Empatía y gratitud
"Nadie se salva o aprende solo. Se necesitan doctores, enfermeras, profesores y asistentes". Manuel Dannemann Correa, Director Educacional, Red Educacional Magister
La situación en la que estamos, en medio de esta pandemia, ha sido latamente analizada desde distintos ámbitos. El COVID 19 ha golpeado duro a la humanidad, generando muerte, pobreza, desempleo, paralización de múltiples actividades, pérdidas materiales. Los encierros y distanciamientos están teniendo efectos en la salud mental, causa de una amplia gama de desajustes emocionales. Por otra parte, se han generado innovaciones tecnológicas, descubrimientos, el más importante de todos la vacuna, en sus diversas variantes y tipos. En este escenario los trabajadores de la salud han debido abordar una tarea ingente, ejemplar, sosteniendo una lucha sin cuartel. Comprensiblemente ha sido la mayor prioridad, condición básica para lograr estabilizar la vida laboral y social, entre otros.
Junto al área de la salud, los profesores, los asistentes de la educación y quienes los lideran, ocupan un lugar de particular importancia. Estratégicamente relevante. En sus manos está la educación de niños y jóvenes, pilar esencial, del que pende el futuro de toda una civilización. Sin educación no hay progreso. Por lo mismo los procesos de aprendizajes, académicos y educativos, no pueden detenerse. Hacerlo pondría en riesgo la cadena formativa completa de generaciones, que luego serán el relevo en los distintos puestos de trabajo, en la toma de decisiones de países enteros. Con el rezago académico y educativo, acumulado a la fecha, se requerirán esfuerzos de varios años para alcanzar la recuperación. Todo esto implica dedicación y compromiso de directivos, educadores, de padres y alumnos.
En las circunstancias actuales, los profesores y asistentes, igual que quienes trabajan en la salud, no están exentos de enfrentar una presión mayor. Por lo mismo el resguardo emocional resulta indispensable. Han debido hacer clases desde la casa, a través de pantallas, con la duplicidad de alumnos presenciales y online, siguiendo y verificando lo aprendido, muchas veces a distancia. Por lo mismo el primer y más importante apoyo que deben tener está en la propia comunidad educativa. Padres y alumnos son claves. Los primeros, bien coordinados y alineados con el colegio, los segundos participando activamente en las clases, respondiendo responsablemente a los programas, trabajos y evaluaciones. En la sala del hospital, en el aula virtual o física, la colaboración de los enfermos, sus familias, los estudiantes y padres, son parte importante para la mejoría corporal, como para alcanzar los conocimientos y las habilidades de los objetivos del currículum. Nadie se salva o aprende solo. Se necesitan doctores, enfermeras, profesores y asistentes. Sobre todo, la empatía hacia ellos, que es finalmente la mejor retribución de gratitud y de colaboración. No lo tienen fácil, su trabajo es esencial. No dejar de tenderles una mano para que puedan curar y enseñar, mucho más. Los necesitamos.