Fundación busca integrar a través del buceo a jóvenes con discapacidades
SOCIAL. Instructor antofagastino creó organización para potenciar la inclusión socio-laboral.
"Nuestra idea, además de ser inclusivos en un 100%, es lograr que estos niños, eventualmente en el futuro, puedan tener una fuente de trabajo que les permita autosustentarse y en una profesión que sea bien mirada", así resume Eduardo Arancibia, presidente de la Fundación "El Maravilloso Mundo del Silencio", los propósitos que persigue la organización que capacita a personas con capacidades diferentes, para que sean instructores de buceo.
Un trabajo que, en sus inicios, según relata Arancibia, buscaba potenciar la integración solo en aquellas personas con un grado de discapacidad leve en sus funciones motoras, pero que hoy se ha diversificado e integra incluso a adultos de la tercera edad que buscan recuperar algunas funciones físicas.
"Queremos hablar de inclusión verdadera. Que las personas tengan los mismos accesos. Que los edificios y cualquier instalación tengan accesibilidad universal para que a cualquier persona con un grado de discapacidad, no se le haga más difícil su diario vivir. Trabajamos con grupos de jóvenes de diversos orígenes. Del Hogar Don Orione, de Aldeas SOS y también con personas en situación de calle porque hemos visto que realmente necesitan una mano. Hemos conocido gente de la tercera edad, con muchas discapacidades, sean motoras o cognitivas y que además están en situación de abandono, o sea, no puede haber gente más vulnerada que ellos", señala Arancibia.
Rec
El instructor detalló que el proyecto, que es financiado únicamente por sus colaboradores, trabaja bajo el concepto REC (recreación, educación y capacitación) y que se divide en tres etapas, donde el usuario, de acuerdo a su nivel de discapacidad, podrá ir avanzando hasta llegar a convertirse en instructor certificado. Todo esto mediante un innovador modelo que es pionero en Chile y Antofagasta.
"Cuando llega un niño, le hacemos una evaluación, tipo diagnóstico de algunas de sus capacidades. Los vamos midiendo durante su desarrollo. Si el niño puede pasar de recreación a educación, es un paso importante. Y así sucesivamente hasta llegar a capacitación, donde los transformamos en los primeros instructores de buceo adaptado en el mundo, algo que todavía no existe. Queremos lograr que estas personas puedan tener una fuente laboral estable a futuro. Incluso estamos pensando integrar personas sordas, ya que ellos también son perfectamente capaces de instruir", sostuvo.
Arancibia agregó que pese a que, en algún momento, trabajaron bajo el alero de la CMDS, hoy se encuentran en fase de postulación de un proyecto del Ministerio de Desarrollo Social, el cual les permitirá expandirse a otras comunas de la región. "Queremos formar otros cuatro centros para que más niños y jóvenes puedan integrarse y prepararse mejor para el futuro", dijo.
Experiencias
Jacqueline Morales, es oriunda de Argentina, pero con más de 20 años de residencia en Antofagasta. Conoce de cerca la realidad que viven las personas con discapacidad, ya que su hijo Andrés (13 años) tiene Síndrome de Down. Para ella, el trabajo que realizan en el centro, es por lejos una de las mejores iniciativas locales.
"Esto ha sido una experiencia fantástica, yo no sabía que estaba esta fundación en la ciudad. Mi hijo va a una escuela especial, y una mamá del establecimiento me preguntó un día si mi hijo sabía nadar, le dije que no y me dio la dirección de la fundación. El 26 de agosto, para su cumpleaños, lo inscribí. Desde su primera clase, le fascinó", relató.
"Me llamó la atención el profesionalismo y el cariño con el que tratan a mi hijo", agrega Fernanda. "Vi a mi hijo muy feliz en el agua. Me encanta el hecho de que apunten a proyectarlos profesionalmente. Como padres sabemos que hay dificultades respecto al tema laboral, pero si ellos aprenden algo que les gusta, y que además les puede servir para sustentarse más adelante, ¡qué mejor!", comenta.
Una experiencia similar relata Jennifer Aguilar (32), quien con su hijo Ian (10).
" Mi hijo tiene TEA, pero es leve. Le encanta el agua, así que lo metí a clases de buceo y le encanta. Cuando me contaron de esta fundación, no la pensé más. La verdad es que le ha servido mucho no solo por la parte física sino incluso para socializar, ya que, gracias a la pandemia, estuvo harto tiempo encerrado" ,señaló.
"Queremos lograr que estas personas puedan tener una fuente laboral estable a futuro. Incluso estamos pensando integrar personas sordas".
Eduardo Arancibia, Fundación "El Maravilloso, Mundo del Silencio