Alto costo del suelo y escasez de proyectos eleva precio de viviendas en capital regional
CIUDAD. Mientras que para comprar una casa se debe pagar en promedio $253 millones, arrendar un departamento generalmente resulta más caro que un dividendo.
Para poder comprar una casa en Antofagasta, se necesitan aproximadamente 8.588 Unidades de Fomento (UF). En pesos chilenos, una persona necesitaría, en promedio, $253.816.534, para un departamento, en tanto, se requeriría la suma de $123.726.201., según datos de Portalinmobiliario.com.
"He cotizado tanto venta como arriendos de casas y departamentos, y los valores son ridículos", dice Dastchkova Córdova. "No podría terminar de pagarlos ni en 50 años".
Los arriendos también son muy altos. Según las cifras de Portalinmobiliario.com, arrendar un departamento estaría costando, en promedio, $546.201, mientras que arrendar una casa se acerca al millón y medio de pesos.
Córdova, periodista de profesión, actualmente trabaja mediante prestación de servicios a honorarios, por lo que asegura que los valores de los inmuebles la detienen para poder vivir sola, por lo que actualmente se mantiene en casa de sus padres. "Lo que podría pagar no necesariamente es un espacio que me pueda gustar o acomodar", dice.
Más altos del país
El analista senior del área de estudios de Portalinmobiliario.com, Claudio Retamal, explica que la Región de Antofagasta "efectivamente se encuentra en la parte alta en cuanto a precios en venta, aunque es en arriendo donde la región toma aún mayor notoriedad". Y agrega que "en el caso de venta, Antofagasta y Calama se encuentran dentro de las 30 comunas con valor por metro cuadrado más alto, de un total de 114 comunas analizadas".
Según datos de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC) de Antofagasta, el precio promedio de departamentos aumentó 2,1% respecto al año pasado, mientras que el promedio de las casas incrementó en un 12,6%, en la capital regional, la que representa el 80% del mercado regional de vivienda.
La presidenta del Comité Inmobiliario de la Cámara, Marcela Torres, explica que en el valor de la vivienda en la ciudad inciden varios factores, como mano de obra o materiales. Sin embargo, agrega, "principalmente incide el valor del suelo, y esto guarda relación con una existencia de cientos de hectáreas subutilizadas o en deterioro ubicadas en el centro o zonas consolidadas de la comuna, encareciendo el valor del suelo en estas zonas que están cercanas a servicios de todo tipo".
Por razones como estas es que Rafaela Carrasco (28) no podría adquirir o arrendar un inmueble. La psicóloga cuenta que ha pensado en vivir sola, por lo que ha cotizado arriendos. Pero, agrega, la detiene "el aumento en las tasas de los créditos hipotecarios, más considerando que este proyecto lo estoy haciendo en solitario".
"Pensar en la opción de arrendar sola sería lo ideal, pero en una ciudad como Antofagasta creo que se me hace imposible", dice Carrasco.
Diana Reyes, de 37 años, lleva cuatro años en Antofagasta, luego de mudarse desde Colombia. Antes de la pandemia, trabajaba en un jardín infantil, donde se encargaba del aseo del establecimiento. Vivía en un apartamento en calle Arturo Prat, cuyo alquiler le costaba $350 mil. "No pude seguir pagando porque vino la pandemia", dice Reyes, quien quedó sin empleo por la crisis.
Por lo anterior, tuvo que ir al campamento Villa Constancia en busca de un lote. Con su finiquito construyó una pieza para ella y su hija. "La vida nos cambió demasiado", dice.
"Ahorita ahí vivimos, pero no tenemos ni agua ni luz. Con la ayuda de Dios toca ir saliendo adelante, haciendo aseos donde me salga para poder darle el sustento a mi hija", cuenta.
Histórico
Para el decano de la Facultad de Economía de la U. Católica del Norte, Fernando Álvarez, esta situación se viene arrastrando desde décadas.
"Históricamente hemos tenido un costo de la vivienda que, en promedio, es más alto que en otras regiones del país. Y claramente eso en los últimos tiempos ha estado marcado por el desarrollo de la región, sobre todo con el tema minero, que ha generado mayor demanda, sobre todo en la época del boom anterior que vivimos en la minería", dice el académico, pero concuerda con el análisis de la representante de la Cámara de la Construcción: "Si uno va más atrás, ya se venía generando altos precios en la vivienda, y está asociado al costo del suelo, porque hay escasez de terreno en el área urbana para construir".
"Claramente hay un déficit habitacional en la ciudad, propiciada por esta menor oferta. Todo se ha hecho más caro, tanto viviendas nuevas como otras alternativas", agrega Álvarez. Y esto, explica, afecta a la población joven, que recién está ingresando al mundo laboral, y que no tienen requisitos para acudir a créditos hipotecarios, "porque le exigen un nivel de renta, no le queda más opción que acceder a arriendos, que hoy en promedio andan tanto o más caros que un dividendo".
La directora de la Área Urbana e Inmobiliaria Social de la Fundación Urbanismo Social, Camila Ramírez, plantea que el aumento en el valor de estos inmuebles ha sido uno de los factores que ha agravado el déficit habitacional, el que asciende a 31 mil viviendas, de acuerdo a datos del Minvu.
"La vivienda cada vez se vuelve más inaccesible para las familias, porque no pueden comprar por los precios elevados", argumenta Ramírez. Por esto, explica, las personas terminan "viviendo en una situación precaria o de irregularidad", buscando soluciones en el borde del cerro.
Para el profesor asistente en la Facultad de Arquitectura de la U. de Chile, Tomás Cox, esta situación aumenta el allegamiento. "Si uno le suma Antofagasta, que tiene una geografía que acota el espacio de crecimiento, y que hace, por ejemplo, desarrollos en La Portada, para muchas familias jóvenes no es opción, porque está alejada del centro. Si las opciones para salir de este precio alto son viviendas muy alejadas, no es opción al final", plantea el académico.
Soluciones
La solución a este conflicto puede tener diferentes fórmulas. Camila Ramírez, de FUS comenta que "Están las 20 medidas que salió del diálogo nacional de Vivienda y Ciudad. También está el proyecto de Déficit Cero, que lidera Techo Chile. Y se busca cómo generar una propuesta estructural para poder avanzar hacia una política pública debido a que la actual está agotada. No logra entregar la cantidad de viviendas que se requieren. Está más enfocada en la demanda y no en la oferta".
Marcela Torres, de la CChC, sostiene que el déficit requiere colaboración entre el ámbito público y privado. "Esperamos de parte de las autoridades la voluntad de trabajar en la modificación del plan regulador que ya tiene larga data. Y si no, proponer nuevas soluciones urbanas", señaló.