"En el tema de tratamiento de agua nos hemos quedado corto. No hemos tenido visión de eso"
Francisco Remonsellez, Ingeniero en Biotecnología, PhD Ciencias Biológicas Universidad de Chile, y profesor asociado de la Universidad Católica del Norte, comenta que una de las formas para gestionar mejor un recurso tan importante como el agua, es potenciar el tratamiento del agua ya utilizada por la comunidad y regresarla al sistema para, por ejemplo, el regadío o la agricultura.
Lo anterior, en un momento donde la crisis hídrica dejó de ser una alarma y se comenzó a presenciar, es una de las principales propuestas que el académico propone para enfrentar la situación actual.
Durante la semana pasada, participó del IV Conversatorio del Foro de la Economía del Agua, donde varios expertos nacionales e internacionales entregaron su mirada respecto a la gestión del agua en tiempos de sequía. Y en un lugar donde la sequía es natural, Remonsellez fue una de las voces principales en la cita.
Se ha hablado mucho sobre la escasez hídrica en la zona centro y sur del país, ¿pero cuál es la situación particular de nuestra región?
-Nuestra región, de manera natural, histórica, ha sido una zona de escasez hídrica. Estamos en una zona hiper-árida. Hay pocas lluvias, y las pocas que hay son en el altiplano, en el invierno boliviano. Y ha habido un efecto importante de regulación de las lluvias por el efecto del cambio climático. De manera global, el mayor consumo de agua en la zona la utiliza las empresas mineras, principalmente. Esa es nuestra realidad, que la demanda de agua es mucho mayor que la oferta en la región. Y así con todo nos la hemos arreglado para poder vivir igual.
¿Cómo hemos podido sortear esta aridez?
-Primero hay que entender que Antofagasta sí tiene algunas fuentes de agua, que algunas han sido intervenidas por otorgar derechos de agua a empresas principalmente. Pero igual las ciudades han tenido disponibilidad de agua, inicialmente de mala calidad, porque naturalmente venían cargadas con metales como el arsénico. En un contexto más moderno, han existido algunos tratamientos para sacar los metales, y que esa agua potable que llega no tenga contaminación. Y otra cosa que ha surgido bien interesante a nivel local, es la instalación de plantas desaladoras, para otorgar agua potable de consumo humano principalmente. Y ahí tenemos ejemplos bien interesantes: Las plantas de Antofagasta, Tocopilla, Mejillones. De alguna forma, a lo mejor de manera forzada, la ciudad y la región ha tenido que adaptarse a tecnologías para tener un recurso imprescindible para la vida.
Respecto a eso, ¿qué avances tecnológicos y métodos hay para gestionar el agua en zona áridas como esta?
-Generalmente, si uno ve los trabajos internacionales y lo que han hecho países más desarrollados, van por dos líneas. Una son las nuevas fuentes de agua, una línea básica; y otra es el tratamiento y recuperación del agua que ya está en un sistema. En una hemos avanzado bien, y en la otra estamos muy al debe. En la que hemos avanzado bien es en el proceso de uso de fuentes de aguas nuevas, que es el uso de agua del mar, por un proceso de desalinización para generar agua potable. Pero en el tema de tratamiento de agua nos hemos quedado corto. No hemos tenido visión de eso, y toda el agua que se consume en la ciudad y llega a una planta de tratamiento, se va al mar. En los países donde se ha aplicado tecnologías para enfrentar este tipo de problemáticas, lo primero que empiezan a hacer es reutilizar esa agua y no perderla. Volverla de alguna manera al sistema. Existen muchas tecnologías para, por ejemplo, tratar las aguas residuales y reutilizarla en algunos procesos. No como agua potable, pero se puede utilizar para regadío, en agricultura y en varias otras áreas.
En el conversatorio también mencionó el ejemplo de Israel sobre este tema, ¿qué podemos aprender de las gestiones de este país para mitigar la escasez hídrica?
-Israel tomó una decisión política, social y económica. Eso es importante de destacar. Ellos decidieron armar un plan como país para resolver esto. Las tres cosas principales que hicieron fue restringir el uso del agua; no usar el agua potable cualquier cosa, como regar jardines o canchas de fútbol; y mejoraron los procesos en agricultura. Nosotros no somos tan fuertes en la agricultura en el norte, pero en el sur, la zona que está actualmente en proceso de sequía, generalmente se dedica a eso. Y empezaron a utilizar tecnologías, recuperación de aguas y no perderla en esos procesos. El Estado hizo una inversión importante. Entonces las grandes plantas desaladoras que tiene el país las financió el Estado, de alguna forma ayudando a privados. Y el proceso como gestión es bien interesante, porque estas empresas le están devolviendo de a poco el poder de las desaladoras al Estado. Eso en realidad no es tan fácil de hacer en Chile. Acá tenemos procesos de subsidio, y es muy difícil después negociar.
¿Cómo se puede aplicar estas estrategias en zonas como Calama, o al interior como San Pedro de Atacama?
-Es complicado en las localidades más al interior. Nosotros hemos tenido algunas experiencias. Puedo contar que, por ejemplo, San Pedro de Atacama tiene una planta desaladora de agua. Su agua potable, que antes se pensaba que era de mala calidad, es muy buena, porque tienen agua de pozo. La desalinización, en este caso, no solamente se puede utilizar en agua de mar. Ahora, las comunas más al interior son complicadas, porque desde San Pedro deben llevar camiones aljibe. Calama, por ahora, se las ha aguantado bien, pero si tuvieran agua alternativa, por ejemplo, algunas fuentes de agua que tienen mucha sal, también podrían aplicar alguna tecnología de desalinización para ofrecer a la comunidad.
¿De qué forma se puede invitar a las mineras y grandes empresas que hay en la zona para gestionar un trabajo para proteger el agua?
-A nivel tecnológico, en que las empresas ya empiecen a ser más eficiente en el uso del recurso. Algunas ya lo están haciendo (…). He visto en varios casos que algunas empresas que están instalando plantas desaladoras, un porcentaje de esa agua que va a la minería, en su transcurso de bombeo entrega agua a ciertas comunidades. Ahí hay compromiso con la comunidad.
¿Se puede ayudar a gestionar mejor los recursos hídricos desde el hogar?
-Fíjate que en el centro que dirijo tenemos harta experiencia con la comunidad, con colegios, profesores, estudiantes, y la gente está bien concientizada en el norte de lo difícil que es obtener el agua. Si tú vas a una comuna rural en las comunidades chicas de la costa, tienen claro lo importante de cuidar el agua y cuidar el recurso. Creo que la parte social de conocimiento está clara.
Y agrega: "El tema siempre va en la familia y los niños. Generalmente a los niños les gusta estos temas, se incentivan, les gusta participar en talleres, y después le traspasan la información a la familia y se concientizan por ellos. Sin educación y sin traspaso de conocimiento, es difícil avanzar".
"Existen muchas tecnologías para, por ejemplo, tratar las aguas residuales y reutilizarla en algunos procesos. No como agua potable, pero se puede utilizar para regadío".