Fiscalización en el municipio
La historia de la Municipalidad de Antofagasta demuestra que la fiscalización es más que necesaria, pero la forma en cómo se hace, también es importante. Está muy bien que se comunique a la ciudadanía. Pero en el caso de acusaciones, esto debe ser después de recopilar todos los antecedentes. Sino pareciera que solo se trata de un golpe de efecto para la aprobación popular
En 2013 este medio de comunicación publicó que un grupo de 32 funcionarios municipales había cobrado en marzo de ese año en promedio 251 horas extra cada uno. Una jefatura incluso cobró 284 horas extraordinarias, por las que recibió $1.670.000. El argumento que daban es que trabajaban en el Departamento de Tránsito y por lo mismo, marzo era un mes en que debían laborar más de la cuenta. Pero los números no daban, ya que 251 horas extra equivale a más de 10 días seguidos sin dormir. O era explotación laboral o una irregularidad.
Era el primer año de la administración de Karen Rojo Venegas y aunque en un primer momento ésta había dicho que confiaba en sus funcionarios, por lo que no investigaría el tema, con los días debió ceder a la presión de los datos y comprometió un sumario interno. Por su parte, varios concejales lejos de su rol fiscalizador, apoyaron a los funcionarios e incluso respaldaron el anuncio de un dirigente gremial que amenazó a este medio con una demanda (que nunca se concretó).
Más allá de la anécdota, lo ocurrido puede servir para analizar lo que está ocurriendo actualmente en el municipio, con un alcalde que se muestra en un rol mucho más fiscalizador que los anteriores, pero que a la vez tiene formas poco ortodoxas de comunicar sus acciones, principalmente por redes sociales y en el mismo momento, sin haber recopilado todos los antecedentes. Esto último es un serio problema, porque siempre debe primar el principio de inocencia.
Lo ideal es que el espíritu fiscalizador del alcalde se mantenga e incluso se contagie a los concejales, ya que además es uno de sus deberes y varios lo cumplieron bien durante la administración de Karen Rojo. Y también está muy bien que se comunique a la ciudadanía. Pero en el caso de acusaciones, esto debe ser después de recopilar todos los antecedentes. Sino pareciera que solo se trata de un golpe de efecto para la aprobación popular, sin un fondo.
Por su parte, los concejales deben asumir un rol fiscalizador tanto hacia la administración como a los funcionarios, más allá de su visión ideológica. Es su deber cuidar los recursos públicos y no caer en defensas corporativas tal como ocurrió en el caso de las horas extra del 2013.