Organizaciones sociales activan ayuda para migrantes de terminal de buses
SOLIDARIDAD. Ollas comunes, vecinos del sector y personas anónimas, están llevando alimentos a familias extranjeras. "Es un gesto muy bonito y humanitario de los chilenos", dijo uno de los migrantes.
El flujo migratorio de extranjeros que han ingresado al país por pasos no habilitados vuelve a renovarse cada día en el terminal de buses de Antofagasta, donde según organizaciones sociales al menos 500 se advierten a diario en las inmediaciones del sector.
La mayoría reconoce llegar de madrugada, incluyendo grupos familiares con alta presencia de menores de edad. El recorrido para muchos marca un trazado común: ingresos al país por pasos no habilitados, principalmente Colchane, en la Región de Tarapacá, y destino Santiago.
En las afueras del rodoviario en cada jornada centenares de extranjeros aguardan con paciencia la toma de exámenes de antígenos por parte de personal de la aduana sanitaria. Un requisito para continuar sus trayectos en dirección al sur.
En el lugar, entre el frío de las madrugadas y mañanas invernales de la capital regional, organizaciones sociales, vecinos del sector y voluntarios anónimos han acudido al recinto para brindar algún tipo de asistencia a los extranjeros. "Nos han ayudado más que todo con los niños. Nos han traído colaciones, compotas, toallitas húmedas. Es un gesto muy bonito y humanitario de los chilenos, porque uno viene de otra cultura y no sabe cómo nos van a recibir", afirma el venezolano José Fuentes (24), quien dice haber ingresado al país por un paso no habilitado entre Pisiga, en Bolivia, y Colchane.
"Estaba la zona muy militarizada, fue difícil pasarla, pero lo logramos" agrega Fuentes, quien junto a su esposa evidencian la fatiga de 30 días de marcha tras salir de Venezuela.
"Salió negativo (el PCR). Ahora puedo comprar los pasajes y seguir el viaje", dice en un sector próximo un extranjero con una hoja tamaño carta, tras recibir el resultado de los exámenes.
Apoyo de ollas comunes
La espera, el frío y el hambre golpean duro en el lugar a quienes marchan con escaso dinero rumbo al sur, comenta el colombiano José Pérez (23), quien viaja junto a dos mujeres de la misma nacionalidad. Situación por la que agradece la ayuda que recibieron durante la mañana del miércoles, consistente en algunas colaciones para el desayuno.
Una labor solidaria que ha sumado el aporte principalmente de organizaciones sociales, como la olla común denominada "Unidos por un Mundo Mejor", a cargo de Jonathan Morales (33).
Este último reconoce que resulta complejo hacerlo cada día por la limitación de recursos con los que cuenta y considerando que caja jornada unos 500 migrantes llegan al recinto. "En mi olla común cocino de lunes a viernes para 100 personas todos los días y hago rutas de calle dos veces por semana. En total preparo unas 600 raciones semanales. En el caso de los migrantes hemos estado apoyando ocasionalmente, porque igual es complicado tener tanta cantidad de colaciones para ir siempre, porque son muchas las personas ahí que necesitan apoyo. Van distintas ollas comunes, que son pequeñas y no dan abasto", afirma Morales, quien dice que su olla común funciona solo con autogestión y donaciones.
"El domingo, por ejemplo, llevé lentejas y tecito, 500 raciones porque me dijeron que había esa cantidad de personas y efectivamente las hay. Cada día llegan más (migrantes), otros se van y al otro día llegan otros 500 más. Ellos necesitan ayuda, porque hay muchos niños y mujeres. Mañana (hoy) iremos a cocinar junto a la olla común 'La Familia', frente al terminal de buses para los 500 migrantes que están en el lugar", agrega Morales.
El seremi de Salud, Manuel Herrera, ha informado que a quienes no alcanzan a cumplir con el test de antígenos en el terminal de buses se les traslada a una residencia sanitaria para cumplir con el proceso en estos lugares; y que la aglomeración que se observa a diario en el lugar corresponde a extranjeros que siguen llegando durante la madrugada.
Más apoyos
Benigna Zambrano (35), integrante de la asociación Miranda Intercultural que conforman residentes venezolanas en el país, sostiene que de manera permanente otorgan ayuda psicosocial a migrantes, aunque con las limitaciones propias de la organización. "Hace unos días entregamos zapatos a personas en Calama que estaban descalzas. Todos los días las organizaciones migrantes nos accionamos, pese a que no tenemos accesos a las platas públicas y de las agencias internacionales", afirma.
"Aunque sí estamos cansados de que se nos demande una atención que no nos corresponde. Que lo hacemos, sí, porque somos personas migrantes también y sentimos el dolor de nuestros connacionales, pero acá hay un Estado que no se está haciendo cargo y un montón de autoridades políticas y organizaciones supuestamente promigrantes, que yo no sé cómo gastan sus dineros y ejecutan sus proyectos", agrega.
Frente a la precaria condición en que permanecen muchos extranjeros fuera del rodoviario, la Cruz Roja ha impulsado también una campaña humanitaria, según detalla Danilo Gómez (41), coordinador de la entidad en Antofagasta. "Como primera actividad, al enterarnos de todo este flujo en el terminal, entregamos kits de abrigos a las personas: frazadas, gorros, calcetines y pañales. También atención de primeros auxilios; y ahora junto a las demás organizaciones que están participando vamos a implementar un centro de acopio para recolectar útiles de aseo y mascarillas", comenta.
"Si bien están de paso en nuestra ciudad, se encuentran en una situación bastante crítica. Sus condiciones no son muy favorables, sabiendo que el clima en Antofagasta en las noches es bastante helado, y dormir a la intemperie no debe ser fácil, porque vienen familias con niños chicos, personas mayores. Intentamos un poco aliviar la carga que ellos llevan al momento de llegar a nuestra ciudad", agregó Gómez.
"Nos han ayudado más que todo con los niños. Nos han traído colaciones, compotas, toallitas húmedas (...) uno viene de otra cultura y no sabe cómo lo van a recibir".
José Fuentes, migrantes venezolanos