama, el más árido del mundo, y más adelante la cultura Chinchorro comenzó a intervenir los cuerpos hasta convertirse en hábiles taxidermistas.
Cultura del desierto
Los Chinchorro fueron grupos de pescadores y cazadores recolectores de los que hay registro desde el año 7.000 a.C, que se movían entre lo que hoy corresponde al sur de Perú y principalmente el actual litoral del norte de nuestro país, entre los puertos de Ilo, en el Departamento de Moquegua, y Antofagasta, emplazado en la capital de la región del mismo nombre.
Estos grupos humanos desarrollaron técnicas avanzadas para adaptarse al clima extremo y, en paralelo, idearon ritos funerarios caracterizados por su componente estético, que dan cuenta de la complejidad simbólica y espiritual de esta cultura, explicó Mauricio Uribe, arqueólogo de la Universidad de Chile.
Restos de adultos, bebés e incluso embriones, que fueron momificados para ser expuestos en la superficie y no para ser enterrados (al contrario que la mayoría de momias), son hoy un testimonio único de esta pintoresca cultura.
Los rituales funerarios destacan por su alto grado de sofisticación, agregó el académico, empezando por el desmembramiento del cadáver, la extracción de los órganos, músculos y huesos, y la sustitución de éstos por vegetales, trozos de cuero, madera o pelo a modo de ornamenta.
Empezaron realizando "momias negras" (entre el 5.000 y el 3000 a.C.), reconstruyendo el cuerpo con arcilla gris y fibra y llenando el cráneo con paja o ceniza y, más tarde, simplificaron la técnica y comenzaron a hacer "momias rojas", tratadas con óxido de hierro (que les daba este color).
La tendencia de los chinchorro dentro de la momificación artificial fue reducir la destrucción de los cuerpos e incrementar la decoración, recomponiendo los rostros con máscaras pintadas y decoradas.
Largo recorrido
A principios del siglo XX, fue el arqueólogo alemán Max Uhle quien describió por primera vez esta civilización bajo el nombre de los "aborígenes de Arica", y notificó al mundo sobre la relevancia de sus procesos de momificación.
La investigación no llegó hasta la década de los 80, cuando la Universidad de Tarapacá asumió el liderazgo del rescate y la investigación de la cultura Chinchorro, que llevaba inscrita en la lista indicativa de Chile, la etapa previa a una candidatura oficial a la Lista del Patrimonio Mundial, desde 1998.
En enero de 2020, se envió a la Unesco el expediente con la postulación, que ahora ya forma parte del catastro junto a otros seis enclaves chilenos: el Parque Nacional Rapa Nui; las iglesias de Chiloé; el barrio histórico de Valparaíso; las oficinas salitreras de Humberstone y Santa Laura; el pueblo de Sewell, y el sistema vial andino de Qhapaq Ñan.
El Comité del Patrimonio Mundial, que aplica la Convención sobre la protección del patrimonio mundial cultural y natural de 1972, ha inscrito en la Lista del Patrimonio 1.121 sitios en 167 países.
7 sitios patrimoniales ha reconocido la Unesco en Chile, desde que en 1995 incluyera en su lista el Parque Nacional Rapa Nui.
9.000 años de antigüedad tienen los primeros vestigios de la cultura Chinchorro, que habitó el sur de Perú y el norte de Chile.