Compañía del Divino Maestro
El afán de este domingo 8 de agosto tenía un valor especial. Mi esposa y yo, alumnos de las primeras generaciones de la Universidad del Norte, recibimos una gentil invitación para que, recordando la Transfiguración del Señor y el Día institucional de la Compañía del Divino Maestro (C.D.M.), participáramos de una Eucaristía vía Zoom, desde la Argentina.
En Antofagasta, esta congregación religiosa fue una piedra miliar para la actual Universidad Católica del Norte. Hermana Elsa Abud Yáñez (R.I.P.), representa la función pedagógica, pero la significación cultural de esas damas ejemplares es multifacética. Algunas, por edad, otras por la pandemia, ya disfrutan a la diestra del Señor. Para ellas un recuerdo fraterno y un agradecimiento casi filial. Por espiritualidad y fe, siguen iluminando nuestros días.
Al contemplar rostros de condiscípulos, maestros y colegas de nuestra Universidad, afloraban emociones, mientras el corazón testimoniaba el paso de los años. En mis recuerdos surgió Hermana María Teresa. Siempre diligente y eficaz, ayudando con absoluta discreción. Pero, nada igualó la enorme felicidad de ver a Hermana María Cecilia Sakowicz. Ella es la depositaria de una parte significativa del acervo espiritual y cultural que la Compañía del Divino Maestro sembró generosamente para que nuestra alma máter se consolidara en el panorama de la educación universitaria nacional. Hermana Cecilia representa el puente de plata entre el ayer y el hoy que permite imaginar el más espléndido futuro para esa universidad que sigue acogiendo a generaciones de nortinos.
La realidad impone sus designios. El 24 de marzo de 1994, Hermana Elsa, con palabras que representan a toda la Compañía del Divino Maestro, reconoció para su Antofagasta y su gente "una inmensa gratitud. En mí hay una deuda de cariño y amor muy grande. Sin embargo, estoy satisfecha por mi labor. Esta fue una constante que, de algún modo, tejió una trama en nuestra vida durante todo este tiempo en el norte. Junto a mi comunidad estuvimos más que incorporadas a la zona, por lo mismo nos sentimos nortinas." ¡Gracias Hermanas de la Compañía del Divino Maestro! Los afanes del día a día siempre mejoran con algo de fe.
"Cada día con sus afanes." Mi madre utilizaba esa frase. Niño la escuché muchas veces. Mis afanes infantiles fueron jugar un momento, ir a la escuela.
Osvaldo Maya