Natalia Gutiérrez Domínguez, es bailarina, docente y coreógrafa antofagastina, madre de una niña de 6 años llamada Alma, quien según señala es su "fuente de inspiración permanente y compañera de vida". Proviene de una familia vinculada a la educación. Inició sus estudios el año 1995, en el Liceo Experimental Artístico de Antofagasta y desde allí se proyecta en el mundo de la danza y las artes escénicas.

Actualmente, es agente de la Red Nacional DanzaSur, donde forma parte de la mesa económica y la comisión de género; integra el colectivo cultural "Hologramas"; se desempeña como Directora de las Compañías de danza Balmaceda Arte Joven Antofagasta y Alma en Movimiento, inspirada a partir del nombre de su hija, donde ha creado diversas obras tales como "Soy la piel que fui", "8 PM", "En mis zapatos", "Un té y 100 recuerdos que saben a mar", entre otras.

Sus creaciones se caracterizan por realizar investigaciones teóricas y corporales, que abordan principalmente temáticas sociales y material biográfico de sus intérpretes, presentándolas a nivel nacional y los últimos años exponiendo sus creaciones en Festivales organizados por la Asociación Anaqueronte, Perú.

¿Qué proyectos estás desarrollando actualmente?

-Por una parte, estoy dirigiendo la compañía de danza Balmaceda Arte Joven Antofagasta donde estamos en una convocatoria y vamos a seguir trabajando en una obra que se llama "Lloran raíces", para terminar en un montaje final que estrenaremos a fin de año con el nuevo elenco.

Además, sigo con mi compañía "Alma en movimiento", y ahora estamos desarrollando una obra que habla sobre la cultura andina y está enfocada, principalmente, en nuestras ancestras, nuestras abuelas.

¿Cómo fueron tus inicios como en la danza?

-Mis inicios en la danza fueron desde muy pequeña. Yo estudié en el Liceo Experimental Artístico, desde kínder a cuarto medio. Ahí me empapé de todo el arte. Siempre estuvo presente la música, el teatro, la danza.

¿Cuál es el espacio de la región que más te gusta?

-El mar. Mi lugar favorito es ir a una playa, especialmente El Trocadero. También amo mucho estar entre cerros y mar. Me gusta el desierto y lo místico que es, la belleza de sus colores, la puesta de sol, el cielo.

¿Qué te apasiona de tu profesión u oficio?

Me muevo desde la emoción y me empapo de las emociones del resto. Me encanta indagar el mundo interno de las personas, me encanta saber qué las mueve, cuáles son sus dolores. Me mueve hablar desde lo corporal y leer a otro desde que se para frente a mí desnudando todo su interior. Amo crear, enseñar y escuchar las opiniones de mis alumnos.

¿Cuál es la principal enseñanza que te dejaron tus padres?

-Fue aprender a ser madre. Ellos con el ejemplo más bello para poder criar a mi hija y lo que espero ser con ella.

¿Dónde naciste y qué recuerdos tienes de tu niñez?

-Nací en Santiago pero a los 3 años me trajeron para Antofagasta por lo que todos mis recueros de niñez fueron acá. Estos recuerdos siempre van a acompañados junto a mi hermano y mis amigas del colegio. Con ellas jugábamos a imitar a cantantes, nos tirábamos aguas con los rociadores como si estuviese lloviendo e imaginando que estábamos en un programa de televisión. Jugábamos a las entrevistas, teníamos una sección e baile, grabábamos canciones a las que le cambiábamos la letra.

¿Quiénes han sido tu inspiración en la vida, a quiénes admiras?

-Admiro a muchas personas. Siento que es muy bello ver lo positivo de otras personas y poder valorarlo. Creo que te hace creer. Por ejemplo, admiro a mi papá y su vocación de enseñar. Con la pandemia estuvimos en momentos muy críticos y él feliz pescaba su computador para dar su clase, siempre con una sonrisa en la cara.