Preocupación por la salud mental
La pandemia no sólo ha golpeado por sus contagios, también ha tenido serias repercusiones de carácter psicológico que necesitan de una atención especializada. No podemos imaginarnos un Chile en la pospandemia sin su gente sana en todos los aspectos, porque eso complicaría la reactivación del país.
Uno de los efectos de la pandemia, que empieza a estudiarse con mayor detención, es el deterioro de la salud mental entre los chilenos. Ello para determinar el grado de incidencia, porque se sabe que los largos confinamientos, el teletrabajo y las pérdidas de cercanos son claras afecciones que repercuten en la calidad de vida de las personas y terminan convirtiéndose en una enfermedad.
Uno de los indicadores irrefutables es el aumento de las licencias médicas por este tipo de motivos y que registraron un aumento de 29 por ciento en la Región entre el 2020 y 2021. Un crecimiento explosivo que denota que el coronavirus no solo golpea con males respiratorios, sino que también de otro tipo y con la misma complejidad.
Conocer las implicancias servirá para un buen diagnóstico general, pero es necesario que los casos presentados vayan tratándose con dedicación y entregando facilidades para que los sistemas públicos den abasto a la creciente demanda.
La salud primaria y las especialidades hospitalarias tienen que reforzarse y en ello las autoridades de Salud tienen que buscar los recursos para que no se forme un "cuello de botella" y la posibilidad de acceder a una atención se demore a puntos que cuando llegue sea demasiado tarde.
Mejorar la salud mental de la población es una prioridad. No podemos imaginarnos un Chile en la pospandemia sin su gente sana en todos los aspectos, porque eso complicaría la anhelada reactivación del país.
Los problemas mentales suelen verse como menores y muchas veces los mismos pacientes retrasan la consulta con especialistas y los tratamientos tardan en surtir efectos positivos por la inncesaria espera.
Nuestro país ha demostrado ser resiliente ante muchas dificultades y se ha reaccionado bien frente a una enfermedad que desestabilizó las habituales formas de relacionarnos y hoy que la vacunación ha permitido retomar muchas de las tareas habituales es necesario detenerse a analizar cómo está la salud de las personas en la parte psicológica.
Es una tarea que no se puede postergar por el bien de una sociedad que quiere retomar una normalidad lo antes posible, pero primero se debe contar con que estén las condiciones individuales y colectivas para hacerlo.